Ser pastor es una de las cosas más difíciles que hay y que conllevan una gran responsabilidad ante Dios, por que las personas que asisten a una iglesia son del Señor, hoy te diremos como ser pastor de una iglesia cristiana y no morir en el intento.

como ser pastor de una iglesia cristiana

Te invito a que puedas también entrar en este enlace de que es un pastor de iglesia para que amplíes la información.

Aunque parezca fácil pastorear una iglesia, así sea poco miembros no es una tarea fácil que se pueda llevar a cabo.

Es por eso que debes poner especial cuidado en comprender que debes estar completamente seguro de que esa es tu vocación

y de que Dios te está escogiendo para eso, son dos cosas que no debes olvidar tu deseo y lo que Dios quiere.

Ambas cosas deben coincidir perfectamente, por lo demás Dios al que llama capacita, dice la Palabra.

Reflexiona sobre como ser pastor de una iglesia cristiana

El que quiera ejercer el ministerio pastoral debe tener un carácter muy especial, no todos están aptos para este llamado,

aunque muchos lo anhelan por las razones equivocada y aún mucho lo ejercen, sin tener la verdadera vocación y sin

tan siquiera cumplir con lo que dice la escritura en 1 de Timoteo 3 desde el primer versículo en adelante.

En este verso bíblico que te colocaremos completo al final del artículo, emite una serie de cualidades que debe tener el que

anhela tener un ministerio como este y muchas de estas cosas no las cumplen las mayoría de los pastores.

Es por eso que para evitar tener problemas con el dueño de las ovejas o fieles, te recomendamos que leas muy bien.

¿Quién te elije?

Una cosa que debemos entender es que es Dios quien nos escoge y decide en qué le vamos a servir.

Sólo Él que fue quien nos creó sabe en que somo buenos y el desarrolla nuestros talentos

El llamado sobrehumano al ministerio pastoral

Un llamado divino al ministerio es una exigencia para desempeñar con el servicio cristiano.

Es racional aguardar que Dios, un soberano, seleccionara sus propios servidores y los delegara como sus mensajeros.

En el Antiguo Testamento advertimos que Dios convocó a los profetas.

Por eso, poseemos la razón para aguardar que en la gracia actual él hiciera lo mismo.

Ninguno tenía derecho a entrometerse en el trabajo de profeta.

Dios dijo en Deuteronomio 18:20:

«El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra en mi nombre, a quien yo no he mandado hablar, o que hablase en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.»

Asimismo en Jeremías 23:30 expresa:

 «Yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que hurtan mis palabras.»

Y si vemos también Jeremías 1:4-10. La confirmación de esto se ve al considerar lo siguiente;

1.- Los pastores en el Nuevo Testamento son designados como los escogidos de Dios.

Es indiscutible en cuanto a los apóstoles y los setenta pero se observa en relación al ministerio generalizado.

Los ancianos de Éfeso sirvieron emplazados por el Espíritu Santo En Hechos 20:28

Arquipo aceptó su ministerio del Señor. En Col. 4:17

Pablo y Bernabé sirvieron convocados por el Espíritu Santo. (Hechos 13:2)

2.- Un ministerio es una dádiva de Dios, ha entregado a la iglesia.

«El mismo constituyó a unos apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio para la edificación del cuerpo de Cristo.» Efesios 4:11-12

Las destrezas o dones para este servicio son concedidos por Dios y los hombres están remitidos a su ocupación por Dios mismo en contestación a las plegarias de los santos. Observe Romanos 12:6-7, Lucas 12:1-28

3.- La índole de la obra, como se compromete en los procesos que se usa al designarla, demanda un llamado divino.

Se citan «embajadores de Cristo» que persigue decir que hablan en el nombre de Jesucristo.

Son sus administradores, encomendados de suministrar las Buenas Nuevas a los demás.

Por esa razón más que contundente el ministerio pastoral no es escogido así como los hombres optan un oficio, fundado sobre su

predilección o provecho personal.

Esta es una señal que uno consiente en sumisión a un llamado de Dios.

El estar reflexivo sobre esto es indispensable para considerarse para la obra.

La trascendencia que las Escrituras colocan en la obra del servicio envuelve la diferencia entre el llamamiento al ministerio

y el de optar por un trabajo cualquiera.

Se consigue formular esta diferencia de la siguiente forma.

En referencia al pastor, su labor es una en la cual su consciencia le exige; él determina que es su obligación realizarlo y,

al inverso, se juzgaría culpable.

Respectivamente a aquel que opta por un trabajo, es una cuestión de capacidades, predilección y provecho, él siente que es

instruido para preferir dicho trabajo pero no existe en  él ningún sentido de compromiso o de que sería condenado si no lo

escoge.

Por un lado está el sentido de deber, como Pablo declaró cuando dijo;

«Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!» (I Cor. 9:16)

En cuanto al otro, hay un discernimiento de lo que es justo e inteligente y el asentimiento divino pero él no realizarlo no estaría

en insubordinación en contra de Dios.

Hay dos extremos a los que se debe impedir llegar en relación a la declaración del llamamiento al ministerio.

En extremo están los que cavilan que el llamamiento dispone una predilección por tal ministerio porque algunos que están

sesgados hacia la retórica o provechos particulares sondean la obra del ministerio consagrado sin ser llamados por Dios.

Aprender como ser pastor de una iglesia cristiana no es tarea fácil, veamos lo siguiente.

Existe el otro extremo  que especula que no conviene ingresar al ministerio sin una revelación milagrosa, como una voz que se

escuche desde los cielos yuxtapuesto con una disputa espiritual en busca de orientación divina.

Si no pasan por similares experimentaciones conciben que no estén llamados.

Resulta que existen los que erran y desaprovechan su verdadera misión de la vida.

A ciencia cierta el llamado es divino e igualmente pasa con la salvación.

Muchas veces ninguno de los dos conlleva en sí alguna manifestación sobrenatural e increíble.

El llamado que tengas es simplemente confirmado a través de tu oración ferviente y sincera y por la  experiencia que

tengas por medio del conocimiento de la Palabra de Dios.

Con esto concluimos que descubrir como ser pastor de una iglesia cristiana es algo que tu debes desear con todas tus

fuerzas desde tu corazón y Dios por medio de la oración debe responderte.

No escojas simplemente ser pastor porque es lo que te conviene o porque eres bueno haciendo algo.

Dios siempre capacita a los que llama para trabajar en su obra, eso no debe inquietarte.

Pero es en una comunión estrecha con Dios que aprenderás como ser pastor de una iglesia cristiana.

Sólo Él en tu aposento secreto podrá revelarte lo que quiere que hagas, de todas maneras te dejo aquí los versos donde se

enumeran «los requisitos».

1 Timoteo 3: 1-7

Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.

Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;

no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;

que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad

 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);

no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.

También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en lazo del diablo.

Ahora que sabes como ser pastor de una iglesia cristiana,¿ te animarías a tomar tu llamado?