Creencias del Judaísmo: ¿cuáles son? Dioses, rituales y más

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Las creencias del judaísmo empezaron hace unos 4000 años con el poblado hebreo en el Medio Oriente. Los judíos creen en la Torá, que era la generalidad de las leyes dadas a las israelidades en el Sinaí. Creen que deben perseguir las leyes de Dios que rigen la vida cotidiana. Los libros legales postreros, escritos por rabinos, establecen la ley según se emplea a la vida en cada distinto lugar y período.

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¿Cuáles son?

  • La relación con dios
  • Los judíos creen que existe un solo Dios que no solo fundó el universo, sino con quien cada judío puede poseer una relación característica y personal.
  • Creen que Dios perpetúa trabajando en el mundo, perturbando todo lo que la gente hace.
  • La relación judía con Dios es una correspondencia de pacto. A cambio de las varias buenas labores que Dios ha hecho y perpetúa haciendo para el pueblo judío.
  • Los judíos almacenan las leyes de Dios.
  • Los judíos buscan llevar la integridad a cada semblante de sus vidas.
  • El judaísmo es la fe de una colectividad.
  • Los judíos creen que Dios escogió a los judíos para que coexistieran su pueblo elegido a fin de dar un ejemplo de integridad y conducta ética al mundo.
  • La vida judía es en gran compostura la vida de una comunidad y hay diversas actividades que los judíos deben hacer como asociación.
  • Por ejemplo, el libro de oración judío utiliza “NOSOTROS” y “NUESTRO” en oraciones donde otras religiones utilizarían I y MINE.

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  • Los judíos asimismo se sienten parte de una colectividad global con una relación estrecha entre los judíos de todo el mundo. Profusa de la vida religiosa judía se asienta en las actividades servidoras y familiares.
  • El judaísmo es una fe sencilla.
  • El judaísmo es en gran compostura una fe familiar y las ceremonias empiezan temprano, cuando un niño judío bebé es circuncidado a los ocho días de vida, persiguiendo las ilustraciones que Dios le dio a Abraham hace unos 4.000 años.
  • Varias costumbres religiosas judías giran alrededor del hogar. Un ejemplo es la comida sabática, cuando las familias se articulan para dar la bienvenida al día individual.
  • Alguien que no ha nacido judío consigue convertirse al judaísmo, pero no es fácil lograrlo.
  • Judaísmo representa vivir la fe.
  • Casi todo lo que hace una persona judía puede reconciliarse en un acto de devoción.
  • Un judío religioso pretende llevar la santidad a todo lo que hace, formando como un acto que alaba a Dios y honra todo lo que Dios ha hecho. Para tal alma, toda su vida se convierte en un acto de devoción.

Ser parte de una sociedad que sigue normas y costumbres específicas ayuda a conservar a un grupo de personas juntas, y se nota que los grupos judíos que han asumido más éxito en evitar la reparación son aquellos que acatan las reglas más rigurosamente, a veces llamados judíos ultra-ortodoxos.

El judaísmo es una fe de operación y los judíos creen que las personas deben ser calificadas no tanto por el comprendido intelectual de sus creencias, sino por la manera en que viven su fe, por la forma en que favorecen a la santidad ordinaria del mundo. (Ver artículo: oración a San Marcos de León)

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Dioses y creencias del Judaísmo

Antes de que logremos empezar a hablar acerca de Dios, precisamos hablar acerca de la palabra de Dios. Proverbialmente, se admite a Dios como un ser que trasciende este mundo; no obstante, el lenguaje es de este universo, una construcción humana que manifiesta las vidas, los pensamientos y los antojos de quienes lo utilizan.

Entonces, ¿cómo logramos escribir o decir algo probable acerca de lo Divino? Y si no podemos contender y representar a Dios, ¿cómo consigue la Divinidad ser una noción significativa y una representación en nuestras vidas?

Los pensadores judíos han estado consecuentes de esta singularidad durante siglos, y se han presentado varias soluciones diferentes a este inconveniente. La mayoría de las soluciones son análogas, ya que examinan la necesidad de hablar acerca de Dios, mientras que al mismo tiempo inspeccionan que todas las afirmaciones y delineaciones de Dios son delimitadas, en el mejor de los casos son medias libertades.

Ciertamente, el primer paso para hablar de algo es señalarlo. En la Biblia y en las fuentes judías posteriores, Dios posee cuantiosos nombres. El nombre propio de Dios en la Biblia es Yahvé, un nombre que asimismo se conoce como Tetragrammaton, porque está desarrollado por cuatro consonantes: los similares hebreos de YHVH. Este nombre asimismo se ha transliterado de numerosas maneras fuera de los argumentos judíos como «Jehová» y en otras adaptaciones, pero en el judaísmo proverbialmente no está relacionado.

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Los judíos tradicionales se cohíben de utilizar los nombres bíblicos reales de Dios cuando no están implicados en prontitudes religiosas; durante una plática informal, a Dios habitualmente se le llama Hashem, que es literalmente, “el Nombre”. Al hablar de Dios, seríamos apáticos si no aludiéramos el legado monoteísta del judaísmo. No obstante, mientras que el monoteísmo es una de las enseñanzas más perpetuas del judaísmo, la historia del monoteísmo judío no está dispensa de ambigüedad.

Los estudiosos combaten hasta qué punto la religión bíblica era efectivamente monoteísta. El libro de Éxodo persuade a los israelitas a venerar solo al Dios que los liberó de Egipto, pero nunca se afirma visiblemente que este es el único Dios que existe.

La última noción se ocasiona en el Deuteronomio, que según los trabajadores críticos de la Biblia procede de una fuente escrita mucho después que el libro de Éxodo. Sin embargo, la prohibición contra la superstición y contra la imagen de Dios es una enseñanza esencial de la Biblia.

Si bien es una parquedad discutir y representar a Dios, hacerlo con exagerado celo, para tratar de capturar una escritura física de lo divino, se imagina idolatría. Si debe un judío creer en Dios, ciertamente, el caso es que Dios perpetuamente ha sido esencial para el judaísmo normativo.

Maimónides

El intelectual medieval Maimónides comienza su obra catedrática legal Mishneh Torá con la aserción de que la creencia en Dios es lo primordial de todos los fundamentos. A los judíos se les establece creer en Dios, y este es el decreto del cual depende todo el judaísmo. Por otro lado, hay fuentes habituales, aunque pocas y alejadas, que empequeñecen el papel de Dios en el judaísmo.

Un texto hebraico, Pesikta D’Rav Kehane, descifra el lamento de Dios en el libro de Jeremías, que los judíos «me abandonaron y no guardaron mi Torá», lo que representa: si tan solo me hubieran desamparado y conservado mi Torá.

Esta fuente apoya la aseveración de que el judaísmo requiere acción, practicando con los mandamientos de la Torá, pero no con la creencia. Dicho esto, hay, y perpetuamente ha habido, ateos judíos. Hoy hay mas de 10.000 judíos estadounidenses y 32 sinagogas asociadas al judaísmo humanista secular, un grupo judío no teísta fundado en 1963 por Sherwin Wine. Sin embargo, las principales designaciones judías se sienten dificultosas con la idea de un judaísmo sin Dios.

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Rituales

El rito más significativo, primordial y primero del judaísmo, tanto en métodos de sus orígenes históricos como en una ocasión en la vida, es la circuncisión de todos los bebés hombres a la edad de ocho días.

Este ritual se preparó cuando Dios le dictaminó al primer patriarca judío, Abraham, que se circuncidara a sí mismo, a todos los segmentos masculinos de su familia ya todos sus sucesores como un signo eterno de la Divina Alianza entre Dios y la generación de Abraham, el «pueblo elegido». (Ver artículo:  San Judas Tadeo)

Desde los tiempos bíblicos, el rito de la circuncisión ha sido el rito más fundamental y esencial de entrada en la comunidad judía. Así, por ejemplo, se impidió a los incircuncisos significar en el primer y más significativo sacramento del antiguo judaísmo, el sacrificio del Cordero Pascual en la víspera del traslado de los israelitas de Egipto.

En la tradición hebraica, uno que no está circuncidado está «separado» tanto de la sociedad de Israel en esta vida como de regocijarse de su «porción en el mundo venidero». Se cree que el alma del judío incircunciso fallece con su cuerpo, y no apreciará la resurrección anticipada de los muertos al final de los días que escoltarán a la era mesiánica.

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Aunque la mayoría de las antiguas ordenaciones con respecto a la pureza y limpieza personales permanecieron en suspenso con la destrucción del Templo, dos aspectos trascendentes de las leyes de pureza, procedidos del «código de santidad» en el Libro bíblico de Levítico, han persistido en plena vigencia para esto.

Las leyes dietéticas, o kashrut, que impiden el consumo de cualquiera de las variedades de animales, aves y peces catalogados como no limpios por las Escrituras; y las leyes de la integridad familiar, que demandan que las mujeres que están menstruando impidan el contacto intrínseco con sus esposos hasta una semana luego del final de su período y después de su sumersión en una mikve o baño ritual.

El judaísmo posee muchas costumbres y ritos para llorar la pérdida de un familiar. El entierro se ejecutará lo más rápido posible, inmaterialmente menos de veinticuatro horas después de la defunción.

El cuerpo es higienizado ritualmente por voluntarios de una organización municipal conocida como chevra kadisha, o Sociedad Sagrada, y enterrado es sudarios blancos y, en el caso de los hombres, en el talit, o manto de oración con flecos, con un borde anulado para que no sea competente para el uso ritual.

La ley judía prohíbe rigurosamente el uso de cualquier material que no sea totalmente degradable, como el metal, en la cimentación del ataúd, y los judíos religiosos suelen estar sepultados en una simple caja de pino, sin clavos, bisagras ni ornamentos.

Judíos sefardíes u orientales, descendientes de tierras musulmanas, sepultan a sus muertos en sudarios y evaden el uso de ataúdes. Después del entierro, los familiares contiguos de los fallecidos retornan a sus hogares para observar una semana de luto, conocida como shiva.

Durante esta semana albergan visitantes que aparecen a consolar, alimentar y de otra manera mantener a los espíritus de los afligidos. Así como suministrar un minyan para llevar a cabo las súplicas de tres veces al día en el hogar de Shiva. Se conjetura que los dolientes no deben trabajar o inclusive cocinar por sí mismos durante esta semana.

Tras el final de Shiva, se prolonga con un período de luto menos agudo durante el cual se impide a los afligidos significar en celebraciones públicas, como matrimonios o conciertos musicales. Los hombres tienen indebido afeitarse durante los primeros treinta días de luto, acreditado como sheloshim. La oración recordatoria, conocida como Kadish, se recita en los tres servicios diarios, por los que imploran la pérdida de los padres durante los once meses postreros al funeral. (Ver artículo: cómo enseñar la Palabra de Dios a los niños)

Doctrinas

El judaísmo es más que un sistema erudito indeterminado, aunque han acaecido varios esfuerzos para verlo metódicamente. Afirma la dominación divina revelada en la creación y en la historia, sin insistir precisamente, pero al mismo tiempo no contradecir, la reflexión metafísica sobre lo divino.

Solicita en que lala comunidad ha sido comprobada por lo divino no como una contemplación sino como una persona con quien la colectividad y sus miembros han ingresado en una relación. Es, como lo indica la concepción de Torá, una transmisión de acción humana, acostumbrada en esta confrontación personal.

Conjuntamente, la respuesta de este pueblo en específico a su encuentro con Dios se reflexiona reveladora para toda la humanidad. La comunidad debe pronunciar su lealtad a Dios y al pacto al exponer solidaridad dentro de su vida asociada en todos los niveles, contenidos todos los semblantes del comportamiento humano, desde los más representativos hasta los más privados.

Así, inclusive los judíos. La devoción es una conmemoración comunitaria de las reuniones con Dios en la historia y en el entorno. No obstante, se piensa que la existencia específica del pueblo del pacto no es contradictoria, sino más bien como una prosperidad de la solidaridad humana.

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Este pueblo, junto con toda la caridad, está llamado a instaurar formas políticas, económicas y sociales que testifiquen la soberanía divina. Esta tarea se lleva a cabo con la afirmación de que los humanos no poseerán éxito en estos esfuerzos únicamente por sus propios atrevimientos, sino que estas relaciones humanas averiguadas poseen su origen y su objetivo en Dios, que afirma su actualización.

Dentro de la colectividad, cada judío está citado a realizar el pacto en su intención y procedimiento personales. Al considerar las aseveraciones básicas del judaísmo desde este punto de vista, es mejor consentir formulaciones indígenas en lugar de afirmaciones sistemáticas de otras prácticas para gobernar la presentación.

Como se señaló, el judaísmo empieza con el Pacto entre Dios y Abraham. La generalidad de las doctrinas y principios judaicos se emanan de ese acuerdo y de los primeros libros de la Biblia. Comprobadamente, el judaísmo ha estimado que la creencia en la revelación divina y la aprobación de la Torá oral y escrita es su creencia primordial, pero el judaísmo no posee una autoridad concentrada que dicte el dogma convencido.

Esto dio lugar a diversas formulaciones disparejas en cuanto a los entendimientos teológicos determinados esenciales al Torá, y al Talmud, que es una colección de escritos que componen enseñanzas y comentarios judíos concernidos con las Escrituras judías.

Como consecuencia y a lo largo de los siglos, han aparecido diferentes formulaciones de los principios de fe judíos, y aunque se atrasan con respecto a ciertos detalles, manifiestan una comunidad de ideología central.

De estas enunciaciones, la más generosamente considerada como autorizada son los “13 Principios de Fe de Maimónides”, expuestos en el siglo XII. Estos principios fueron debatidos cuando se plantearon por primera vez, reteniendo críticas. Los trece principios de Maimónides fueron desconocidos por gran parte de la comunidad judía durante los siguientes siglos.

Con el tiempo, dos ratificaciones poéticas de estas nociones, que se titulan «Ani Ma’amin» y » Yigdal», se santificaron en el libro de oraciones judío, y supremamente se hicieron extensas. Los primeros eruditos judíos, reprocharon la lista de Maimónides por aguantar demasiados elementos que, si bien eran efectivos, no eran compendios de la fe, y por lo tanto colocaron a varios judíos en la categoría de «hereje», en lugar de aquellos que eran meramente un error.  (Ver artículo:  con quien se casó Moisés)

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Costumbres

Con respecto a las costumbres judías, hay un gran numero de ellas, las cuales se centran principalmente en sus festividades, valores, y el hogar. Entre las mas importantes podemos destacar:

La adoración y las fuentes básicas del judaísmo:

Esta costumbre se concentra en los servicios del día laborable, el sábado y las festividades judías. Nos podemos familiarizar con las características y fuentes primordiales del judaísmo, es decir, la Biblia hebrea y el Talmud. Entre los objetos de culto más importantes, tenemos el Torá, junto con los Cinco Libros de Moisés, cuya lectura compone la parte más significativa de la liturgia de la sinagoga. Ademas existen otros libros que contienen oraciones y objetos rituales que se utilizan durante los días de semana y en el día de sosiego.

La sinagoga:

Esta tiene mucho que ver con su significado y sus pertenencias. Entre las más importantes están el Arca Santa barroca, en la que se almacenan envueltos los rollos de la Torá. Entre sus accesorios, podemos incluir una cortina y una cenefa, los judimos siempre tienen en cuenta prestar especial atención a la relación emblemática entre la sinagoga y el Templo de Jerusalén.

Fiestas judías:

Entre las principales fiestas judías, también llamadas las fiestas altas tenemos: El Año Nuevo, Día de la Expiación y los Festivales de Peregrinación, que son respectivamente el Pesah, Shavuot, Sukkot, Shemini Atzeret y Simhat Torah. Con respecto a estos temas podemos hallar muchos manuscritos, libros impresos y cortinas de sinagogas raras en particular. Asimismo podemos mencionar otro tipo de festividades como los son los ayunos y ceremonias religiosas más significativas, Hanukkah y Purim. Aquí podemos destacar esencialmente la colección de candelabros de Hanukkah y los rollos de Esther.

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El curso de la vida:

Se le dice curso de la vida a las etapas del: Nacimiento, circuncisión, adultez, boda y divorcio. El inaugural tema es el del nacimiento. Luego tenemos también lo que es la circuncisión y la liberación de los primogénitos. Entre las obras destacadas podemos encontrar un manuscrito inspirado de las reglas de la circuncisión y las bendiciones de 1727 y las carpetas adornadas de la Torá que fueron concedidas en honor a un nacimiento.

Otro hito en la vida que podemos mencionar es la transición a la edad adulta. Aquí celebran una ceremonia exclusiva para estampar su mayoría de edad, un niño se convierte en un bar mitzvah, que se traduce como “hijo de mandamiento” y una niña se reconcilia en un bar mitzvah, que significa también “hija de mandamiento”.

Luego podemos mencionar con los cursos relacionados con el compromiso matrimonial y la boda, aquí podemos destacar que las mismas poseen una serie de exhibiciones, que contienen contratos de bodas alumbrados y platos de peltre que se exhibieron como obsequios a los novios asimilados. Finalmente tenemos el divorcio y la ceremonia de halitzah, que se traduce como “remoción de zapatos”, la carta de divorcio se le llama “get” y el zapato “halitzah”.

El hogar judío:

Un hogar judío se identifica con énfasis por los objetos rituales típicos como la mezuzá y la mizrah. Asimismo las casa también pueden contener vitrinas especiales están consagradas al kashrut y al sacrificio ritual ya las singularidades de la cocina de Pesah. (Ver artículo:  cómo nació la Iglesia)

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Creencias y prácticas del Judaísmo

  • Creo con agraciada fe que el creador, santo sea su nombre, es el creador y destino de todo lo que ha sido creado; solo él ha dispuesto, hace, y hará todas las cosas.
  • Creo con agraciada fe que el creador, bendito sea su nombre, es uno, y que no hay un componente de ninguna forma como la de él, y que él solo es nuestro dios, que fue, es y existirá.
  • Creo con agraciada fe que el creador, santo sea su nombre, no posee cuerpo, y que él está libre de todas las pertenencias de la materia, y que no consigue haber ninguna asimilación física con él, en absoluto.
  • Creo con agraciada fe que el creador, santo sea su nombre, es el originario y el último.
  • Creo con agraciada fe que para el creador, santo sea su nombre, y para él solo, es atento orar, y que no es culto orar a ningún ser que no sea él.

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  • Creo con agraciada fe que todas las palabras de los iluminados son indiscutibles.
  • Creo con fe encantadora que la predicción de moisés, nuestro maestro, la paz sea con él, fue efectiva, y que él fue el jefe de los visionarios, tanto los que lo antecedieron como los que lo persiguieron.
  • Creo con agraciada fe que toda la torá que todavía está en nuestro poder es la misma que se le dio a moisés, nuestro diestro, la paz sea con él.
  • Creo con perfecta fe que esta torá no se venderá, y que jamás habrá ninguna otra torá del creador, santo sea su nombre.
  • Creo con agraciada fe que el creador, santo sea su nombre, conoce todos los hechos de los seres humanos y todas sus ideologías, como está escrito: «él hizo sus corazones, por lo que concibe todo lo que hacen».
  • Creo con agraciada fe que el creador, santo sea su nombre, galardón a quienes guardan sus mandamientos y sanciona a quienes los infringen.
  • Yo creo con agraciada fe en la venida del mesías; y aunque consigue tardar, no obstante, espero todos los días su regreso.
  • Creo con agraciada fe que disfrutará un avivamiento de los muertos en el instante en que consentirá al creador, bendito sea su nombre y su memoria será enaltecida por los siglos de los siglos.

Creencia Judía sobre la muerte

Para los judíos la vida es la unificación del alma y el cuerpo, el yo y su carruaje físico, en una sola entidad. La muerte es la suspensión del cuerpo y el alma en dos entidades apartadas, una ausencia del yo psíquico de lo que una vez fue un coche para ese yo. El yo es el alma, no el organismo.

El cuerpo fallará irremediablemente y el alma es inmortal e inalterable; El alma es eterna e inquebrantable. La ramificación del tiempo físico en el que el alma mora dentro y actúa a través del cuerpo es solo una etapa, aunque una fase muy significativa, de su existencia, una presencia que precede a la vida física y se desarrolla más allá de ella.

El alma de la persona que conocimos y conquistamos como un ser físico en esta tierra perpetúa existiendo luego de su muerte, sigue siendo consecuente de lo que acontece en nuestras vidas y continúa siendo el recipiente de nuestro amor y de las gestiones positivas. Lo creamos en su nombre.

Pero asimismo para el cuerpo, la muerte no es la última etapa. Un principio esencial de la fe judía es la afirmación en techiat ha-meitim, o «resurrección de los muertos», que en el futuro, el alma volverá a ser reformada y revitalizada.

Por lo que el alma de la persona que conocimos y amamos, sigue siendo consecuente de todo lo que acontece en nuestras vidas, y sigue siendo el receptor de nuestro amor y las acciones positivas que formamos en su nombre, ese cuerpo y alma, una vez más juntados como un ser vivo, deberían regocijarse de los frutos de lo que consiguieron juntos en esfuerzos y atribulaciones de nuestra presencia actual. (Ver artículo: como murió Herodes Antipas)

Entonces, mientras que el alma es la representación más enaltecida y más espiritual del ser, al cuerpo asimismo se le debe conceder el máximo respeto y la santidad, como incumbe a la vasija del alma. Esta perspicacia de la muerte subyace en la dirección judío de la muerte y el luto. Todas las leyes, prácticas, creencias y motivos místicos concernidos con la muerte, su precuela y secuela, el procedimiento del difunto, el contacto al duelo y las formas en que se rememora a los difuntos, son inducidos ​​por una serie de derivaciones.

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