Los creyentes del Islam tienen una concepción muy diferente a la que posee Occidente. Para el Islam el hombre es un viajero en el tiempo y para el occidental, es una ficción, el hombre occidental no acepta que su materia es finita. El Islam y la muerte es el tema que se detalla a continuación, lee con atención.

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¿Qué es la muerte?

La muerte, también conocida como deceso, defunción, fallecimiento, óbito, expiración, perecimiento, fenecimiento, cesación, es un efecto terminal, resultado de la extinción del proceso homeostático de un ser vivo, es decir, el fin de la vida en el cuerpo humano. Esta puede ocurrir por diversas causas, naturales o trágicas, vejez, enfermedades, accidentes, asesinatos, etc… (ver artículo: Caracteristicas del Islam)

Relación entre el Islam y la muerte.

Es un hecho predestinado por Allah, Dios del Islam, el cual supone el principio de la vida eterna. El Corán postula que la vida constituye la preparación para la vida eterna después de la muerte terrenal.

Para los islámicos cuando nos vamos de este mundo material nos reencontramos con el Creador, de donde vinimos. “Somos de Dios y a él retornamos”, reza el Corán. El ser humano emprende un viaje a un mundo espiritual, en un plano superior, salimos del mundo material que no fue más que una prueba, un traje, del cual tenemos que rendir cuentas de cómo lo usamos y dejamos, al llegar allá.

Mahoma dice que hay que hacer cosas buenas en este mundo, ser piadoso, compasivo, justo y cumplir con las obligaciones y deberes materiales y espirituales, siempre pensando en el mundo espiritual. El Islam condiciona la salvación, dependiendo de los hechos realizados por el individuo en su vida mundana, o sea, el balance entre el bien y el mal es determinante. (ver artículo: quien fue Mahoma y que doctrina difundio)

En el Islam, Waft (del verbo tawaffá) significa muerte. Pero es más común usar la voz pasiva “ser muerto” o tuwuffiya, en relación al concepto de morir. Sostienen, de esta manera, que Dios es quien pone plazo a la existencia, el hombre sólo es un ser pasivo que está sujeto a la voluntad de Dios.

El Corán afirma: “toda alma probará el sabor de la muerte”. Sin embargo: “a quienes hayan creído y hecho el bien, hemos de alojarles en el Jardín, eternamente” (Qur., 29, 58).

¿Existe el paraíso para los islámicos?

De tal manera que se podría decir que la contrapartida a la muerte como fin de la existencia es el Paraíso o Anna. Este constituye una promesa hecha por Dios al hombre que permanezca fiel a sus preceptos: “…éstos son los allegados a Dios, en los Jardines de la Delicia (…) en lechos entretejidos de oro y piedras preciosas (…) circularán entre ellos jóvenes de eterna juventud con cálices, jarros y una copa de agua viva (…) con fruta que ellos escogerán, con la carne de ave que les apetezca (…) como retribución a sus obras” (Qur. 56, 11-26).

Esta promesa de Dios a los hombres ante la finitud de su existencia, representa un horizonte de esperanza, un paraíso que otorgará a sus vidas un sentido trascendente: “(…) Y no oirán allí ni vaniloquio ni incitación al pecado, sino una palabra: Paz” (Qur. 56, 11-26).

Rituales islámicos de la muerte

Al llegar la muerte, la religión musulmana considera que el alma abandona el cuerpo. Aquellas familias de profunda fe, por lo general se muestran más tranquilas frente a la muerte y la consideran una decisión divina. No aceptan ningún tipo de asistencia médica, que pueda acelerar la muerte de un enfermo o paciente, es decir, no aprueban la eutanasia.

Acostumbran rezar el Corán frente al moribundo o desde algún lugar próximo, con el fin de preparar su alma para el encuentro con Dios. Se debe orientar la cara y el hombro derecho del moribundo en dirección a la Meca, con el cuerpo totalmente cubierto por una sábana o sudario, su cuerpo sólo debe ser manipulado por personas del mismo sexo, como medida de extremo respeto.

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Honras fúnebres

Se hacen las respectivas honras fúnebres y una oración especial: “Sala tul Yanaza”. Al cuerpo se le lava tres veces, ritual conocido como Gusul y se le aplican esencias aromáticas y alcanfor; se cubre con unos mantos, tres en caso de los hombres y cinco en la mujer. Los ojos deben estar cerrados, al igual que la mandíbula, la cual se sujeta con vendas a la cabeza para evitar que se abra, el cuerpo es enderezado y se atan juntos los pies.

Se entierra, sin ataúd, en dirección a La Meca, ciudad sagrada del Islam, preferiblemente el mismo día, como símbolo de manifestar que la muerte no es motivo de tristeza, al contrario, se habla con optimismo de la nueva vida espiritual del difunto. Vale acotar que las personas consideradas mártires no se purifican o lavan como parte del ritual religioso.

Tras pasar 40 días de la muerte se repiten las oraciones por el alma del difunto, se reúnen en casa de la familia y llevan comidas y bebidas, a este acto se le llama Rebeini, que significa algo así como Cuarentena. Durante esos 40 días, los familiares, amigos y vecinos, se reúnen todos los jueves, en homenaje al fallecido, sea hombre o mujer.

Los musulmanes dicen que el día que nace un niño comienza su contador de muerte. La vida es un acto de gran virtud, por lo que aceptan transfusiones de sangre y trasplantes de órganos, como manera de colaborar con el mantenimiento de la misma.

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Lavado del cuerpo

El Gusul o baño lo hace una persona del mismo sexo, con las manos enguantadas. Cubre el cadáver con una tela y le despoja de sus ropas. Le ducha el cuerpo, primero por la derecha y luego por la izquierda, luego lo seca con una toalla limpia, lo peina y lo perfuma.

Para amortajar el cuerpo se toma en cuenta si es hombre o mujer; el hombre se cubre con tres sudarios, ajustados al cuerpo con trozos de tela en forma de hilos, mientras que a la mujer se viste con falda, camisa larga, velo y dos paños. (Ver artículo mezquita azul)

Plegaria

Este ritual funerario se puede realizar en una mezquita, en un salón, o también en la almozala del cementerio, la cual está dedicada a la oración funeraria. El cuerpo se coloca orientado hacia La Meca y el imán, persona que oficia, quien se colocará a un lado del féretro.

Si es hombre se colocará a la altura de la cabeza del difunto y si es mujer, a la altura de la cintura. Los amigos y familiares se colocan detrás del imán en hilera y de pie para iniciar las oraciones: el takbir inicial por la fátiha, takbir segundo por el saludo a Abraham; takbir tercero por la súplica por el muerto y takbir cuarto para quien se quiera. Al finalizar se saluda con un taslim para cerrar el oficio, el cual no es un takbir más.

Entierro

El musulmán considera la tumba como un protector del féretro, ante cualquier agresión externa, el cual será absorbido por la misma tierra. La tierra o suelo es la morada natural de los difuntos, con el que se cumple el ciclo vital del hombre.

En un entierro se retira el cuerpo del ataúd y se deposita en la tumba. Dos personas bajan para acomodar el cuerpo, de manera que la cabeza quede inclinada hacia la derecha, mirando a La Meca.

Sueltan las cintas que atan los sudarios y tapan el cuerpo con piedras o ladrillos, para verter tierra encima y se deja sobresalir un palmo sobre el nivel de la tierra. Está prohibida la manifestación exagerada de duelo, sólo dar pésame para mostrar solidaridad con los familiares del occiso y a manera de consuelo. Los familiares hacen platos culinarios para atender a las personas que los acompañan en su dolor.

Leyenda de Munkar y Nakir

Según la tradición islámica, la noche que el cuerpo muere, llegan dos ángeles llamados Munkar y Nakir, quienes hacen tres preguntas importantes al difunto: 1) ¿Quién es Dios?; 2) ¿Cuál es tu maestro? y 3) ¿Cuál fue tu camino espiritual?.

Todos los caminos son válidos para el islam, sólo debe responder con claridad para poder salvarse. Luego del interrogatorio, se lleva al difunto a un lugar llamado Barzaj, punto medio entre el cielo y la tierra.

Dependiendo del grado de sabiduría y espiritualidad, se ubica en estratos o niveles, los que tienen altos principios espirituales van a los planos superiores avanzados y los que no, que revelan malos actos y comportamientos, van a los planos inferiores.

En el Islam existe el cielo y el infierno, aunque para los sabios musulmanes no hay un “castigo eterno” ya que no hay crimen equivalente a la eternidad. Es decir, así haya sido muy mala una persona igual merece compasión y tendrá oportunidad de regresar al Creador y se convertirá en buena. Mahoma decía: “Puede que el hombre no se canse de pecar, pero Dios no se cansará de perdonarlo”.

La Biblia dice: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto” (Eclesiastés 9:5; Salmo 146:4). O sea, que cuando alguien muere, deja de existir. Los muertos no tienen facultad de pensar, actuar ni sentir.