En los ritos del Taoísmo se halla la noción de llevar mandato y armonía a varias capas del universo. El cosmos en su agregado, el mundo de la naturaleza, el universo o la sociedad humana y el mundo interior de los organismos humanos. Los protocolares taoístas involucran purificación, reflexión y ofertas a las deidades.

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Los datos de los rituales taoístas son frecuentemente muy complicados y técnicos y, consecuentemente, se dejan a los eclesiásticos, con la comunidad jugando una pequeña parte. Los rituales implican al sacerdote y los concurrentes en cantar y tocar instrumentos, especialmente de viento y percusión, y asimismo bailar.

Ritos del Taoísmo

Un ritual taoísta significativo es el chiao o jiao, un acto de renovación espacial, que a su vez está desarrollado por diferentes rituales. Una versión resumida del chiao es un protocolar en el que cada domicilio de una aldea promete una ofrenda a las representaciones locales. En la ceremonia, un sacerdote taoísta consagra las dedicatorias en nombre de las familias, ejecuta un ritual para reponer el orden en el universo y solicita a los dioses que aporten paz y bienestar al pueblo. Entre algunos de los rituales del taoísmo tenemos:

Rituales del templo:

Los rituales del templo se logran utilizar para regular el ch’i y nivelar el flujo de yin y yang tanto para los organismos como para la colectividad en habitual. Otros rituales implican oraciones a diferentes deidades taoístas, reflexiones sobre talismanes, y declamando y cantando súplicas y textos. (ver artículo: Tipos de budismo)

Los que conversan en contra de los rituales consiguen no ser sensatos de que ellos mismos ejercen rituales pequeños y particulares mientras ejecutan sus diligencias diarias. La verdad es que los rituales asumen su lugar general en la psique humana. Logramos decir que es la forma en que los seres humanos poseen rituales. Los rituales son una porción inherente de la experiencia humana, parte del Tao de la caridad.

Disciplina:

Es un tropezón decir que el Tao tiene que ver con la independencia. Libertad y disciplina son dos perfiles de una misma moneda. Se perfeccionan entre sí en interacciones y dinámicas de yin y yang. El Tao se conoce como una totalidad, no solo de un lado.

Es viable practicar la conducta en exceso, que el principio de ponderación nos comunica que está en disconformidad con el Tao. La conducta por sí misma es una cuantía neutral. Constituye el camino intermedio entre atribuirse exigencias improbables en ti mismo y consentirte hacer lo que te concreten tus caprichos. Por lo tanto, la disciplina es plenamente conveniente con el principio de la compostura, y por lo tanto el Tao.

Es una regla ordinaria en el mundo que sus logros totalmente se incumbirán con la medida en que se asigne disciplina, hasta el punto inestimable, pero sin excederlo. Lo mismo es cierto en el cultivo. La disciplina traslada al progreso espiritual, que a su vez traslada a mejoras en todos los semblantes de la vida. Por eso reflexionamos que los rituales son muy significativos, son una forma confiada y demostrada de practicar una autodisciplina invariable. (ver artículo: Budismo y Meditación)

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Meditación:

Un ritual del Tao es una representación de meditación en pensamiento. Esto es desigual a la mediación registrada, donde el cuerpo se conserva lo más inmóvil posible. En el Tao, registramos que todo en el mundo está cambiando continuamente, y aun así es posible conservar la paz mental sin interesar lo que esté aconteciendo a nuestro alrededor. El esbozo del ritual refleja esta cognición. El cuerpo consigue pasar por inclinaciones continuas, pero la mente se instaura, como si el agua fangosa se esclarece paulatinamente. Esto nos consiente acceder a un estado esencial de tranquilidad y luminosidad, un estado que no se ve ostentoso por ninguna condición exterior caótica.

Gratitud:

Los rituales del Tao no son servicios con deidades en las que piden ceremonias, salud, prosperidad o amparo a cambio de ofrendas de buena administración de su parte. Aquellos que cultivan cabalmente gozarán automáticamente de tales mercedes como resultado natural del cultivo. Por lo tanto, en los protocolares no pedimos las cosas buenas de la vida. En cambio, nos enlazamos con un recóndito sentido de estima por todas las cosas buenas que ya han ingresado en nuestras vidas. Cuando formamos eso, el poder de la gratitud nos enaltece a un nivel totalmente nuevo de espiritualismo.

Reflexión:

Los rituales del Tao no son una forma de terapia en la que manifiestas tus pecados y pides perdón. Esto no figura que desconozcamos las cosas malas que disfrutamos hecho. Los rituales son un instante para la admiración profunda cuando recapacitamos sobre el pasado para educarse de él. Los seres celestiales en un ritual tao juegan un papel significativo en este proceso de cavilación.

Simbolizan virtudes que podemos cultivar y nos dan ejemplos a perseguir. Al presentarle acatamiento a cada deidad, también nos formamos preguntas concretas: ¿He actuado con los demás de forma distinguida, como lo haría Guan Gong? ¿He tratado a las personas con la magnificencia del Buda Maitreya? ¿He podido asistir al rescate de alguien, destellando la gran misericordia del Bodhisattva Guan Yin?

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Conciencia:

Asimismo de revisar el pasado, también debemos orientarnos en el presente cuando trabajamos rituales. Al centrarnos, logramos volver a adherir nuestra mente dividida en un todo coherente. Entonces podemos administrar nuestra vigilancia al aquí y ahora. Advertimos no solo lo que está ocurriendo en este mismo instante, sino también la piedad, el poder y la alegría congénitos a él. Cuando estamos totalmente presentes de esta forma, podemos alinearnos con el Tao. (Ver artículo: Mahoma)

Humildad:

Posteriormente, los rituales son una experiencia crucial en la humildad. Todos logramos estar de acuerdo en que ser obediente es una particularidad determinante de un gran cultivador. Frecuentemente hablamos sobre el peligro de la presunción y la necesidad de manipular el ego. Prestamos mucha vigilancia a la virtud de la obediencia y, no obstante, las preguntas siguen siendo: ¿logramos ser humildes? ¿Logran nuestras acciones concordar con nuestras palabras?

Rituales  más importantes

Un ritual logra ser visto como un microcosmo de la vida. Es una diligencia práctica y real del Tao. Simboliza el punto donde el caucho se topa con la carretera. ¿Qué acontece con tu ideal de humildad cuando tienes que ponerlo efectivamente en práctica? Cuando se trata de eso, eres capacitado de rebajarte a ti mismo o tu ego te paralizará hacerlo? ¿Eres capacitado de reconocer no solo tu singularidad, sino asimismo tu insignificancia?.

Los rituales son una experiencia invectiva para todo agricultor de espiritualismo. Aquellos que se reflexionan entendidos del Tao y, no obstante, desfavorecen los rituales, efectivamente no saben mucho sobre el Tao. Están consignados a fallar esta prueba sátira. El calendario de festivales taoístas simboliza una amalgama de diferentes fuentes, y se altera según la secta, la región y el santuario.

Los festivales más significativos duran días, desde dos o tres hasta siete o más. Una asistencia de dos días puede implicar quince ritos diferentes adecuados a textos distintos, cada rito que dura de una a algunas horas. Típicamente, cada uno de estos ritos constituye de estas etapas: purgación, invocación de las omnipotencias, oraciones, consagración y ofrecimientos, himnos, danzas y deambulaciones.

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Hay dos características primordiales de rituales: los ritos funerarios o ritos reiterados en nombre de los ancestros, que son ejecutados solo por ciertas sectas, a veces en agregado con sacerdotes budistas; y los ritos en nombre de las colectividades locales. Ambos tipos contienen ritos para colocar el espacio ritual, ritos de ayuno, ritos de relación u ofrecimiento y ritos para esparcir el área ritual. (Ver artículo: Creencias del budismo)

Los rituales en nombre de la colectividad pueden implicar decenas o inclusive cientos de aldeas, y acontecen cada tres, cinco o doce años. Pueden ser excepcionalmente caros, y son pagados por las ofrendas de los hogares y los dirigentes de la comunidad. Aparte de los ritos en sí, también habrá obras de teatro, peregrinaciones, desfiles militares y comidas corporativas. En cuanto a la ejecución de los rituales en sí, no se pueden perpetrar errores; Ningún paso o pronunciación debe fallar. Los principiantes de taoshi  valen como músicos; los aprendices más prosperados asisten prendiendo incienso y declamando ciertos pasajes.

El corazón del ritual lo producen a cabo cinco Taoshi: un Gran Maestro y sus cuatro espectadores. Uno de estos espectadores dirige las intrincadas y complicadas procesiones y danzas, y es garante de conocer toda la sucesión de ritos que conceden el ritual consumado. Otro dispone de antemano todas las líneas con la burocracia divina que se maneja durante el curso del ritual cumplido y recita todas las peticiones y consagraciones, los textos de purgación, prominencia y confesión.

Durante gran porción de las actividades, el Gran Maestro se está arreglando para su papel, murmurando sigilosamente fórmulas ocultas y haciendo mudras  con las manos adentro de las mangas. Ocasionalmente, toma el quemador de incienso y lo mantiene mientras inhala y exhala, mirando en desemejantes direcciones, o quema emblemas talismanes o documentos preliminares. Primariamente, ejecuta internamente las acciones enunciadas por los textos que está pronunciando su ayudante. (Ver artículo: Budismo en Japón)

En cierto instante, se levanta y ejecuta la danza de las estrellas, el paso de Yu o Taiyi. Luego cae extenuado, en situación fetal con los brazos y las piernas debajo de su cuerpo, cara a cara, mientras viaja interiormente a la Asamblea Celestial, lugar de los Dignos Celestiales, escoltado por cortejos divinos, todo definido en la recitación que conduce estos actos.