Muchos budistas, como los del mahayana y del vajrayana, aceptan la existencia de seres en reinos superiores o deidades, algo contradictorio si se asume que el budismo rechaza la existencia de una deidad creadora. Esos dioses del budismo, son descritos en este texto, a continuación. (Ver artículo: Budismo Zen)
¿Cuáles son los dioses del budismo?
Estos son seres humanos que sufren, al igual que los seres humanos, el ciclo de reencarnaciones, por lo que no son más sabios que cualquier humano.
Son conocidos como “devas” y son considerados de gran importancia primordial en el sendero, pero ciertas ramas del budismo han expresado de manera filosófica, que Buda es una representación eterna de iluminación y símbolo omnipresente del Universo, incluso maestro de esos dioses y superior a ellos.
Esta contradicción surge del hecho de que Buda, pudo ver un universo sin principio ni fin, cuando alcanzó el nirvana bajo el árbol bodhi, sin necesidad de tener una deidad creadora. Es decir, Buda pudo ir más allá que los dioses del panteón hindú o hinduista.
Hay una leyenda que reseña que Buda, luego de alcanzar el nirvana, pensó en mantenerse en estado de absorción, pero Brahma e Indra lo convencieron para que enseñara su dharma, lo más refinado que había alcanzado la tecnología de la mente hindú hasta ese momento. En pocas palabras, es el karma el que crea el mundo, la mente existe desde siempre, sin causa. (Ver artículo: Origen del Budismo)
Esta sabiduría de la deidad está explicada así: “Antes de lograr la realización, mientras se sigue el camino, un practicante ineluctablemente comete muchos actos, buenos y malos, y en todos los casos al momento de la realización se transforman en sabiduría. Así la realización no significa la aniquilación total de las acciones, sino su transformación en sabiduría”.
Cuando se obtiene esa realización por parte del practicante, éste sigue existiendo y experimentando fenómenos, que ya no son el karma, son la pura sabiduría igualada a la alegría pura de las energías creadoras. Es un estado en que todas las cosas sólo son conciencia, no son objetos materiales, sólo sabiduría. Las deidades, en este caso, tienen una función más práctica que filosófica o metafísica.
Vidya significa conocimiento y entre los dioses de la sabiduría, más poderosos en Vidyaraja, los que aportan el conocimiento de los tantra, entre otras prácticas ocultas, están:
* Daitoku Myō-ō: Dios protector de seis caras, seis piernas y seis brazos, en los que empuña las armas. Va cabalgando sobre una vaca blanca y es venerado como el dios de la victoria. Es capaz de vencer serpientes venenosas y dragones, además de destruir el mal y crear el bien. Está situado en el oeste.
* Fudō Myō-ō: En China y Japón es el más importante de los reyes de la sabiduría. Empuña en su mano derecha una espada flamígera y en la izquierda una cuerda con la que ata a los demonios. Está situado en el centro de los otros cuatro dioses, ubicados en los cuatro puntos cardinales.
* Gōzanze Myō-ō: Tiene tres caras con actitud amenazante y ocho brazos, es venerado por el culto shingon del budismo japonés. Es enemigo de la ingenuidad y la ira. Se ubica en el este.
* Gundari Myō-ō: Venerado en el culto budista vajrayāna, como Kundali Vidyarāja/Amṛtakuṇḍalin, Gundari Myō-ō en shingon, posee tres caras amenazantes y ocho brazos con armas. Se representa con serpientes alrededor de su cuello y piernas. Está en el sur.
* Kongō-Yasha Myō-ō: Del culto shingon del budismo japonés, el dios protector Kongō-Yasha Myō-ō se presenta también con tres caras en actitud amenazadora y seis brazos, situado al norte y representa la fuerza. Hay otras representaciones donde se le ve con una sola cara y cuatro brazos. (Ver artículo: Budismo en Japón)
Dioses tibetanos
El budismo tibetano o budismo tántrico se desarrolló en los Himalayas. Es una de las escuelas budistas más practicadas y más conocida en Occidente. La figura del “Lama” está asociado a este tipo de budismo, tienen una relevancia no sólo religiosa, sino también social y económica en el Tibet.
Es muy predominante en los pueblos mongoles y tibetanos, donde reconocen al Dalái Lama como un alto maestro espiritual (Bodhisattya), aunque con distintas jerarquías en cada escuela y sistemas de enseñanza.
El dalái lama era visto hasta hace poco, como el dirigente político de todos los tibetanos en el exilio, así como el líder espiritual de los lamaístas en general. Sin embargo, cada una de las escuelas han tenido sus propios líderes, a quienes les asignan el tratamiento de “Su Santidad”, además de que tienen cierta autoridad sobre el dalái lama en cuanto a los asuntos internos de sus tradiciones.
Se cree que el dalái lama sólo tiene autoridad en los aspectos protocolares. Al renunciar en el 2011 a la monarquía, el dalái lama pasó a ser sólo un líder espiritual, pero las relaciones entre los líderes de todas las escuelas mantienen relaciones cordiales y respetuosas. El dalái lama mantiene su posición de liderazgo, tanto por tradición y por herencia cultural.
Sámsara
Dentro de la cosmovisión budista, el Sámsara es un ciclo constante de renacimientos, los cuales son impulsados por las “tres raíces de lo malsano”, a saber: la aversión, la apetencia y la ignorancia.
Mientras que en el budismo tibetano, el Sámsara consiste en seis reinos, con diferentes niveles de realidad, por los que las almas renacen tras pasar por el bardo de la muerte.
Cada uno de estos mundos o reinos, son diferentes formas de vivir la realidad, por medio de los estados de aferramiento, estupor o distracción, factores que disuaden al individuo de vivir un estado abierto de su mente, siendo una prisión donde se encierra la persona al no querer mirar la realidad.
Reino de los Seres del Infierno (Naraka)
Los budistas, ¿por qué no?, creen en el infierno, pero a su manera. No es un lugar de torturas, más bien es un sitio para vivir experiencias intensas. Es el más bajo y oscuro de los reinos pero los que llegan allí no quedarán atrapados permanentemente, ya que es un reino temporal y se puede abandonar cuando el individuo se libera de su karma negativo.
Reino de los Espíritus o Fantasmas (Preta)
Este reino está basado en los deseos no satisfechos y en la posesividad. En él viven fantasmas hambrientos, que no pueden disfrutar de la comida y bebida, así vivan comiendo, siempre quieren más. Hay representaciones pictóricas donde se muestran como unos seres de largos cuellos, mostrándose como entes insatisfechos.
Se le conoce como el reino del consumismo y los seres que lo habitan son siempre miserables, ya que nunca están satisfechos, siempre sienten que les falta algo para llegar a ser lo que quieren; su insatisfacción los lleva a comportarse de manera egoísta y avariciosa.
El Reino de los Animales ( Tiryag-Yoni)
En este reino existen criaturas no humanas, quienes pueblan el planeta. En él los animales son más sinceros y directos que los humanos, más no poseen sutileza ni mucha inteligencia. Para lograr lo que quieren van hacia adelante sin preocuparse que su esfuerzo sea útil o no, ni tienen conciencia sobre las consecuencias de su comportamiento.
El Reino de los Seres Humanos (Manusya)
Acá viven las personas y está basado en la pasión, deseo y las dudas. Es uno de los mejores reinos y el más capacitado para lograr el despertar, ya que hay muchas oportunidades para desarrollarse. Es un mundo muy mental, aunque también perturbado, ya que los seres humanos conocen sobre los reinos que tienen por encima y por debajo de ellos, lo que hace que añoren los placeres que se encuentran en los reinos como el de los Dioses.
El Reino de los Dioses (Devas)
Este es el reino de la felicidad y el orgullo. Sus habitantes son poderosos y se asemejan a los dioses mitológicos, pero los Devas son mortales, lo que les impide ser creadores u omnipotentes.
Se fundamenta en el ego, donde alternan la esperanza y el miedo, allí se vive en constante estado de ansiedad, quieren lograr el éxito huyendo del fracaso. Si alcanzan el éxito será un reino agradable, pero si no es así, la dicha nunca llega, nunca será completa.
El Reino de los Semi Dioses (Asuras)
En este reino de los asuras viven de manera más placentera que los humanos, pero envidian a los Devas, quienes los ven como seres inferiores, tal como los humanos ven a los animales. Es un mundo militarizado, de batallas, celos, sospechas, comparaciones, siempre basados en la mentalidad del guerrero.
Estos reinos Sámsara son como los planos de existencia, la forma en que se pasa de uno a otro es a través del renacimiento, pero lo más importante es que se maneja todo a través del Karma.
Diosa protectora
Tārā es un concepto asociado con el budismo tántrico, tal como se concibe en el budismo tibetano. Ella es la “madre de la liberación», es una deidad tántrica y representa las virtudes del éxito en el trabajo, así como en las hazañas.
Sus practicantes la usan para desarrollar cualidades interiores y de esta manera comprender lo exterior, interior y las enseñanzas secretas sobre la compasión y el vacío. Tārā no está en la rama del budismo vajrayāna, el Budismo Shingon. En realidad es un nombre genérico para algunos budas o bodhisattvas que tienen un aspecto parecido. Hay escuelas budistas que reconocen a 21 Taras.
Entre las 21 taras, las más populares son Tara Verde, Tara Roja y Tara Blanca, todas ellas deidades tántricas, del vajrayana, en las que los practicantes se visualizan como Tara y van construyendo un cuerpo imaginario de luz.
Arya Tārā (la venerable Tara) es enormemente querida entre los budistas. Es una especie de revolución feminista y algo ecuménica, dentro del seno del budismo. Según la leyenda, Tara era realmente la princesa Yeshe Dawa (jnana chandra en sánscrito; Princesa Luna Sabiduría) en un sistema donde residía el Buda del Sonido del Tambor.
Allí alcanzó el estado de bodhisattva, donde podía elegir cómo reencarnar y ella eligió siempre como mujer, algo raro para la época, aun cuando los budas no son hombres ni mujeres, pero las mujeres sólo son método para enseñar. Así tomó la forma femenina y se ocupa de ayudar a los individuos a que encuentren el camino de la iluminación.
Otras diosas
Ekajati: protectora de las enseñanzas Dzogchen, Tiene un nudo en el pelo, un pecho y un ojo. Representa la Tara Negra o Verde.
La Tara Verde: Esta diosa se casó con Songsten Gampo, el primer rey Budista del Tíbet. Según las creencias protege contra el peligro y quita los malestares, además que ofrece regalos de compasión y curación.
Kurukulla: Diosa de la conyugación, le piden para el empoderamiento, protección y transformación. Es de color rojo y aleja los espíritus malignos y dañinos.
Maching Landrop: Primera practicante Chod Mahamudra, mujer mística, madre de los Budas de las Tres Eras.
Norgyuma (tara amarilla): Regala la riqueza y abundancia física y espiritual, así como la generosidad a todos los seres vivos. Ayuda a recibir la abundancia en el universo, por medio de nuestros corazones y mentes.
Mandarava: Este es uno de los consortes de Padmasanbhava; una maestra Budista. Una Dakini de la sabiduría de India. Era la hija del Rey de Zahor.
Marici: Quita los obstáculos y protege a los viajeros. Ella es la diosa roja del alba. Posee tres caras, una de ellas es una cerda. Va sobre un trono tirado por cerdos, en sus ocho brazos sostiene los implementos y cuerdas.
Salgye Du Dalma: Es una Dakini a la que se apela para pedir protección durante el sueño sagrado. Es usada cuando se practica el yoga del sueño.
Samantabhadri: Diosa totalmente blanca y desnuda. Ella simboliza el vacío. Es conocida como “toda mujer buena”.
Tara blanca: Ella es una diosa de la misericordia, protectora, con un ojo de sabiduría y ojos de acción en sus manos y pies. Ofrece larga vida, protección, compasión y perdón.
Diosa de la misericordia
Kwan Yin, es la Diosa de la compasión y la misericordia. Conocida también como el Buda femenino, se le atribuyen milagros, incluso la llaman una mujer santa. Es protectora de mujeres y niños, también Diosa de la Fecundidad.
Dentro de la tradición budista es una gran deidad, ella escucha las súplicas de todos los seres humanos, manifestando su compasión, hay quienes sostienen que es la reencarnación de la Virgen María.
“La leyenda cuenta que Kwan Yin hizo votos para no ingresar al cielo o “Nirvana” hasta que el último de los humanos se haya liberado de su sufrimiento”.
Mil brazos
Kwan-Yin es venerada en muchos templos de Taiwán, donde la ubican en el altar principal o en altares secundarios. Su imagen refleja a una diosa de semblante benevolente, siendo una de las diosas o deidades más populares e importantes dentro del budismo, en países como China, Tíbet, así como en casi todos los del Noreste y Sudeste Asiático.
Antes fue venerada en Asia Menor, hoy Irán. En el idioma japonés su nombre es Kannon y en tibetano es Chenrezig. Se considera una transición entre el buda Sakyamuni y Maitreya, el buda del futuro.
Para los budistas chinos es la diosa de la misericordia y de la compasión para los tibetanos. Esto comenzó en China cuando introdujeron el budismo en el siglo III.
El budismo es una disciplina o sistema de ejercicios para alcanzar la salvación por medios propios. No conlleva actos de fe, Buda es uno mismo. Sus imágenes, utilizadas en los templos, son una manera de recordar a quienes alcanzaron el estado de Nirvana.
Exotérica
Esta tradición es la más arraigada, la diosa es representada de manera serena y es la más utilizada en los templos y altares de las familias taiwanesas. Su imagen es presentada como una diosa normal, que lleva una corona que tiene como diadema a un Buda. En sus brazos cuelgan objetos auspiciosos, una flor de loto, una rama de sauce y/o un rosario.
Esotérica
La versión esotérica presenta a la diosa Kuan-yin con once cabezas y múltiples brazos. En ellos sostiene una gran variedad de instrumentos que se usarán para liberar a los fieles de todos los males y dificultades. Es conocida en esta versión como el “Kwan-Yin de mil brazos y mil ojos”.
En China la imagen muestra sólo 16 brazos con objetos esotéricos como espadas, flores, rosarios y otros más. Se dice que su origen es indio, pero en la India la deidad aparece de pie, mientras que en China aparece sentada sobre una flor de loto de inmenso tamaño.Esta iconografía tiene su origen en una leyenda que narra que Avalokitesvara prometió no descansar hasta liberar a los seres humanos del sufrimiento.
Luego de luchar incansablemente en esa tarea por largo tiempo, esta deidad descubrió que había demasiados seres miserables que debían ser salvados, pero que no valoraban su esfuerzo y recaían en sus mismas debilidades y sus sufrimientos. Ella se desesperó y su cabeza se reventó en miles de pedazos.
El buda Amitabha, recogió las partes y las volvió a unir, para convertir ese cuerpo en muchos brazos y muchas cabezas. De esa forma, Kwan-Yin o Ayalokitesvara, puede ocuparse de miles de almas al mismo tiempo, ayudando así a liberarlas de sus sufrimientos.
También se le ve con un ojo en la palma de cada mano, esto significa que siempre está vigilante para librar a los seres humanos de las maldades y sufrimientos.
Sinificada
Con esta versión se siguen las tradiciones populares chinas, las cuales se encuentran en los textos apócrifos y en las leyendas acumuladas a través de los siglos. Entre las imágenes más populares en Taiwán están:
“Dama del Vestido Blanco”; “Kuan-yin otorgando niños”, “Kuan-yin del cesto de peces” y “Kuan-yin del Mar del Sur”.
Hay una estatua gigantesca de Kwan-yin, de mil brazos y mil ojos, en China. Está elaborada en arcilla de color y entre sus brazos sostiene a una figura de Buda hecha de cristal.
Mide 347 centímetros y hay una copia en las Cuevas de Tunhuang, en el noroeste de China continental. En ellas hay una vasta colección de frescos y textos sagrados con motivos budistas y fueron descubiertas hace más de 100 años.
Avalokitesvara o Kuan-yin tiene su origen en la India, pero seguramente en el proceso de sinificación se logró que obtuviera gran popularidad en el pueblo chino.
Dioses budistas elefantes
El elefante es considerado como un dios, un animal sagrado y venerado, desde hace unos 5000 años atrás. Brahma, el dios creador de la religión hindú, creó a Airayata, al nacer el mundo, que era el antepasado de los elefantes y lo primero que salió de la concha fundadora del dios. Sus piernas poderosas e imponentes, representan los cuatro pilares que sustentarán el peso del universo.
Hay una leyenda hindú sobre el dios Ganesha, cuya cabeza de elefante surgió de una espantosa tragedia. Cuenta que hace mucho tiempo, la diosa Parvati, esposa de Shiva, tuvo a Skanda, su primer hijo.
De sus senos emanó leche sagrada, la misma fue mezclada con pasta de sándalo y con ella se untaba el cuerpo, procediendo a modelar a su segundo hijo, Ganesha. A éste le confió la protección de su palacio. Fue tanto su celo que impidió al mismo Shiva que entrara a la morada de su propia esposa.
Shiva, lleno de cólera, le cortó la cabeza al joven Ganesha, mientras Parvati, aterrorizada y desesperada ante ese acto de barbarie, amenazó con destruir el universo.
Shiva, para calmar a su esposa, le prometió que cortaría la cabeza de la primea criatura que pasara por las afueras del palacio y se la colocaría al cuerpo del niño decapitado. Lo primero que pasó por el lugar fue un elefante, por lo que el niño terminó con una cabeza de elefante puesta en su cuerpo.
Así, la imagen del niño con vientre rechoncho y aire bonachón, ha provocado la simpatía popular. Es amuleto de protección para el hogar y de suerte para las empresas comerciales, por lo tanto se ve en los comercios y en las puertas de las casas.
Ganesha también es el símbolo del conocimiento, así que los estudiantes indios lo invocan para que los ayude en sus exámenes, es la divinidad de los estudios y los intelectuales. Representa del mismo modo, la armonía entre el hombre y el universo, como símbolo de simbiosis perfecta.
Los hinduistas en el mundo celebran con una gran fiesta anual el aniversario del nacimiento de Ganesha. Se le ofrenda gran cantidad de alimentos, ya que el Dios elefante es bastante glotón. Se acumula gran cantidad de vituallas en su honor, las cuales transportan a las orillas del Océano Índico y/o las lanzan a las olas, hundiéndose junto a Ganesha.
Creencias
Este elefante también tiene un papel fundador e importante en el budismo indio. Hace unos 500 años antes de Cristo, la reina Maya, en una hermosa noche de verano, recibió la visita de un elefante blanco. Ella, una virgen de gran belleza vio como este animal penetró en la cámara real con una flor de loto en su trompa, de manera muy delicada.
En otra versión, se dice que ella soñó que ese elefante blanco entraba en su cuerpo. Era un inmenso animal, que venía de la Montaña de Oro, tenía seis colmillos, que representan las seis dimensiones del espacio indostánico: arriba, abajo, atrás, adelante, izquierda y derecha.
Nueve meses después de ese sueño, la reina Maya dio a luz a Buda, tal como lo habían vaticinado los astrólogos del rey, quienes dijeron que nacería un niño que sería el emperador de la tierra y/o redentor de los seres humanos.
Por esa razón, en el sureste de Asia, veneran al elefante blanco. El color denota humildad y el seis es un número sagrado. Aunque el elefante realmente es de color gris claro y en Laos goza de un verdadero culto, tierra llamada antiguamente “reino del millón de elefantes”, tanto en Myanmar, antes Birmania como en Tailandia.
En esos países, los budistas consideran a los elefantes albinos, que son especies rarísimas, poco comunes, las cuales padecen una despigmentación en todo su cuerpo, como reencarnaciones de Buda.
A ellos se les prodiga gran cantidad de honores y son atendidos por los hombres de manera especial En Myanmar por ejemplo, recibe los mejores alimentos, incluso servidos en bandejas de oro y plata. Hay mujeres que consideran un honor amamantar a pequeños elefantillos blancos.
Cuenta otra leyenda que un elefante blanco que transportaba una reliquia de Buda (un diente), fue el que escogió el sitio donde edificarían la gran pagoda Shwedagon, en Rangún, la capital de Birmania.
En Tailandia, el elefante blanco, por mucho tiempo, fue el símbolo que figuraba en la bandera nacional. Hoy día todavía hay gran cantidad de tailandeses que comparan el contorno de su país con la cabeza de un elefante. (ver artículo: Karma Budista)
Ganesha, el elefante blanco, está considerado como el animal sagrado por excelencia. Es propiedad del rey y simboliza la felicidad y prosperidad del país. Por esta razón, en Tailandia, una de las más importantes distinciones otorgadas se llama “Orden del Elefante Blanco”.