Muchas son las religiones que excluyen a las mujeres de las tareas principales por considerarlas inferior al hombre. En su momento, Gautama se dio cuenta de que esto no era así, es por ello que hoy hablaremos brevemente sobre las Mujeres Budistas. (Ver también: Arte del Budismo)

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¿Hay Mujeres Budistas?

La religión entre los humanos parece ser algo de gran importancia que sin ella no se podría vivir. Desde los inicios de la civilización, de alguna forma el hombre buscaba la manera de explicar fenómenos que no entendía, y al no conseguir una pronta respuesta, imaginaba a un ser supremo o una fuerza sobre natural que pudiera ocasionar tal evento.

Lo cierto es que, la historia nos cuenta que han existido una gran cantidad de religiones que, con el paso del tiempo se fueron extinguiendo, mientras que otras en vez de desaparecer, crecían y crecían en gran número de practicantes a tal grado de convertirse en religiones practicadas en el mundo entero.

Un ejemplo de estas religiones que han sobrevivido al paso del tiempo y se han mantenido firmemente en los libros de historias y seguirán presentes en la vida del humanos por muchos siglos más, es el cristianismo, el islam, el budismo.Cada una de ellas tienen sus similitudes y sus diferencias, aunque hay que hacer hincapié en que el budismo no creen en un Dios absoluto, simplemente se enseña a que todos lo humanos alcancen el estado de iluminación, o el Nirvana, como mayormente se conoce.

La historia nos cuenta que, dentro de la religión cristiana realmente han sido muy pocas las mujeres que han tenido un papel destacado dentro de la organización, y sí, la biblia menciona a varias mujeres que fueron usadas por Dios para sus planes, pero en comparación al número de hombres que usó como instrumento, el número de mujeres es minúsculo.

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Entonces, conforme fue pasando el tiempo, las mujeres comenzaron a ganar un poco más de importancia dentro del cristianismo, hasta que hoy día tenemos mujeres que son pastoras, diáconas, evangelistas, predicadoras, monjas. Aunque no ha habido una mujer Papa.

Dentro del islam la situación es parecida, desde que Mahoma comenzó a expandirse junto a su nueva religión hace muchos siglos, las mujeres nunca tuvieron una importante labor dentro de la organización, y aunque las mismas en el Corán dicen que deben ser amadas y respetadas por sus esposos, también menciona que en caso de portarse mal y ser infiel, el hombre la puede golpear.

No hay que usar mucho la imaginación para poder concluir que dentro del islam la mujer no tuvo las mismas oportunidades que el hombre y que, incluso en nuestros días sólo basta con leer algo de noticias para darnos cuentas que en el islam las mujeres son invisibles.

No pasa lo mismo con el budismo, aunque actualmente sí pasa lo mismo. En el caso del budismo, en un principio no habías mujeres budistas, o sea, y me refiero a que no había mujeres monjes. Cuando Siddharta finalmente alcanza el estado de iluminación, en ese entonces, aún no habían mujeres budistas, a lo mucho habían mujeres que estaban de acuerdo con las enseñanzas de Buda.

Cuenta la leyenda que, Maha Pajapati Gotami, quien era tía de Siddharta y además, era una fiel seguidora de sus enseñanzas, acudió a él para solicitarle que la hiciera monja. Para ese momento, Siddharta ya había alcanzado el estado de iluminación y había comenzado las ordenaciones de monjes unos años antes.

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Sin embargo, su sobrino le dijo que no. Maha no se rindió al no inicial de su sobrino y para demostrar que ella también puede llegar a ser monja, se rapó la cabeza como los monjes, se vistió de amarillo como los monjes y caminó 250 kilómetros descalza.

Así, en su estado de cansancio y dolor, con sus pies destruidos y lágrimas en sus ojos, ella volvió donde su sobrino, Siddharta para pedirle de nuevo que la hiciera una monja y poder servir en la orden y enseñar a las mujeres las enseñanzas del budismo.

Siddharta, al verla y escuchar por segunda vez su petición, aceptó. Así nació el linaje bhikkhunis, palabra en pali para las mujeres monje, que convirtió al budismo en la primera religión del mundo en darle el mismo rango del hombre, a la mujer dentro de la jerarquía eclesiástica.

Es de esperar que, a muchas personas en aquella época no le gustó la decisión del Buda Siddharta, porque la mujer era considerada inferior al hombre, una mujer no podía tener los mismo derechos que el hombre porque era basura y sólo servía para reproducirse. Es importante hacer mención que, en aquella época era muy difícil que una mujer tuviera acceso a algún tipo de formación académica, por tanto, era aun más difícil que una mujer ocupara un cargo de cualquier tipo, y lo mismo pasaba en el ámbito religioso. A la mujer se le negaba todo.

Cuando nace el linaje de las monjas, fueron muchos quienes las atacaron y quisieron interponerse entre ellas y su misión, pero ellas continuaron su trabajo, sin embargo, las autoridades de aquél tiempo les hacían las vida imposible y no las dejaban avanzar.

Para Siddharta tanto hombre como mujer eran exactamente iguales, es decir, ambos podían alcanzar los mismo objetivos, ambos podrían tener las mismas cualidades mentales y destrezas, la mujer podía aprender tanto o más que el hombre si se le daba la oportunidad.

Era algo que el resto de la comunidad y el mundo, no entendían, las mujeres debían estar confinadas a la cocina y a los quehaceres del hogar, no a otras cosas. El asunto es que, la guerra contra las bhikkhunis fue tal, que unos siglos más tarde ellas desaparecieron.

Desde entonces el hombre es quien ha controlado el budismo y no le ha dado, de nuevo, la oportunidad a la mujer de ser de la misma jerarquía que ellos dentro del sistema eclesiástico budista. Aun hoy en día existen muchísimas mujeres budistas, es decir, que practican el budismo y transmiten su enseñanza a sus hijos, amigos, familia, entre otros. (ver también: Budismo Zen)

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En Tailandia los hombres no permiten que las mujeres budistas tenga un alto rango dentro de la organización monástica, es una luchas que se ha prolongado durante varios años, en donde las mujeres budistas buscan restablecer lo que Buda inició hace unos 2.500 años.

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Sin embargo, la negativa masculina es tal, que las mujeres budistas no han logrado ser reconocidas como monjas y no han podido alcanzar el mismo rango que el hombre dentro de la organización, aunque ellas aun no se rinden y siguen luchando.

Como ya mencionamos anteriormente, para el Buda Siddharta, tanto hombre como mujeres eran iguales, ninguno era inferior al otro y que ambos tenían cualidades únicas, que si se le daba las mismas oportunidades a ambos, podrían hacer grandes cosas.

Es increible pensar que, en nuestro tiempo, tomando en cuenta las enseñanzas del mismo Buda que creó el budismo, en donde el primero acepta a las mujeres como iguales ante el hombre y que les dio una jerarquía monástica igual al hombre, hoy día los hombres ignoren esos principios de su Buda y no reconozcan a la mujer como su igual.

Esa es una contradicción muy grande y un hueco argumental de proporciones cósmicas, es una incongruencia bastante marca y lo que también se marca es la presencia machista entre los líderes budistas tailandeses. A pesar de todas las negativas, las mujeres budistas siguen haciendo su trabajo para con la comunidad.

Una de las mujeres que ha luchado incansablemente por restablecer aquella tradición y que la mujer sea considerada en iguales condiciones que los hombres dentro de las ordenes monásticas, es Chatsumarn Kabilsingh, quien luego de ser ordenada como bhikkhuni hace 15 años en Sri Lanka, adoptó el nombre de Dhammananda. Ella volvió a su natal Tailandia para darse de frente contra unos líderes budistas que no aceptaban su orden.

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A pesar de todo el rechazo inicial que tuvo cuando regresó a Tailandia, las obras y el trabajo que ella y sus monjas han hecho para con la comunidad, le han ganado cierto respeto entre la sociedad tailandesa quienes la consideran como una monja de verdad.

Aun así, las autoridades de allí no reconocen su orden y tampoco lo hacen las autoridades monásticas budistas de Tailandia. Pero ella tiene fe en que algún serán reconocidas oficialmente y su orden tendrá el mismo derecho que los hombres en el budismo.

ctualmente, una docena monjas viven de forma permanente en el monasterio Songdhammakalyani, situado a una hora por carretera de Bangkok y fundado hace cuatro décadas por la madre de Dhammananda, Voramai, que también fue pionera al ser la primera tailandesa ordenada según el ritual Mahayana. (Ver también: Origen del Budismo)

Allí residen aquellas monjas que siguen en la lucha y que se esfuerzan porque el budismo llegue al mayor número de personas y que todos ellos, al igual que Siddharta, puedan alcanzar el estado de iluminación. Allí también reciben a las a las monjas de ordenación inferior o «mae chi», quienes visten de blanco y no tienen permitido oficiar ceremonias.