Los Profetas del Judaísmo, tienen la importante tarea de difundir el mensaje enviado por Dios según su religión. Forma parte fundamental de la misma y a lo largo de la historia han sido tomados en cuenta como personajes relevantes en el pueblo que hacían vida.
Profetas del Judaísmo
Según el termino, profeta deriva su proveniencia del lenguaje que usa la religión, que hace referencia a una persona que tiene la tarea de servir como medio para conectar la humanidad y la divinidad.
De manera que, un profeta es alguien que ha sido elegido para llevar el mensaje del todopoderoso ya que afirma el haber vivido en persona una experiencia con Dios, recibiendo la misión de comunicar sus revelaciones ademas de hablar en su nombre a las personas.
Una de las cualidades más fascinantes que puede tener un profeta es interceder por el pueblo ante Dios siendo a su vez mensajero de su palabra. Tiene la capacidad de interpretar la historia desde la perspectiva de Dios y esta recibe el nombre de profecía.
A veces, el termino de profecía suele ser utilizado para designar a alguien que predice acontecimientos futuros, cuando realiza dichas interpretaciones estas pueden estar presentadas en señales o basado en una revelación sobrenatural; aunque, puede dar lugar al malentendido y los videntes aparecen de manera que, es un modo de diferenciarlo de los profetas, quienes comunican la palabra de Dios.
Profeta, es una palabra que deriva del griego profētēs, que tiene como significado el de ‘mensajero’, ‘portavoz’ e ‘incidente político’, el uso de la palabra es estrictamente monoteísta y su origen viene de la cultura de los hebreos a través de la palabra nabí, término que poco a poco fue introducido y empleado por los cultos judío, cristiano y musulmán. (ver articulo: Chakras y los Arcángeles)
La Biblia, en su segunda parte contiene todos los libros de los Profetas. Se encuentra constituida por dos pares: I, los “primeros” profetas, Yehushúa (Josué), Shofetim (Jueces), Shemuel (Samuel) y Melajim (Reyes); y II, los profetas “últimos”, Yeshayahu (Isaías), Yermia (Jeremías), Yejezquel (Ezequiel), junto con los doce profetas “menores” (“menor” se refiere al tamaño más pequeño de estos libros).
Por otro lado, existen los profetas “menores” que son: Hoshéa (Oseas), Yoel (Joel), Amós, Ovadía (Abdías), Yona (Jonás), Mija (Miqueas), Najúm (Nahum), Jabakuk (Habacuc), Tzefania (Sofonías), Jagai (Ageo), Zejaría (Zacarías) y Malaji (Malaquías). El conjunto de las predicciones de esos doce profetas “menores” está incluido en la serie de doce profetas llamada “Teré Asár” que en arameo significa doce.
La historia de Israel, aparece narrada en los “primeros” libros, desde la muerte de Moisés hasta el exilio babilónico del año 586 a.C. dicho escrito es realizado por los propios profetas, hombres inspirados por la divinidad.
Se sostiene que estos, tuvieron visiones; lanzaron advertencias de los castigos por las iniquidades cometidas y por crímenes detallados y específicos contra Dios y el Hombre. Hicieron la crítica y descripción del estado de Israel como triste y pecador, además de las naciones que la oprimían. Profetizaron también la dorada y apacible era mesiánica.
Por su parte, los judíos solían respetar, aunque no siempre les hacían ni les obedecían. Estos hombres no eran adivinos ni oráculos. Solo contaban con la inspiración, eran sabios y conocían los resultados de los yerros de la nación, de las alianzas desacertadas y, sobre todo, de los errores religiosos y morales. De manera que, el papel de los profetas fue importante ya que se convirtieron en los guardianes de la pureza y devoción espiritual de Israel y del bienestar nacional. (ver articulo: Chakras y las Enfermedades)
Los profetas se encargaron de vituperar y advertir al pueblo, además que también predijeron el amoroso y majestuoso plan de Dios para la era mesiánica. En los últimos capítulos de Isaías y muchos otros pasajes de la Biblia es posible ver que estos hombres también sabían cómo elevar a Israel y cómo proporcionar al pueblo consuelo y esperanza.
Se sostiene que la profecía judía ha sido la creación espiritual más maravillosa de esta cultura. Cuenta con protagonistas como hombres dotados de facultades morales de inspiración divina, es así como la profecía originó la cristalización de la fe en un solo Dios y legó a toda la humanidad elevados principios de justicia y moral.
Moshé es considerado prototipo de los profetas. Aunque, después del fallecimiento de este la profecía cesó durante una época bien prolongada, hasta que en el siglo VIII a.C. se origina el nuevo tipo de profetas considerables en el orden religioso y social. Se convirtieron en los profetas distinguidos por su lenguaje poético, ya que realizaron apuntes de sus entusiastas predicciones y gracias a ellos, sus elevados conceptos se han conservado hasta hoy día en los libros incluidos en la Biblia. (ver articulo: Sonidos de los Chakras)
Por otro lado, se encuentra Míriam (nombre eventualmente traducido también como María) señalada como una profetisa y cantora de Israel, hija de Amram y Jocabed, hermana mayor de Aarón y de Moisés. Se conoce que vivió en el período en que los israelitas vivían en Egipto como esclavos, cuando el faraón había dictado la orden de matar a todos los hijos varones que nacieran.
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En este período, Miriam se encontraba embarazada, dio luz a Moisés pero tenía en cuenta las órdenes dictadas por el faraón y, para proteger al bebé, intentó mantenerlo escondido. Sin embargo, día tras día se le hacía más difícil ocultar al recién nacido, por miedo a que lo delataran los llantos y toda la familia muriera, de esta manera, “tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río”. Al dejarlo allí, Miriam siguió de cerca la canastilla para ver que el recién nacido estuviera a salvo.
En el río, se encontraba la hija del faraón que al ver la canasta y ver al bebe, decidió adoptarlo. Al encontrarse el niño a salvo, Miriam dejo el lugar donde estaba escondida, para decirle que iria a buscar una mujer que pudiera amamantar al bebé, enviándole a su propia madre. Al niño le pusieron por nombre Moisés.
Otra profetisa era llamada Hulda. Esposa de Salum, guardarropa real del rey Josías, en Jerusalén. En compañía de Débora y María, hermana de Moisés, es considerada una de las pocas mujeres que tuvo autoridad dentro del Antiguo Testamento.
La Biblia, contiene narraciones sobre Hulda, se puede hallar en el Segundo Libro de los Reyes 22, 11-20 y Segundo Libro de Crónicas 34,22. Aunque es muy poca la información que se tiene de ella, lo que resulta ser intrigante; ya que no posee presentación previa, sin tener aparentemente nada que ver con la historia, así como aparece, desaparece y no vuelve a ser mencionada más.
En cuanto a su historia, cuando se realizaba la reparación del Templo de Jerusalén encontraron el Libro de la ley רָה), el rey Josías se rasgó las vestiduras, porque, decía, “ha debido de encenderse la ira del Señor contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron las palabras de este libro, haciendo lo que está escrito”. Por eso Josías mandó a varios de sus funcionarios a consultar al Señor.
La tradición señala que la tumba de Hulda estaba junto al Templo de Jerusalén, en su lado sur. Por tal razón, las puertas de acceso al patio del templo, se llamaba “Puerta de Hulda” porque estaba más cerca de la tumba de la profetisa.
Mensaje de Hulda
La profetisa Hulda, dio un mensaje que se divide en dos partes: -la primera (2Re 22, 15-17) realiza la declaración de la palabra de Dios dirigida a la nación judía; -la segunda (2Re 22, 18-20a) declara lo que Dios dice al rey. Debido a su estructura quiástica, ambos mensajes están unidos entre sí: en el mensaje a la nación primero cuenta lo que sucederá, y después da el motivo, mientras que en el mensaje al rey primero da el motivo y luego le anuncia lo que le sucederá.
El mensaje a la nación, comienza relatando que el Señor traerá un gran desastre a Jerusalén y a sus habitantes, según “todas las palabras del libro que el rey de Judá ha leído”. Explica el motivo del castigo que sostiene “ellos me han abandonado y han ofrecido sacrificios a otros dioses”.
Por otro lado, El mensaje al rey Josías comienza con el motivo: “Porque tu corazón se ha conmovido y te has humillado ante el Señor…”; para luego dar el anuncio: “Haré que te reúnas con tus antepasados… en paz. Tus ojos no verán el desastre que yo traeré a este lugar”.
Los profetas tienen un lugar importante en la historia de la religión en el mundo. Su papel fue fundamental para difundir la palabra de Dios y guiar al pueblo a obedecer los mandamientos y honrar a un solo Dios. También, fueron los encargados de transmitir los mensajes para que la gente supiera lo que estaba por venir.
En casi todas las religiones, existe esta figura de profeta encargada de llevar el mensaje transmitido por Dios para la humanidad. Cabe considerar, que muchos de ellos fueron escogidos por el Señor todopoderoso y otros se les dio el don de comunicar la información al pueblo.