Santa Luisa de Marillac fue una fiel creyente del catolicismo que desde temprana edad dedicó su vida a Dios ayudando a los más necesitados en un periodo trascendental para la religión. La nobleza y caridad que caracterizaba a esta joven la llevaron a convertirse en unas de las más entregadas novicias de la historia.

Santa Luisa de Marillac

Infancia y primeros pasos

Santa Luisa de Marillac tuvo una infancia cuanto menos tormentosa, a pesar de provenir de una familia noble y acaudalada, esta niña nacida en Francia el 12 de agosto de 1591 perdió fisicamente a su madre Marguerite Le Camus a pocos dias de su nacimiento por lo que su padre Louis de Marillac tuvo que hacerse cargo de la crianza de un ser grandioso que vino al mundo para dejar una huella en los corazones de sus fieles creyentes. Así como también lo hizo Santa Patricia

Durante sus primeros años de vida Santa Luisa de Marillac contó con el incondicional apoyo de su padre quien le transmitió un sin fin de valores que moldearon la personalidad caritativa y amorosa de esta joven, sin embargo, una nueva tragedia tocaba las puertas de esta familia, cuando apenas tenía 14 años de edad su progenitor se vio involucrado en serias complicaciones médicas que le harían perder la vida. En plena etapa de desarrollo Santa Luisa de Marillac, ya había quedado completamente huerfana.

Santa Luisa de Marillac

Fue en ese momento cuando Luisa de Marillac decide dar su primer paso hacia la religión católica, su intención era formar parte de un convento de capuchinas, aun así no puedo lograrlo en ese momento, pues fue rechazada debido a que su condición fisica no era la más óptima, la joven mostraba considerables signos de desnutrición. Habría que esperar para presenciar el comienzo de su majestuosa carrera religiosa.

Matrimonio

Con la perdida física de su padre, Santa Luisa de Marillac pasó a estar bajo el cuidado de sus familiares más cercanos quienes no dudaron en acordarle un matrimonio con otra familia importante de la ciudad parisina como se acostumbraba en la época, el elegido fue nada más y nada menos que el secretario de la reina de Francia,  Antonio Le Grass.

A pesar de que la mano derecha de la Reina María de Médicis era un hombre mayor para la Santa bondadosa, su entrega y responsabilidad, valores incaucados por su padre, hizo que le brindara una oportunidad a esta relación y tras varios años de convivencia se convirtió en una esposa ejemplar capaz de hacer cambiar la mente cerrada de su acompañante quien se caracterizaba por ser un hombre testarudo y que terminó siendo creyente.

Esta unión se vio consolidada con la aparición de una nueva vida que alegraría la vida de la familia Marillac, Santa Luisa se convirtió en madre como parte de una bendición otorgada por el señor y que produjo un sin fin de sentimientos positivos hasta la muerte del señor Le Grass cuando Luisa estaba por cumplir 34 años. En ese momento Santa Luisa de Marillac tenía un nuevo proposito de vida.

Santa Luisa de Marillac

Congregación de las Hijas de la Caridad

Tras la muerte de su esposo, Santa Luisa de Marillac emprende una nueva misión a causa de los confrotamientos entre religiones que se suscitaban por Europa y el Mundo, durante este viaje conoció a quienes serían su mano derecha en la transmisión del mensaje católico y la creación de la congregación más grande del mundo a la que llamo Hijas de la Caridad.

Santa Luisa de Marillac

San Francisco de Sales y Vicente de Paúl quienes más adelante también se convertirían en santos fueron la pieza del engranaje que le faltaba a Santa Luisa de Marillac para llevar a cabo las obras misericordiosas que se expandieron de pueblo en pueblo donde los más necesitados recibieron esa mano solidaria y bondadosa de la santa beata.

Tanto fue el impacto de esta noble obra desinteresada y tanto corazón y entrega le puso Luisa que con el pasar de los días más personas se unieron a la causa lo que llevó a que abarcaran un mayor territorio y posteriormente el movimiento se conformara en la congregación de novicias más grande del mundo.

Santa Luisa de Marillac

Virtudes de Santa Luisa de Marillac

Santa Luisa de Marillac se podría definir como una mujer bondadosa que más allá de sus desgracias siempre tuvo un norte establecido, entregarse en cuerpo y alma a Jesus y la Virgen María, a traves de la labor social hacia los más necesitados, con mucha disciplina la santa beata recorrió incanzablemente cada rincón de Europa transmitiendo el mensaje y los mandamientos del señor.

Es así como Santa Luisa de Marillac fue haciendo méritos para ganarse a una población urgida de ayuda hasta tal punto de seguir su ejemplo en la renovación de los votos y más adelante convertirse en la reina santa que siempre velará por los derechos y necesidades de sus creyentes.

Santa Luisa de Marillac

Canonización de Santa Luisa de Marillac

El papa Pio XI fue el santísimo encargado de la canonización de la Santa beata Luisa de Marillac, por su incanzable lucha por las personas condenadas a un estrato social bajo labor que fue seguida por el pontífice Juan Pablo XXIII y las hermanas de la congregación «Hijas de la Caridad» con sede principal en París donde reposan  sus reliquias.

Santa Luisa de Marillac

La Santa Luisa de Marillac murió el 15 de marzo de 1960 en París-Francia sabiendo que su labor en este plano terrenal estaba cumplida y que pasaría al divino espacio donde reposan los santos y fieles amantes del señor, el cielo.

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