Una de las imágenes más conocidas sobre María es la virgen del Perpetuo Socorro. Esta virgen, como su nombre lo indica, representa el auxilio que da María no solo a quienes la buscan, sino a toda la humanidad. Por eso su nombre: Perpetuo significa algo constante e indefinido, así que, como intercesora por la humanidad, aboga por cada uno de los que quieren estar en unión con Dios.
Así que, en este artículo se analizará la historia y la advocación a esta representación de María, madre de Jesús, y según la tradición Católica, mediadora entre Dios y los mortales pecadores que desean la redención y la salvación. La motivación de María es que, no solo se reconozca a su hijo, Jesús, como salvador y redentor de la humanidad.
Ahora bien, la historia de la virgen del Perpetuo Socorro es muy interesante. Su historia refuerza la fe de los seguidores de esta advocación a María de que esta es capaz de actuar por ellos. Una historia llena de turbulencias pero que, al final, resulta en una situación milagrosa. De allí, desde ese momento, en muchas partes se comenzó a venerar a la virgen del Perpetuo Socorro.
Quién es la virgen del Perpetuo Socorro
Como ya se ha comentado, la virgen del Perpetuo Socorro es una de las tantas representaciones que se hace de María, la madre de Jesús, en el mundo cristiano, sobre todo, en la Iglesia Católica, así como en la ortodoxa. Como señala el registro bíblico, María fue escogida entre todas las mujeres para tener el privilegio de ser la madre de Jesús, el hijo de Dios, y criarlo.
Por esta razón, se considera que es una mujer Santa, y según los grandes jerarcas de la Iglesia, María también fue concebida sin pecado, aunque el registro que da la biblia no indica nada al respecto. Lo que sí se sabe es que fue una mujer abnegada que crió a sus hijos bajo las normas de Dios y le ayudó a tener un profundo amor a Dios y su adoración. Por esta razón fue la mujer adecuada para asumir semejante responsabilidad.
Luego de la muerte de su hijo, María también cumplió un papel importante en la difusión del Cristianismo. Si bien su última aparición en el registro bíblico es en el libro Hechos de los apóstoles, en este se menciona que María estaba con los apóstoles en el momento en que todos recibieron el espíritu santo de Dios.
Esto demuestra que también fue una fiel seguidora de su hijo, y de seguro su labor también se extendió a la atención y cuidado de sus apóstoles, así como de todos aquellos que abrazaran el cristianismo. Por esta razón, cual madre del Hijo de Dios, también se convirtió en madre de todos aquellos que creían en él.
Su labor, cuando estuvo en la tierra fue seguir el mismo mandato que dejó su hijo, el de ir por toda la tierra para hacer discípulos y dar a conocer su nombre y predicar las buenas nuevas de salvación. En este sentido, esta labor, que cumplió a cabalidad durante su vida, también se ha extendido por todo el mundo, pues después de su muerte, se han registrado cientos de apariciones de María llamando a la Humanidad a la redención y Salvación.
De esta manera, surge la advocación a María, pues ella misma ha recordado la importancia, no solo de recordar su labor, sino que también las personas no se olviden del evangelio, más bien que lo lleven a cabo como ella y los discípulos de Jesús lo hicieron hace tiempo atrás.
Historia de la virgen del perpetuo socorro
Ahora bien, como ya se ha mencionado, María tiene muchas representaciones, o nombres. Esto se debe a que cuenta con cientos de apariciones, ya sea a una persona o grupo de personas en lugares definidos, como templos, santuarios o incluso en lugares comunes.
En estos momentos, es decir, en las diferentes apariciones, ella recuerda a los feligreses la importancia de mantener la fe en Dios, así como en seguir con su adoración. Tal es el caso de la virgen del Pilar o de la virgen de Fátima.
Sin embargo, la historia de la virgen del Perpetuo Socorro es un poco diferente a estas que se conocen. Pues resulta que esta virgen en realidad es una representación icónica de María. Es decir, a diferencia de otras situaciones, como en el caso de la virgen de los Dolores, que se ha manifestado a algunos feligreses, en esta ocasión se trata de una pintura representando a María sosteniendo a su hijo en sus brazos. Su nombre, como ya se ha mencionado, recuerda la vocación que tuvo esta de cuidar a su hijo. Pero hay algo más en el trasfondo de este nombre.
Cuenta la historia que, en el siglo XV, un mercader se trasladaba de la isla de Creta hacia Roma, tal vez huyendo de los musulmanes. Este llevaba consigo la pintura de la Virgen del Perpetuo Socorro. Se dice que este hombre era una persona muy devota de María, y su intención era proteger esta pintura de la destrucción.
Durante la ruta del viaje, se desata una tormenta, y todos esperaban que, como resultado de la misma, la nave se hundiera y todos naufragaran. Sin embargo, en ese momento, este comerciante levantó la imagen sobre su cabeza, y le pidió ayuda a María. Entonces, la respuesta de esta fue que la tormenta se calmara. De esta forma, todos se pudieron salvar.
Es por ello que, según la tradición, de allí surge el nombre de la virgen del Perpetuo Socorro, pues es capaz de salvar, o socorrer a aquellos que están en condiciones casi mortales. Este, de hecho, es el primer milagro que se le atribuye. Pero la historia no termina allí.
La pintura cambia de dueño
Al llegar el mercader a Roma, este va a casa de un amigo, y le cuenta todo lo sucedido, mostrándole la pintura. Le dice que su propósito es que todo el mundo conociera y venerara a la imagen de la virgen del perpetuo socorro, y por lo tanto, la pintura debería estar en una iglesia, para darla a conocer al mundo.
Sin embargo, el mercader enfermó y murió. Pero antes de morir, le dijo a su amigo que la imagen debería estar en una iglesia para que las personas la veneraran. Sin embargo, el amigo se quedó un buen tiempo con ella, pues a su esposa le había gustado la imagen y decidió quedarse con ella. Por esta razón, María se le apareció tres veces al hombre, diciéndole que tenía que llevar la pintura a una iglesia, de lo contrario, pasaría algo lamentable.
Como el hombre temía enojar a su esposa, no hizo caso de estas advertencias. Hasta que, en la última aparición, le dijo al hombre que, para que la pintura saliera de la casa, él tendría que irse primero. Así, este hombre enfermó y murió. Su esposa retuvo la pintura por más tiempo, pensando que de esta manera estaría a salvo. Sin embargo, con el tiempo, la virgen del perpetuo Socorro se le apareció a la hija de la Señora de la casa, y le dijo que la virgen del Perpetuo Socorro deseaba que la pusieran en una iglesia, sino, habría consecuencias graves.
Pero una amiga, que escuchó sobre el asunto, se burló de la situación, e intentó convencer a su amiga de que se quedara con el cuadro, asegurándole que nada malo le pasaría. Entonces, en ese momento, esta comenzó a sentir unos dolores que pensó que se iba a morir. Así que invocó a la virgen del Perpetuo Socorro, y esta la escuchó, sanándola de inmediato. Allí se dio cuenta que la imagen debería estar en un lugar sagrado para su veneración.
La pintura es trasladada a la Iglesia de San Mateo
Cuando se toma la decisión de trasladar la imagen, no sabían a qué Iglesia trasladarla. Entonces María se le aparece de nuevo a la hija de la Señora de la casa, y le dio la ubicación de la Iglesia donde debían llevar la imagen: La Iglesia de San Mateo, uno de los doce apóstoles de Jesús, el que era recaudador de impuestos.
Entonces la Señora se entrevistó con el supervisor de los monjes Agustinos, quienes eran los que estaban a cargo de dicha iglesia. Este fue comunicado de todo lo que había sucedido con la pintura de la virgen del Perpetuo Socorro.
De esta forma, el cuadro fue trasladado en una procesión solemne el día veintisiete de marzo del año mil cuatrocientos noventa y nueve. Se cuenta que, durante la procesión, un hombre que tenía un brazo paralizado, tocó la imagen, y le fue devuelta la funcionalidad del mismo. De esta manera, se extendió la veneración de la imagen de la virgen del Perpetuo Socorro, donde permaneció durante trescientos años.
Debido a los múltiples milagros que se le atribuyen, esta imagen fue altamente reverenciada, pues se le consideraba como milagrosa. Así, se le dedicaron oraciones, canciones y plegarias. Sin embargo, después de un período de veneración y adoración, durante la invasión napoleónica, que comenzó en el año mil setecientos veintiocho, Roma fue tomado por su ejército. Durante la misma destruyeron varias iglesias, entre ellas la de San Mateo.
Con la iglesia también destruyeron muchas reliquias, así como pinturas y estatuas que eran veneradas por los feligreses. Sin embargo, un padre Agustino pudo rescatar la pintura de la virgen del Perpetuo Socorro a tiempo, y pudo resguardar el cuadro. Cuando el Papa regresa a Roma, luego de su exilio, este les entrega a los monjes agustinos el monasterio de San Eusebio.
Allí se encontraba otra imagen que también era venerada, por lo que la imagen de la virgen del Perpetuo Socorro pasó a formar parte de la capilla privada de dicha iglesia. Así, esta imagen estuvo oculta por un período de sesenta y cuatro años.
Reaparición de la virgen del Perpetuo Socorro
Como se pudo ver en la historia de la virgen del Perpetuo Socorro, esta al final casi desaparece. Sin embargo, la voluntad de María era que la imagen se diera a conocer a todas las naciones. Tal vez como parte del evangelio de redención y de rescate por parte de su hijo.
Así que, luego de la destrucción del templo de San Mateo, en ese mismo lugar se levantó otra Iglesia dedicada a San Alfonso. La historia cuenta que, en una ocasión, un monje redentorista, quienes estaban a cargo de dicha iglesia, investigó sobre la historia del lugar, y se dio cuenta que allí estaba ubicada la iglesia de San Mateo y que, además, se veneraba una imagen a la virgen del Perpetuo Socorro.
Así que dio a conocer sus investigaciones a sus hermanos, quienes escucharon con atención la historia. Entre ellos, se encontraba uno de nombre Michael Marchi, quien había servido en la capilla privada de los agustinos. Entonces recordó lo que uno de los monjes le decía sobre la imagen del Perpetuo Socorro.
De esta forma, se dio a conocer de nuevo el culto o la veneración de esta imagen que estaba casi en el olvido. Fue con el discurso sobre la imagen que dio un Jesuita que, todos los feligreses descubrieron la veneración de esta imagen en el pasado, y que casi había caído al olvido. Este Jesuita instó a quienes tuvieran el cuadro, a revelarlo y darlo a conocer para su veneración pública, pues así era el deseo de María.
Descubierto el propósito de María con respecto a la imagen de la virgen del Perpetuo Socorro, los Redentoristas, quienes estaban a cargo de la iglesia de San Alfonso, donde antes estaba ubicada la de San Mateo, instaron a su superior a pedirle al Papa el traslado del cuadro, pues la historia corroboraba que ese era el antiguo lugar donde estaba.
Luego de la aprobación del Papa de trasladar la imagen de la capilla de los Agustinos a la Iglesia de San Alfonso, en mil ochocientos sesenta y seis, unas veinte mil personas acompañan la procesión del traslado de la imagen de la virgen del Perpetuo Socorro. Así se cumple con la petición de María de que esta imagen se venere de manera pública en su altar.
Origen de la imagen de la virgen del Perpetuo Socorro
Como ya se ha visto, un mercader cargó con esta imagen. Si bien su procedencia es incierta, pues no se sabe quién la pintó, se cree que data del siglo doce o trece. Incluso se cree que esta pintura es, en realidad, una copia de otra pintura que al parecer fue pintada por el mismo Lucas, el escritor del evangelio que lleva su nombre.
La pintura original, es decir, la que pintó Lucas, se encontraba en Constantinopla, y fue venerada allí por mucho tiempo, hasta que en el año mil cuatrocientos cincuenta y tres esta fue destruida por los turcos. De esta manera, la pintura original desapareció; sin embargo, la copia, que se encuentra en la Iglesia de San Alfonso, se conserva hasta ahora.
Descripción de la pintura
Esta pintura fue pintada con el estilo característico de la pintura bizantina, es decir, su estilo es plano. Su calidad, según los expertos, es primitiva, lo que da prueba de su autenticidad. Las letras de las inscripciones son griegas.
De la misma manera, las iniciales que se encuentra junto a la corona de María, la identifican como la Madre del Hijo de Dios. De igual manera, las inscripciones, que son ICXC, son la abreviatura de Jesucristo. Además, las que aparecen en la aureola de la cabeza del niño, que son OWU significan El que es, dando a entender que es el escogido de Dios para salvar a la humanidad.Por otro lado, sobre los hombros de María hay tres estrellas, que representan su santidad antes, durante y después del parto de su hijo.
A ambos lados hay dos ángeles, uno representa al Arcángel Miguel, quien sostiene una caña con una esponja mojada, y representan la pasión y el dolor de Jesús al dar su vida por la humanidad. En el otro lado, se encuentra el ángel Gabriel, quien sostiene el objeto de tormento de Jesús, así como los clavos con los que fue fijado.
Por otro lado, no era algo usual pintar aureolas cuando el cuadro fue pintado. Así que, quien lo haya pintado, lo que hizo fue redondear la cabeza junto con el velo de María, de esta manera indicaba su santidad. Se piensa que, tanto los halos, así como las coronas de color dorado fueron añadiduras posteriores.
Hay que tener en cuenta que los colores también juegan un papel en la carga simbólica de esta imagen. En este sentido, el fondo, que es de color dorado, simboliza o representa la luz eterna; esta además realza los colores de las vestiduras. En este sentido, el velo y el manto de María son de color púrpura. Este color representa la divinidad; el traje azul, por otro lado, es el símbolo de su humanidad. De esta manera, se recalca el estado divino de María, pero también se recuerda su conexión que tiene con todos los seres humanos.
Algo peculiar de este retrato es que, la imagen de María es mucho más grande que el tamaño de su hijo; es decir, la proporción entre los dos es considerable. Esto se debe a que, en esta ocasión, el pintor quiso resaltar la figura de la virgen del Perpetuo Socorro, en vez de su hijo. Esto no quiere decir que no se reconozca el papel de Jesús; todo lo contrario, pero también se quiere destacar el papel de su madre en todo lo que tiene que ver con la adoración de Dios.
Hablando de la figura de Jesús, este tiene una expresión que denota madurez. Además, este tiene puesto una túnica, que es sujetada por un cinturón; también tiene un manto sobre su hombro. Esta representación es la que también suelen hacerse de los sabios y filósofos de la antigüedad. Esto denota la sabiduría que demostraría en su vida adulta el Hijo de Dios.
Además, las manos de Jesús sujetan la de su madre, mientras María tiene una actitud reflexiva, o más bien pensativa. Al ver esta imagen, quien la observe puede pensar en que María está meditando sobre todas las palabras que le fueron dichas, desde las del ángel Gabriel, hasta las de Simeón, así como de las muchas profecías que se cumplirían en torno a su hijo.
Oración a la virgen del perpetuo socorro
Debido a todo lo anteriormente dicho, la figura de la virgen del Perpetuo Socorro se ha extendido por todo el mundo, recreando replicas de la pintura original que se encuentra en Roma. De esta manera, se cumplió la petición de María, de que esta imagen se dé a conocer por todo el mundo.
Para muchos feligreses, es sorprendente el hecho de que esta imagen, aunque estuvo a punto de desaparecer en varias ocasiones, en realidad se mantenga en su sitio de veneración. Por esto, además de los milagros que se le atribuyen, también consideran un verdadero milagro el hecho de que la imagen siga intacta a pesar del tiempo y las vicisitudes que atravesó para su veneración.
Por esta razón, en la actualidad, se le han dedicado rezos y canciones, así como oraciones de acuerdo al devocionario y la tradición popular.Así, estas oraciones demuestran la devoción y la veneración de los feligreses; pero también demuestran la confianza que tienen en la virgen del Perpetuo Socorro para que acuda en su ayuda, en los casos que sean necesarios.
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Una de estas oraciones evoca a la virgen, y reconoce el papel importante de su misión, además del deseo de María de que la llamen también Virgen del Perpetuo socorro. Luego de hacer este reconocimiento, el devoto le hace la súplica y le pide ayuda en los momentos que sean necesarios. También le solicita que le ayude a superar las tentaciones y cualquier problema que afronte; sobre todo a luchar y no temerle a la muerte. Esta es la oración:
¡Santísima Virgen María, que para inspirarme confianza habéis querido llamaros Madre del Perpetuo Socorro! Yo os suplico me socorráis en todo tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mis caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo, en el trance de la muerte. Concédeme, ¡oh amorosa
Madre!, el pensamiento y la costumbre de recurrir siempre a Vos; porque estoy cierto de que, si soy fiel en invocaros, Vos seréis fiel en socorrerme. Alcanzadme, pues, la gracia de acudir a Vos sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga vuestro perpetuo socorro y la perseverancia final. Bendecidme y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.
¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Rogad a Jesús por mí, y salvadme.
Cabe destacar que, en la parte final de esta oración también se habla de la fidelidad de esta virgen para con los que la invocan, así como el privilegio de estar en su presencia en la hora final de la vida, es decir, la muerte. También se le pide que interceda por ella ante su hijo, y que le salve de todo mal.
Existen otras oraciones que, como estas, resaltan la fe de las personas, así como el reconocimiento de María como madre redentora de los fieles, y quienes veneran su imagen y su nombre.
Novena a la virgen del perpetuo socorro
La novena a la virgen del Perpetuo Socorro corresponde a la celebración de la veneración de esta virgen que, según lo establecido por los altos jerarcas de la Iglesia Católica, en este caso, corresponde a los 27 de Junio de cada año. En esta novena, se recuerda toda la historia que ya se ha contado sobre la imagen, así como la odisea de esta para que se establezca su veneración.
También se recuerda el papel redentor de María, así como los milagros y apariciones que esta hizo a favor de su veneración. Estas oraciones, o plegarias, se hacen en una hora determinada por nueve días, por esta razón se le conoce como la novena a la virgen del Perpetuo Socorro.
En las últimas plegarias, también se le pide a esta virgen la intercesión por aquellas almas que, según la creencia cristiana están en el purgatorio. Son aquellas que no fueron redimidas de sus pecados, pero tampoco se encuentran en el infierno.
De esta manera, también se considera que María puede abogar por los muertos, y ayudarlos a cruzar ese umbral por medio de la redención de estas almas. Así que estas peticiones también se suelen hacer en los funerales de aquellos que fallecieron y necesitan de la ayuda de la virgen para poder alcanzar la aprobación de Dios, y de esta manera, de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia católica, alcanzar la absolución y entrar en el cielo; donde estarán en compañía de María, así como de Dios y de todos aquellos que hicieron su voluntad.