San Alejandro perteneció al ilustre obispado de Alejandría. Fue un hombre que siempre estuvo en contra de las herejías. Defendió con mucha vehemencia los preceptos de Dios. Conoce todo lo relacionado a San Alejandro mediante este artículo.
Historia de San Alejandro
El gran San Alejandro nació en Alejandría en el año 250. Siempre vivió allí, porque su firme deseo era servir a Dios de alguna u otra forma. Fue el sucesor de Aquileo para consignarse como Obispo de Alejandría. Rechazó tajantemente a las herejías, principalmente a los falsos profetas e historiadores que aseguraron que Jesucristo no era el verdadero hijo de Dios.
Mantuvo una postura contraria a las dogmas impuestas por un sacerdote conocido como Arrio, quien negó a Jesús como hijo unigénito del Altísimo. San Alejandro, aunque fue un obispo estricto y un poco malhumorado, siempre demostró interés en ayudar a los más necesitados. Su fe cristiana y devoción lo llevaron al camino del seminario; por sus virtudes, muy pronto fue exaltado como Obispo de la comunidad que lo vio nacer.
San Alejandro también apoyó a los hombres que hicieron vida enemítica, por ende respetó la influencia de San Antonio Abad en aquellos que quisieron refugiarse en soledad. El santo obtuvo permisos especiales en su oficio, por ejemplo, designar otros sacerdotes para comandar el ministerio laico de todo Egipto. San Alejandro fue tentado por el demonio a través de Arrio, quien quiso enfurecerlo con la premisa que Jesús no era hijo de Dios.
En efecto, Arrio manejó información errónea por toda Alejandría, para hacer quedar a San Alejandro como un falso profeta. El hombre a pesar de ser victima de difamaciones permaneció en calma, puesto que sabía sobre las mentiras del sacerdote. San Alejandro sostuvo una discusión con Arrio, para desmentir toda la información que difundió en Egipto y que volviera a la iglesia ortodoxa.
Los dogmas de Arrio cobraron fuerza frente a las verdades de San Alejandro sobre el nacimiento de Jesús. Al obispo no le quedó más remedio que convocar una asamblea con la presencia de todo el clero sacerdotal. No logró nada con este método, ya que fue excomulgado por las autoridades eclesiásticas al no demostrar las falsedades de Arrio. Sin embargo, el embustero sacerdote fue juzgado a los pocos días por otro grupo de sacerdotes y perdonaron a San Alejandro.
El Obispo no se conformó con el perdón de sus colegas, por lo que decidió enviar una carta a las maximizas autoridades de Constantinopla para dar a conocer el caso de Arrio y su herejía. Hay que recordar que allí alguna vez tuvo mandato el Emperador Constantino, hijo de Santa Helena de Constantinopla.
En 325, de nuevo en otro concilio papal, se rechazaron las nuevas ideas propuestas por Arrio se brindó apoyo a las posturas de San Alejandro. El Emperador Constantino ordenó inmediatamente el destierro de Arrio y sus colaboradores a tierras olvidadas. Después de haber logrado la victoria, San Alejandro regresa a Alejandria a seguir desempeñando su cargo. 8 años de éxito determinaron la continuidad de San Alejandro en Alejandría.
San Atanasio se convirtió en el sucesor de San Alejandro, ya que este falleció en el año 326 en Ibidem.
Vida de San Alejandro
San Alejandro o bien conocido como El patriarca de Alejandría desempeñó de manera exitosa el cargo obispal de dicha comunidad. Su largo trecho como Obispo no condujo precisamente por un camino de rosas, ya que un falso profeta quien se hizo pasar por sacerdote, llamado Arrio, estableció una serie de dogmas equivocas sobre la vida de Jesús, al alegar que éste no era el hijo de Dios, sino una criatura común y corriente.
San Alejandro también fue víctima de sus mentiras, al acusarlo de ser un fariseo. Pocos días después, la comunidad de Alejandría comenzaba a perder el respeto ante el Obispo, por lo que decidió enviar una carta al clero de Constantinopla para debatir sobre el caso de Arrio.
El hombre a pesar de ser victima de difamaciones permaneció en calma, puesto que sabía sobre las mentiras del sacerdote. San Alejandro sostuvo una discusión con Arrio, para desmentir toda la información que difundió en Egipto y que volviera a la iglesia ortodoxa. El santo fue castigado por el clero al excomulgarlo, ya que no tenía pruebas suficientes para desmentir la versión del sacerdote Arrio.
El Emperador Constantino fue una de las pocas personas que creyeron en lo dicho por San Alejandro, tomando la decisión de entablar otra conferencia con el clero para evaluar bien su caso. La asamblea llegó a la resolución que, en efecto, Arrio habría mentido sobre el origen de Cristo, siendo desterrado de Alejandria con sus cómplices.
San Alejandro, al sentir que su muerte estaba cercana, decidió preparar a uno de sus pupilos más eficientes: San Atanasio. En la medida en que transcurrió el tiempo, el muchacho ya había ganado una buena fama y todo apuntó a que sería el sucesor de San Alejandro.
El gran santo apoyó a todos los monjes que llevaron una vida enemítica para encontrar el amor de Dios en el desierto. También hizo énfasis en aquellos hombres que socorrían a los pobres. San Valerio también apostó por esta vida ermitaña de reflexión.
Día de San Alejandro
El día o santoral de San Alejandro corresponde al 26 de febrero. Este majestuoso hombre dirigió el obispado de Alejandría con mucha diligencia y decoro. Logró auxiliar a los más necesitados: como huérfanos, viudas y demás desamparados del mundo. Su fe arraigada permitió defender sus ideales de manera convincente, frente a las mentiras de un sacerdote fariseo.
La iglesia católica festeja a San Alejandro por haber defendido la palabra de Dios por todo lo alto. Sus actos y normativas dentro del obispado lo acreditaron con el nombre de Santo. Alejandro venció diversos obstáculos para mantener su verdad frente a las herejías y las tentaciones del demonio.
San Alejandro de Jerusalén
Por otro lado, tenemos a San Alejandro de Jerusalén, quien fue un santo y mártir cristiano. Al igual que San Blas, fue perseguido por adorar las virtudes cristianas bajo las ordenes del tiránico emperador Decio. San Alejandro de Jerusalén también llegó a convertirse en un importante obispo en la comunidad de Capadocia. Pasó gran parte de su vida huyendo o siendo prisionero de aquellos hombres de ideas paganas.
Fue víctima de torturas comandadas por Alejandro Severo. El santo logró obtener su libertad para dirigirse hasta Jerusalén, para ayudar al obispo de aquel entonces. Debido a su eficiencia, fue designado como su asistente particular. Cuando murió San Narciso, Alejandro pasó a ser el obispo, ya que el anciano dejó todo preparado para su sucesión. El santo fue amigo de orígenes, al que permitió dar palabras de aliento durante la misa a los presentes.
San Alejandro de Jerusalén fue un admirador de las obras literarias y permaneció horas enteras leyendo mientras estuvo cautivo en prisión. Este hecho hizo que fundara una gran biblioteca en Tierras Santas. Unos años antes de morir, nuevamente fue prisionero por las autoridades de Cesarea. Cuenta la leyenda que en sus últimos años de cárcel, bajo su cabellera canosa creció una diadema que asombró a todos los presos y guardianes en aquel entonces.
Alejandro siempre se caracterizó por ser un hombre bondadoso con el prójimo, de alto sentido altruista. Capaz de quitarse el pan de la boca para alimentar al hambriento, atendió a miles de enfermos (incluyendo a los reos que lo acompañaron en el difícil tramo de la cárcel).
Los verdugos como actividad de tortura someten a San Alejandro de Jerusalén frente a las fieras en la sala. No obstante, pudo sobrevivir a todos los ataques e incluso, las fieras en vez de devorarlo, se sirvieron a él para lamer sus pies. Alejandro no aguantó mucho tiempo ese proceso y murió en el año 251 en prisión.
San Alejandro Briant
La vida de San Alejandro Briant es muy similar a Alejandro de Jerusalén, ya que fue un mártir inglés que padeció de infinitas torturas. Este santo nació en Inglaterra en 1556 y murió siendo astante joven, en 1581. San Alejandro Briant aparece dentro del martirologio inglés, el cual se enlista con otros 40 mártires cristianos.
Briant destacó por su gran intelecto, por lo que fue condecorado en la Universidad de Oxford. Al graduarse, trabajó durante un tiempo para mantener a su familia, que no era precisamente la más opulenta de Inglaterra. En marzo de 1581 fue detenido por las autoridades de Londres y encerrado en la cárcel de Counter. Los carceleros dieron se dieron tarea de torturarlo en una cama de clavos o insertándole agujas filosas en los pies.
Mientras estuvo preso jamás se olvidó de las gracias divinas de Dios, suplicando la intercesión para ascender al cielo luego de morir. San Alejandro Briant fue acusado de intentar asesinar a la Reina de Inglaterra. A pesar de no haber pruebas suficientes, fue encarcelado por no presentarse más sospechosos que él. Fue beatificado por Pablo V un 25 de octubre de 1970.
San Alejandro de Sauli
San Alejandro de Sauli fue un obispo italianol que nació en Milan en 1525. Desde muy pequeño demostró un don de justicia que lo hizo llegar muy lejos en cada proyecto que se propuso. A los 17 años se entrega por completo a la fe cristiana y accedió a la comunidad de los hombres barrabitas. Cuando fue exaltado como cura, inmediatamente se encargó de profesar su amor por Dios en la eucaristía.
El trabajo de San Alejandro de Sauli interesó a San Carlos Borromeo, a tal punto de solicitarle su compañía para predicar. San Carlos en aquel contexto fungía como arzobispo de Milán. La comunidad milana se estremeció cuando ambos sacerdotes realizaban la santa misa. Al poco tiempo, de Sauli fue ascendido nuevamente como superior y adoptó a Borromeo como su confesor y gran amigo.
Las condecoraciones no cesan y Pio V lo designó como obispo encargado de la isla de Córcega. y San Carlos fue su asistente en todo lo que necesitaba. De Sauli al llegar a la isla se impresionó de lo deteriorada que estuvo, hasta el punto que los antiguos sacerdotes demostraban un lenguaje corporal enfermizo o desgastado. Los ladrones tomaron el mandado sobre las siembras de trigo; la peste ahuyentó a los pocos habitantes del mismo, mientras que otros murieron.
El objetivo primordial de San Alejandro fue transformar por completo ese estado de abandono de Córcega, de dar vida a aquella población que a pesar de estar desolado, poseía numerosas riquezas que lo hacían único. Como primera actividad, Alejandro convocó a todos los ex sacerdotes de Córcega y resto de autoridades eclesiásticas a una reunión para rescatar la vida religiosa del lugar.
Como segunda ordenanza, San Alejandro dirigió a un escuadrón de catecistas para impartir la palabra de Dios casa por casa, para que todos conocieran los sagrados dogmas impuestos por la iglesia católica. Los frutos sobre el esfuerzo de San Alejandro no se hicieron esperar, porque poco a poco aquel pueblo en ruinas retomó la asistencia a la santa misa.
El santo debido al éxito obtenido en la isla de Córcega, permaneció 20 años a sus servicios. La admiración y el respeto de la población hicieron que los habitantes bautizaran a San Alejandro como “El apóstol de la Paz”.
Milagros de San Alejandro de Sauli
En Córcega se anunciaron muchos maleficios y supersticiones respecto a las cosechas y los trabajos de campo. También se auguró una pobreza terrible, debido a la sequía, las siembras no se darían en las mejores condiciones. San Alejandro visitó cada parcela ubicada en la isla para bendecirlas con agua bendita. Días posteriores, las cosechas parecieron sobrevivir al inclemente sol al que estaban sometidas día a día.
Llegaron a oídos de los malhechores que las siembras de Córcega dieron frutos. Los piratas llegaron con sus embarcaciones a saquear todas las siembras para venderlas en el puerto. Los habitantes de la isla salieron corriendo a sus casas debido a los temerarios rufianes. San Alejandro se enteró de la situación y bendijo el mar, hecho que propició una gran tormenta que alejó a los navieros. También sirvió para regar los campos.
San Alejandro también tuvo visiones que anunciaban acontecimientos en el futuro. Se presume mantuvo una estrecha amistad con San Felipe Neri, puesto que lo admiraba como ser humano y como santo.
Estos milagros son muy recordados por los habitantes de Córcega, así como también Santa Rosa de Lima tiene milagros que son hasta el día de hoy muy reconocidos por la iglesia católica.
San Alejandro de Bérgamo
San Alejandro de Bérgamo fue un santo y mártir tebano que se encuentra en el martirologio romano. Su fecha de canonización no es datada, pero si su motivo: ya que su beatificación fue anterior a la implementación de la congregación de todos los santos. Su nacimiento se ubica entre los siglos III y IV. Su santoral es el 26 de agosto.
De Bérgamo tuvo un enemigo acérrimo en el Emperador Maximiliano, ya que le ordenó sacrificar todos sus pensamientos cristianos y dar muerte a los Dioses. El santo mantuvo dentro de sus bases bien cimentadas el ayudar a toda su comunidad, él aclaró que vino al mundo con un propósito y aplicar el altruismo fue uno de ellos. Además, de repartir el amor de Dios ante los hombres que desconocían por completo su palabra.
Fue bautizado como “El santo del Prójimo” por atender todos aquellos casos urgentes y fuera de alcance; rasgo en que se parece a San Expedito. El martirio de San Alejandro tuvo razón al desobedecer el mandato del Emperador, quien quiso arrancar por completo el pensamiento cristiano y mantener la ley de los hombres sobre la de Dios. Fue un defensor de la Santísima Trinidad. San Alejandro antes de morir escucha al Altísimo decir: “No tendrás a otro Dios más que a mí”.
Son muy pocos los datos biográficos que se encuentran de San Alejandro de Bérgamo, más que fue un protestante tebano. Vivió muy de cerca la persecución cristiana como Santa Valeria y otros más que sufrieron por defender el legado de Dios. Fue ejecutado en Milán por Maximiliano, la máxima autoridad para aquel momento.
Martirio de San Alejandro de Bérgamo
Cabe destacar que en Milán aparecieron una serie de cartas que relatan al pie de la letra el proceso de ejecución de San Alejandro por parte de Maximiliano. A continuación, parte del diálogo antes de su martirio.
M: Maximiliano. A: Alejandro
M: Alejandro de Bérgamo, si te he traído hasta aquí es para que sacrifiques a todos los Dioses inmortales que tú mismo has hecho abandonar, porque has de renunciar a todos tus cultos en este preciso momento, porque no pretendo que sigas siendo cristiano.
San Alejandro es llevado hacia el altar por sus custodios, Rodeado de paños calientes por todo su cuerpo:
M: Apresúrate en sacrificar a los Dioses, si en verdad quieres escapar del castigo oscuro que te espera bajo mis órdenes
San Alejandro de Bérgamo, con pocas fuerzas, logró responder:
A: Lo que me propones es una acción aborrecible, Maximiliano, lo que más deseo es rendirte tributo de buena manera, como el príncipe y Emperador que eres de esta tierra sagrada. Jamás te adoraré como un Dios más, porque no lo eres y estás lejos de serlo.
M: Si no cumples con mis órdenes, entonces de taré muerte. No te librarás de mi castigo.
A: Esta muerte de la que tanto alardeas, me servirá para alcanzar la vida eterna y tener la ascensión al Cielo para estar en la compañía plena de Dios Nuestro Señor. Si me tengo que ir de este mundo, ten la plena seguridad que obtendré la vida eterna, que solo logran quienes han actuado de buena fe y adoptado los designios verdaderos de Dios. El Altísimo será mi único rey, porque es el dador de vida y muerte.
Por un momento Maximiliano permaneció en silencio, ya que las palabras de San Alejandro hicieron gran ruido en su orgullo. Le propuso una solución para librarse de la muerte:
M: Si no quieres sacrificar a los Dioses por tu propia mano, no te preocupes, otros lo pueden hacer por ti. Simplemente asóciate con nosotros y venerame por siempre, es la única manera de dejarte libre.
San Alejandro también estuvo callado frente a las alternativas de Maximiliano. Este último entendió el silencio del santo como una afirmación de su parte, por lo que se acerca al altar para decir:
A: Oh Maximiliano, a ti te hace falta acercarte más a a la palabra de Dios, porque en ella descubrirás su perfección divina. Con ella dejarás de amenazarme. La bóveda celestial, los santísimos sacramentos, el santo rosario y la eucaristía valen más que cualquier ofensa que intentes hacer en contra del Dios verdadero. A pesar de tus infamias y tiranías, yo ya gané, porque conseguí la bendición de Dios.
Maximiliano enfureció a tal punto de drogar a San Alejandro para apoderarse de su voluntad y así cumpliese con el sacrificio. Los centinelas arrastraron al santo por todo el saltar y una vez estando frente a Maximiliano, lo arroja al piso con una patada muy fuerte. Para el emperador, el acto es inaceptable, por lo que ordenó inmediatamente su muerte frente al altar.
Antes de ser cortada su cabeza, San Alejandro ofreció sus últimas palabras mirando al cielo, esperando la llamada de Dios:
A: Oh Dios Todopoderoso, que has servido para ofrecer tus dones a aquellos hombres que te veneraron dignamente en la tierra. Oh Dador de vida, que juzgas tanto a vivos y muertos, que concedes la gracia plena de los bienaventurados alcanzar el reino de los cielos. Haznos merecedores sobre los conocimientos ocultos de la Santa Cruz, así como de la importancia de la crucifixión que padeció Nuestro Señor Jesucristo.
Haz que los hombres malévolos dejen atrás sus irracionales furias, como también intenten la conversión para librarse del fuego eterno del infierno. Bendito seas Dios Todopoderoso, por darme el entendimiento necesario para rechazar las proposiciones de este malvado emperador, para él pido tu intercesión y así alimentar su corazón de tu verbo divino. Amén.
Iglesia de San Alejandro de Bérgamo
La catedral de Bérgamo se ubica en Italia. Su propósito de edificación es la de rendir culto a San Alejandro de Bérgamo, quien fue en su momento el patrón de la comunidad. Durante el siglo IX ya se hallaban dos iglesias en Italia con el nombre de San Alejandro Bérgamo, la primera de ellas se encuentra en el lugar preciso donde fue su martirio por parte de Maximiliano; el otro templo en realidad se encargó de rendir homenaje a San Vicente.
La primera catedral fue demolida en el siglo XVI porque a los militares les convenía levantar su sede principal allí, sólo permaneció en pie el templo de San Alejandro en honor también al gran San Vicente.
El Obispo Gregorio en 1691 cambió el nombre de la fachada por San Alejandro de San Vicente. Afortunadamente, este templo no pasó por tantas modificaciones arquitectónicas, como si ocurrió con la iglesia barroca Santa Inés en agonía.
Oración a San Alejandro
-Oh San Alejandro, que fuiste un santo benigno que defendió de buena manera los intereses de Nuestra Madre Santa Iglesia. Pido tu intercesión y la de Dios Todopoderoso para que me protejas noche y día, de todos mis enemigos y hasta de mi mismo(a) ya que no estoy exento(a) de cometer errores que fallen a tu mandado.
Cuida de mi familia, para que nada ni nadie intente hacerles ningún mal. Que mi desempeño en el trabajo sea el mejor, que mi relación amorosa se vaya fortaleciendo y mi espiritu cristiano permanezca vivo en mi alma. Vela por el mundo entero, para que huérfanos y desahuciados consigan el amor que tanto se les ha negado y una buena familia que los atiendan. Amén.
San Alejandro papa
El gran San Alejandro nació en Alejandría en el año 250. Siempre vivió allí, porque su firme deseo era servir a Dios de alguna u otra forma. Fue el sucesor de Aquileo para consignarse como Obispo de Alejandría. Rechazó tajantemente a las herejías, principalmente a los falsos profetas e historiadores que aseguraron que Jesucristo no era el verdadero hijo de Dios.
Mantuvo una postura contraria a las dogmas impuestas por un sacerdote conocido como Arrio, quien negó a Jesús como hijo unigénito del Altísimo. San Alejandro, aunque fue un obispo estricto y un poco malhumorado, siempre demostró interés en ayudar a los más necesitados. Su fe cristiana y devoción lo llevaron al camino del seminario; por sus virtudes, muy pronto fue exaltado como Obispo de la comunidad que lo vio nacer.
San Alejandro también apoyó a los hombres que hicieron vida enemítica, por ende respetó la influencia de San Antonio Abad en aquellos que quisieron refugiarse en soledad. El santo obtuvo permisos especiales en su oficio, por ejemplo, designar otros sacerdotes para comandar el ministerio laico de todo Egipto. San Alejandro fue tentado por el demonio a través de Arrio, quien quiso enfurecerlo con la premisa que Jesús no era hijo de Dios.
En efecto, Arrio manejó información errónea por toda Alejandría, para hacer quedar a San Alejandro como un falso profeta. El hombre a pesar de ser victima de difamaciones permaneció en calma, puesto que sabía sobre las mentiras del sacerdote. San Alejandro sostuvo una discusión con Arrio, para desmentir toda la información que difundió en Egipto y que volviera a la iglesia ortodoxa.