El Altar de una Iglesia Católica, es un elemento representativo que suele estar presente en todas las capillas y en la mayoría de los hogares en el mundo; tiene un valor importante, en cuanto al concepto y significado que se tiene del mismo, que ha sido tradicional desde la antigüedad hasta nuestros días.
Altar de una Iglesia Católica
Para la celebración de la misa, la Iglesia católica adoptó este tipo de altar, pero hasta el siglo III comenzó a servirse de mesas comunes de madera; según afirmaciones de algunos historiadores, se infiere de las dos que se dicen fueron utilizadas por San Pedro en Roma. En el siglo mencionado, se comenzó a utilizar otros tipos de altares, sin abandonar del todo los originales, por lo que el altar se constituyó con el sepulcro de algún mártir, colocando encima de él una gran lápida a modo de mesa. (ver articulo: La Iglesia Católica y las Sectas)
Tipos de altares en la antigua Roma
Según las catacumbas que pueden encontrarse en Roma, los altares utilizados, tienen cuatro formas y son los siguientes: los modos de trípode o de mesa, los adosados, los portátiles o móviles y los fijos y aislados. Estos últimos se compone de una lápida sobre un pie derecho en medio de un cubículo, por su parte, los adosados como modo de sarcófago aplicado a un muro, los arcosolios o sepulcros de mártires insignes cuya tapa servía de mesa, bajo un arco o bovedilla en un nicho decorado.
Constantino
En la época de Constantino, desde que llegó la paz, los altares de mayores dimensiones fueron construidos más grandes que los movibles y adosados; de esta manera, le daban una forma rectangular que era sostenida por una columna central o en cambio por cuatro que eran colocados en los extremos. También, se colocaba en medio del ábside o presbiterio de las basílicas en la que siempre solía ponerse un sepulcro de algún mártir. Luego, en el siglo VII, comenzó a realizarse otros cambios como encerrar en ellos algunas reliquias de diferentes mártires, como hoy es costumbre.
En la Edad Media
Las formas anteriormente descritas se siguieron utilizando, pero teniendo un parecido a un sepulcro; seguían las mesas con una o más columnitas y casi siempre labrados en piedra, por lo menos, desde el siglo IV. Un siglo después, las criptas se hicieron raras debajo del altar y desde ese momento se comenzaron a colocar reliquias en una pequeña cavidad abierta en el soporte central de la mesa o en esta misma, estas estaban envueltas en un lienzo fino, además de estar encerradas en una botellita de vidrio o cajita de madera, sellada por el obispo consagrante del altar.
Altar mayor
El altar mayor, es llamado a todos esos altares que se encuentran en las iglesias, donde es permitido celebrar misas en cada una de las capillas católicas, cada una con su propio altar, por lo que el principal recibe el nombre de altar mayor.
En cada una de las iglesias, el altar mayor continuó situado en el ábside principal o cabecera y en posición aislada. Pero, cuando se adoptó los retablos en la época románica y, sobre todo, al tomar éstos gran desarrollo en los siglos XIV y siguientes, la mayoría de los altares se adosaron y dejaron de ser accesibles por todos los lados.
La palabra altar en hebreo, tiene su significado “lugar de matanza”. Mientras que, en griego, es conocido como “lugar de sacrificio”. Por otro lado, en latín la palabra altar viene de altare, de altus que significa “plataforma elevada”; por esta razón, desde la antigüedad se ha usado este significado más famoso, por lo que el altar es un lugar elevado o piedra consagrada, que se usaba para la celebración de ritos religiosos dirigidos a la divinidad, como ofrendas y sacrificios. (ver articulo: Iglesia Católica Oriental)
En la historia bíblica es posible encontrar el primer altar hebreo; fue construido por Noé después de salir del arca. Las santas escrituras indican que los primeros hombres hicieron sobre los altares sacrificios de animales y ofrecimiento de frutos a Dios Creador: como es el caso de Abel y Caín.
Más tarde, se siguieron construyeron altares por Abraham, Isaac, Jacob, Moisés y Josué, la mayoría con fin sacrificial y alguno a manera de memorial. Luego, las construcciones de los mismos tenían dos propósitos: quemar incienso y ofrecer sacrificios. Una vez que se encendía el fuego del altar, se requería que se mantuviera encendido.
Poco a poco, a medida que pasaba el tiempo, como suele verse en el libro del Levítico, el pueblo de Israel ofrecía a Dios sacrificios de corderos y de otros animales en reconocimiento de su divinidad y a manera expiatoria. Los sacrificios por su parte, era para recordar el sacrificio de Jesús en el altar de la cruz; pero en sí eran imperfectos. A pesar de honrar a Jesús por medio del altar, también era necesario entender que era imposible que la sangre de algunos animales, borraran todos los pecados; pero, Cristo dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.
Cuando Cristo se hace hombre comienza la nueva y eterna alianza Dios, tomó un cuerpo pasible y mortal, y así como todos los hombres pudo sufrir y siendo un Dios pudo dar a sus sufrimientos un valor infinito, así como fue capaz de satisfacer o pagar generosamente toda deuda adquirida por el pecado del ser humano.
Jesús, al ser verdadero Dios y verdadero hombre, fue capaz de ofrecer un sacrificio a Dios para lograr la reconciliación del padre con los humanos, por esto Él es sumo y eterno sacerdote. Pero Jesucristo, además de ser sacerdote también es la víctima y es el altar. Se dice que Jesucristo es el sacerdote porque “porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores”. Y es la victima porque Él, como único sacerdote de la nueva alianza, se ofreció a sí mismo como víctima; y no como cualquier víctima, ya que era necesario pagar el precio justo en reparación del gran pecado cometido.
La víctima, es puesta por Dios, no ha sido puesta por un hombre ni es un animal, y es Él mismo. Así, se convierte justamente en este “siervo doliente” que por amor acepta, libre y voluntariamente, la misión de ser la víctima capaz de pagar el alto precio por nuestra infidelidad.
Una vez que se conoce el porqué del sacerdote y la víctima, es necesario explicar que Jesús es el altar. De esta manera, se hace necesario llevar a cabo el Sacrificio. El altar, hace mención al sacrificio que Jesús anticipó, puesta la mesa que realizaría ofreciéndose en el altar de la cruz. Es así como se evidencia una relación directa e intrínseca entre mesa (altar) y cruz y, sobre los cuales está la víctima; asimismo, se conforma una unidad o una fusión entre Jesús y la cruz, entre Jesús y el altar.
Altar de muertos
Como ya se conoce, el altar es la representación icono plástica de la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte, como se ha comentado, el altar hace alusión a los sacrificios que se han hecho para recordar el pago de los pecados de la humanidad, cuestión que realizó Jesucristo cuando viene la tierra. De esta forma, conduce en su significado a distintos temas implícitos y los representa en forma armónica dentro de un solo enunciado. (ver articulo: Ramas del Cristianismo)
El altar de muertos, ha sido un elemento primordial que es utilizado en la celebración del Día de Muertos. Muchos de los creyentes, señalan que la colocación de este, hace alusión a la creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos durante este día para convivir con la familia, y así consolarlos y confortarlos por la pérdida.
El altar, es un elemento tangible, que se puede ver y tocar, se encuentra conformado de la siguiente manera: en primer lugar, se coloca en una habitación, sobre una mesa o repisa cuyos niveles representan los estratos de la existencia. Los altares de dos niveles son los más comunes, ya que representan el cielo y la tierra; en comparación, a los altares de tres niveles donde añaden a esta visión el concepto del purgatorio.
También, existen altares de más niveles; en un altar de siete niveles se simbolizan los pasos necesarios para llegar al cielo y así poder descansar en paz. Es conocido por ser considerado como el altar tradicional por excelencia. Para su elaboración, es necesario considerar ciertos elementos básicos. Cada uno de los escalones se forra en tela negra y blanca y tienen un significado distinto.
Cada escalón tiene su significado, En el primer escalón va colocada la imagen de un santo, al cual se le tenga gran devoción. El segundo se destina a las ánimas del purgatorio; con esto, es posible que el alma del difunto, obtenga el permiso para salir de ese lugar en caso de encontrarse ahí. La Sal, es un elemento que se coloca en el tercer escalón, ya que, simboliza la purificación del espíritu para los niños del purgatorio.
El personaje principal es otro elemento central de la festividad del Día de Muertos y se coloca en el cuarto escalón: el pan, que se ofrece como alimento a las ánimas que por ahí transitan. En el quinto, también es importante colocar el alimento y las frutas preferidas del difunto. En el sexto escalón se ponen las fotografías de las personas ya fallecidas y a las cuales se recuerda por medio del altar. Y por último, se coloca una cruz formada por semillas o frutas, como el tejocote y la lima en el séptimo escalón.