Conoce en el presente artículo la biografía de San Benito. Fue el gran santo que inició la vida monástica. En la actualidad representa la figura insigne de todos los hombres que desean emprender el rumbo cristiano con el rol de monje. Descubre más información detallada a continuación.
Biografía de San Benito
San Benito fue un gran hombre de infinita nobleza y espíritu religioso. Su nacimiento radica en Nursia, una pequeña provincia italiana, de cuya cultura se desprende un alto sentido religioso. Se presume que San Benito creció bajo una familia acaudalada, por lo que jamás vivió en penurias. Sin embargo, Benito fue tan humilde que en ocasiones ofreció sus bienes a los más pobres. Para él, que los más necesitados fueran felices, se convirtió en lema.
La biografía de San Benito es tan vasta que muchas cosas se pueden dilucidar de él. Desde muy joven mostró interés por los estudios humanísticos. Manejó áreas como la literatura, filosofía y un poco sobre teología. Además de ello, se desempeñó como traductor de su propia lengua materna, porque tuvo amplios conocimientos del latín.
San Gregoririo Magno Magn se encargó de escribir una serie de antologías que refieren con amplitud la biografía de San Benito. Gregorio formó parte de sus primeros monjes benedictinos. Por siempre admiró todos los trabajos que hizo el santo. Benito se dedicó en formar a muchos monjes de su comunidad con mucho rigor y disciplina. Fue tanto su afán en adoctrinar hombres para el bien que escribió ciertas reglas que llevan a la vida monástica.
De vez en cuando se encerraba en su dormitorio para orar. Este hecho aislante es comparable a lo que hizo San Valerio, quien llevó una vida enemítica para evitar las persecusiones cristianas. La biografía de San Benito explica que en su iconografía se observa al santo tomando su libro de regla. Llama la atención que aparece la estampa de un cuervo con pan en su pico. Esto explica sobre el intento de envenenamiento que sufrió el santo a través del pan.
Primera huida
La biografía de San Benito habla sobre un primer escape por parte del Santo. Benito llegó a sentir que poco a poco su ciudad natal estaba bajo el ropaje de la cultura pagana. No le quedó más remedio que huir de allí; este episodio de huida también lo experimentaron otros santos, como Santa Quiteria y muchos otros que prefirieron mantener sus ideales.
Benito se lamentó que su bella ciudad de Nursia haya quedado en total desastre. La juventud multiplicó la cultura efímera y pasajera. Por este principal motivo, huye de su pueblo para vencer todas las tentaciones que el demonio dejaba en su camino. Posteriormente, la biografía de San Benito informa que el hombre se escondió en un sitio recóndito, siguiendo el ejemplo de San Blas, que permaneció mucho tiempo resguardado en una cueva para no ser hallado.
Segunda huida
La segunda huida de San Benito, aunque parezca extraño, fue positiva para el pueblo donde llegó, pero no para él. Aparentemente, Benito realizó uno de sus milagros en la localidad donde estaba hospedado. En una mañana, mientras caminaba por las calles, encontró a una mujer afligida porque dejó caer un jarrón muy valioso al piso hasta partirse. San Benito se compadeció de aquella mujer hasta limpiar sus lágrimas y calmarla.
Como muestra de solidaridad, el santo comenzó a orar durante unos minutos. Respaldó a la mujer hasta que ella se controló. Al poco rato, el jarrón se empezó a reparar automáticamente y sin la ayuda de nadie. La fémina en medio de su euforia comunicó a todo el pueblo sobre el milagro de San Benito. Esto trajo como consecuencia que una turba de devotos se acercaran hasta él para solicitar un milagro.
Benito ya estaba fatigado de charlar con tantas personas, que su propia fama en aquel pueblo, lo llevaron a escapar por segunda vez en su vida.
Fama de San Benito
La biografía de San Benito escriba por San Gregorio, expone que el santo ganó fama a raíz de su milagro con el jarrón. Benito no pensó en la gente que lo admiraba, sino en un lugar para refugiarse de tanta presión. De tanto transitar, llegó a una aldea totalmente solitaria llamada Subiaco.
El lugar se caracterizó por ser pantanoso y lleno de piedras. Benito encontró en Subiaco el sitio perfecto para pernoctar por varios días. Es aquí donde San Benito conoce a un monje que lo enseña a vivir un estilo religioso con decoro. Este hecho sirvió para que Benito siguiera el ejemplo de aquel habitante de Subiaco que, posteriormente se transformó en una fama abrumadora que conocemos hasta el día de hoy.
San Benito aprendió mucho de este monje, por ejemplo, las reglas y disciplinas con las que debían contar todos los monjes. El hombre fue compañaero del santo por muchos días, hasta que unos pastores le ofrecieron techo y comida.
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