Proviene del latín “radix” y significa raíz o de base, haciendo referencia sobre todo a un punto de vista profunda, sustancial, alguna posición que busca ir al fondo o raíz de alguna creencia o ideología. Conozcamos un poco del Cristianismo radical
¿Sabes lo que significa la palabra “radical”?.
De manera que jamás debemos ser “radicales” en nuestra fe, al menos que lo que estemos buscando sea profundizar en ella, adentrarnos profundamente en las raíces en el origen del cristianismo, investigar minuciosamente en la palabra para conocer lo que es ser cristiano y así poder vivirlo a plenitud, lo más posible, podemos utilizar toda la terminología que nos haga sentir los revolucionarios del siglo 21.
Pero si vives, con una bella amistad con el pecado, te podrás sentir muy al día, pero la verdad es que lo tuyo ya lleva por lo mínimo casi 2000 años, es lo mismo que le pasaba a la Iglesia en La odisea, tibieza, y en cualquier momento serás vomitado de la boca del Señor. (ver: artículo Doctrinas Cristianas:)
Gente que se autodenomina “radical” y “revolucionaria” y habla de “cavar con el sistema”, pero fuma, tiene sexo antes del matrimonio, está resentido contra otras personas, nunca ahonda en la Palabra y lleva una vida privada de oración tan profunda como su ombligo, no es otra cosa que gente “radicalmente engañada”.
Se pudiere decir que el cristiano radical vive bajo algunos conceptos, principios o fundamento, que los describe muy bien el escrito William McDonald, en su libro cristianismo radical, algunos estos preceptos son:
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Las condiciones del discipulado en el Cristianismo radical.
Un verdadero cristianismo reside en una entrega total al Señor Jesucristo, el Salvador no está buscando personas que le destinen sus tardes libres, los fines de semana o sus años de jubilados, el busca personas dispuestas a entregarle en primer lugar en su vida, el busca, y siempre ha sido así, no multitudes que van a la deriva y sin ningún objetivo en su camino, sino hombres y mujeres que personalmente y espontáneamente se consagren a su servicio por haber aceptado que el necesita personas dispuestas a seguir en el sendero de la negación personal por él, que el caminó primero,” aquí están estas son las condiciones del discípulo tal como las dio el Salvador del mundo:
- Un amor supremo por Jesucristo. (Lucas 14:26)
- Una negación del Yo.
- Elección deliberada de la Cruz. (Mateo 16:24)
- Una vida invertida en Cristo. (Mateo 16:24) – (Juan 15:8)
- Un amor ferviente por todos los que pertenecen a Cristo. (Juan 13:35) – (1 corintios 13:4-7)
- Permanencia continúa en su Palabra. (Juan 8:31) – (Lucas 9:62)
- Rechazo de todo por seguir a Cristo. (Lucas 14:33).
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Renunciando a todo.
Para ser aprendiz del Señor Jesús, hay que dejar abandonar todo, este es el sentido inequívoco de las palabras del Señor, no importa cuántas escusas se pongan a tan extrema condición ni cuanto nos rebelemos ante regla tan importante e imprudente, se mantiene el hecho de que esta es la Palabra del Señor y que quiere decir exactamente lo que dice. (Ver artículo: Oraciones a Dios Católicas ).
“Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mí discípulo”. (Lucas 14:33)
Desde el comienzo debemos enfrentar las siguientes verdades inmutables:
- Jesús no hace esta demanda a una cierta clase selecta de obreros cristianos. Dice: “Cualquiera de vosotros…”
- El no dijo que debemos estar dispuestos a renunciar a todo en forma voluntaria. Dijo: “Cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee…”
- El no dijo que hubiera una forma diluida de discipulado que permitiera al hombre conservar sus posesiones. Jesús dijo: “… no puede ser mi discípulo”.
Verdaderamente no debería asombrar esta demanda tan total como si fuera la única sugestión de este tipo, en la Biblia.
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Impedimentos al discipulado.
Alguien que se manifieste seguir a Cristo puede estar seguro que se le darán formas de evitar la responsabilidad, se le brindaran cualquier cantidad de oportunidades para retroceder, oirá voces que le llamen ofreciéndose para restarle algunas pulgadas a su cruz, doce legiones de ángeles estarán listas para sacarle del camino de la abnegación y el sacrificio.
Esto lo aclara en forma clara el relato de los tres probables discípulos que dejaron que otras voces ocuparan el primer lugar, en vez de obedecer la voz de Cristo, (Lucas 9:57-62) estas tres figuras anónimos se enfrentaron a Jesús, sintieron un deseo interno de seguirle, pero dejaron que algo se interpusiera entre sus almas y la completa dedicación al Señor.
El cristianismo radical puede tener sus pros y contras, pero sin duda alguna hay algunas cosas a las que se debe renunciar para practicar esta religión. Entiende un poco más de lo que te hablo con este vídeo explicativo, que busca expandir los conocimientos de las personas.
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Los discípulos son mayordomos.
La moraleja del mayordomo injusto fue enseñada a los discípulos, en ella el Salvador sienta los principios aplicables a los discípulos de todos los tiempos, luego de todo los discípulos de Cristo son esencialmente mayordomos, a quienes se ha dejado el cuidado de sus pertenencias e intereses sobre la tierra, esta moraleja está envuelta de dificultades, aparentemente recomienda la deshonestidad y los negocios ilícitos, pero cuando se comprende con la luz apropiada, la encontramos saturada de enseñanzas de gran importancia, en resumen, la historia es está, uno rico dueño encargó sus negocios a un empleado, luego de mucho tiempo el propietario supo que su empleado estaba mal gastando su dinero, inmediatamente le pidió una rendición de cuentas y le informó que quedaba despedido.
El trabajador entendió que su futuro era oscuro, era demasiado viejo para hacer trabajo físico pesado y le daba pena mendigar, entonces encontró un sistema que le aseguraba tener amigos en los días venideros, fue donde uno de los deudores de su amo y le preguntó, ¿Cuánto le debes a mi jefe?, le respondió “Tres mil trescientos setenta y cinco litros de aceite”, “bien, dijo el empleado, paga la mitad y demos la cuenta por cancelada”, Fue a otro de los deudores y le preguntó: “¿Cuánto debes?”, El deudor contestó, “Treinta y dos mil kilos de trigo”, “Bien, entonces paga veinticinco mil y demos por cancelada la cuenta”.
Algo es muy cierto, ni su señor, ni nuestro Señor aprobaron sus prácticas sinuosas, fue por esto mismo que lo destituyeron, ninguna persona justa aprobaría el fraude y la infidelidad, cualquiera que sea la enseñanza de la parábola, no sugiere que el desfalco sea justificado.
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El celo que produce llamas.
Es puede perdonar que un discípulo no posea gran capacidad mental y no pueda enseñar habilidades físicas, pero ningún discípulo puede ser excusado por su falta de celo, si su corazón no arde con gran pasión por el Salvador, la condena cae sobre él, después de todo, los cristianos somos seguidores del que dijo, “El celo de tu casa me consume” (Juan 2:17), su redentor fue consumido por una abrazadora pasión por Dios y por sus intereses, no hay lugar en sus caminos para discípulos tibios e indiferentes.
El Señor Jesús vivía en un estado de tensión espiritual, así lo dicen sus palabras: “De un bautismo tengo que ser bautizado; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla!”,(Lucas 12:50) también está su memorables relato, “Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar”, (Juan 9:4) el celo de Juan el Bautista fue presenciado por el Señor cuando dijo, “Él era antorcha que ardía y alumbraba”. (Juan 5:35).
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Creciendo en la fe.
No puede existir un verdadero discípulo sin una verdadera e incuestionable fe en el Dios vivo, el que va a hacer proeza para Dios debe confiar en el implícitamente, como dijera Hudson Taylor, “Todos los gigantes de Dios han sido hombres débiles que hicieron grandes cosas para Dios porque reconocieron que Dios estaba con ellos”, la fe verdadera siempre reposara en alguna promesa de Dios, en alguna parte de su palabra, esto es importante, el creyente primero lee o escucha alguna de las promesas de Dios, el espíritu Santo agarra esa promesa y la aplica al corazón y conciencia de uno manera muy personal, el creyente queda consciente de que Dios le ha hablado directamente, con una confianza absoluta en la confiabilidad del que lo ha prometido, considera la promesa tan segura como si ya estuviera cumplida, aun cuando, humanamente hablando, ésta sea imposible.
Quizás sea un mandamiento más que una promesa, para la fe no existen diferencia, si Dios manda, el habilita, si le pide a Pedro que camine sobre las aguas, Pedro debe estar seguro que el poder necesario para eso le será dado, (Mateo 14:28), si nos ordena predicar el Evangelio a toda ser, podemos estar seguros de recibir la gracia necesaria (Marcos 16:15), la fe no trabaja en el reino de lo posible, no hay gloria para Dios en lo que es humanamente posible, la fe comienza donde finaliza el dominio de la persona, “La participación de la fe, inicia donde finalizan las probabilidades y donde falla la vista y los sentidos”.
Sin duda alguna, si bien se es radical y en algunos momentos se puede exhibir una personalidad exagerada, el amor hacia Dios se debe expresar de manera clara y concisa, sin aguas tibias y sin medias tintas.