El Dharma, en sánscrito como Pali Dhamma, es una noción clave con variados significados en el Hinduismo, budismo y otras relgiones. En el hinduismo, el dharma es la ley íntegra y religiosa que rige la conducta particular y es uno de los cuatro propósitos de la vida. Asimismo del dharma que se designa a todos como sadharana dharma, que radica en la veracidad, la retirada de lesiones y la grandeza, entre otras integridades, asimismo hay un dharma concreto, conocido como svadharma, que debe continuarse de acuerdo con la clase, el estado y la frecuencia de cada uno en la vida.

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Origen

El Dharma compone el tema primordial de los Dharma-sutras, unos manuales místicos que son la fuente más vieja de la ley hindú, y en el lapso del tiempo se ha desarrollado a extensas clasificaciones de la ley, el Dharma-shastra. En el budismo, el dharma es la disciplina, la verdad cosmopolita habitual a todos los organismos en todo instante, promulgada por el Buda.

El Dharma, el Buda y la sangha sociedad de ejecutantes consienten la Triratna, también como “Tres Joyas”, a la que los budistas se cobijan. En la metafísica budista el vocablo en plural “dharmas” se manipula para representar los elementos interconectados que constituyen el mundo empírico. En la filosofía jainista, el dharma, asimismo de ser comúnmente ilustrado como una virtud moral, igualmente tiene el significado, característico del jainismo, de una sustancia inmortal, un medio que consiente a los seres moverse. (Ver artículo: novena a San Roque)

¿Qué es?

La expresión sánscrita “dharma” es evidentemente el término más importante y más frecuentemente consumido en el budismo. Entre las tres prendas de buddha, dharma y sangha en las que se acogen todos los budistas, el dharma es sublime. Es una ejecución del dharma que origina los budas y es el dharma el que suministra el pretexto para la sangha o la comunidad que lo une. Pero, ¿qué representa verdaderamente la palabra dharma? Este es un vocablo especialmente fascinante, ya que contiene e integra diferentes niveles de experiencia, desde nuestro primer instante en el camino hacia el logro de la plena ejecución.

En los iniciales textos de Theravadin, se expresa que Buddha Shakyamuni observó que el dharma está siempre vigente, ya sea que haya un buddha para instruirlo o una sangha para ejercerlo. El Dharma en este sentido es el fundamento subyacente de la realidad, de nuestras vidas y de nuestro universo. Es el hecho fundamental y último de quiénes y qué concurrimos.

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El objetivo de todos los budistas es manifestar esta verdadera naturaleza, como se le llama, no solo para percibirla, sino para poder reposar en ella, igualarse con ella y desconocer cualquier otro “yo” que podamos tener supuesto. En tal ejecución, vemos que lo que más somos fundamentalmente no posee principio ni fin, y se enuncia en el amor universal.

 

Muchos se preguntan si es este dharma eterno escabroso para nosotros, la gente ordinaria, pero de ninguna manera es así. De hecho, siempre está nadando en la periferia de nuestra cognición, seamos budistas o no, o si poseemos o no algún interés ficticio en la espiritualidad. El erudito budista Stcherbatsky escribió un libro prematuro e influyente titulado “La concepción céntrica del budismo y el significado de la palabra Dharma”. En este trabajo, el autor nos expresa que el dharma es la plataforma de nuestra existencia habitual, de la multitud de inclinaciones, percepciones y sucesos que consienten nuestra rutina como seres humanos.  (Ver artículo: San Antonio Abad)

Aquí, es preciso hacer una desenvoltura entre nuestros conocimientos de lo que es la realidad habitual, nuestras ideas premeditadas y nuestras esperances, y su facticidad cruda e inclemente. Dharma en este segundo sentido es lo que vive en nuestras vidas, nos guste o no, lo anhelemos o no, lo esperemos o no. La enfermedad imprevista, la discordia de una relación y la muerte imprevista son expresiones del progreso del dharma en este sentido.

La manera en que respondemos a la dificultad y desestabilización producida por el eterno dharma, tal como surge en las experiencias de nuestras vidas, es una materia de elección. Por ejemplo, podemos caer en la sustracción y la negación, buscando reconstruir nuestra solidez, comodidad y seguridad. O logramos ver en el dharma un pronóstico de la realidad última, y ​​volvernos hacia él como el pasaje.

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El primer rumbo nos lleva a dificultar lo que hemos visto y a simular que las cosas son de otra forma. Esto se traduce en una mayor sumisión, en una mayor anarquía, karma negativo y amargura. El segundo lleva, a resonar las palabras del maestro de reflexión Theravadin Ayya Khema, no a la exclusión del sufrimiento sino a la suspensión gradual de quien sufre.

Al estreno, el camino es dificultoso y doloroso, a través de la meditación y las otras pautas budistas, entrenamos retornando una y otra vez al borde dificultoso del Dharma, a la ambigüedad y la falta de cimiento del momento actual. Con el tiempo, no obstante, encontramos en tales retornos alivio y aliento. En este punto, en la locución feliz de Trungpa Rinpoche, el camino del dharma empieza a desenrollarse de manera natural y sin atrevimiento bajo nuestros pies.

Posteriormente, en su sentido más preciso, el dharma son las enseñanzas concedidas por el Buda y sumadas por incontables generaciones de hombres y mujeres cometidos y realizados. Este dharma representa, señala y rememora el eterno dharma tal como surge en nuestra experiencia de vida sin atavíos ni interpretaciones. (Ver artículo: frases de confianza en Dios)

El dharma conversado es enormemente más entonado, evocador y expresivo de lo que podría ser cualquier cosa subrayada. Lleva una carga de significado exuberante y fecundada que se recibe súbitamente en su totalidad por los espectadores. Escuchar a religiosos srilanqueses, zen o tibetanos cantar un sutta budista es una práctica completamente desemejante de leerlo en forma estampada. A través de la pronunciación, un mundo se abre improvisadamente y estamos sumergidos en una atmósfera y una emoción que están consumados.

Al percibir el Dharma, no es tan inusitado escuchar a un maestro representar una escena, por ejemplo, de la vida del Buda, y descubrir antes de que la representación esté casi formada, apreciando la frialdad de la noche india y olfateando su riqueza. Es cierto que, a partir del siglo I a.C, el dharma empezó a escribirse y ahora vive en decenas de miles de folios en los diversos cánones asiáticos. Al mismo tiempo, es significativo conmemorar que el dharma como instrucción es primordialmente una verdad hablada, de la cual la palabra escrita es un sinónimo y un apoyo.

Especialmente para los budistas occidentales, la palabra escrita es frecuentemente la puerta inicial al extenso mundo del dharma interno. Seguido, un libro nos lleva a tropezarnos con un maestro budista de quien logramos escuchar el Dharma en carácter oral. A menudo, ese profesor nos alienta a comenzar el camino, significando en la práctica de la meditación. Esto, a su vez, empieza a revelar la representación cruda y firme de nuestras vidas comunes. A medida que nos acostumbramos más y más con nuestras vidas, podemos empezar a sentir el fondo de la cognición que corre como un hilo a través de toda nuestra rutina.

A medida que nuestro sentido de esta sabiduría, conocida como buddhanature-se progresa, empezamos a darnos cuenta de que, más que nada, esto es lo que esencialmente somos y siempre hemos sido. En este punto, hemos sucedido de ver ese dharma como un libro sugestivo a manifestar el eterno dharma como la verdad finita de nuestra propia naturaleza esencial. El camino consumado, entonces, está abarcado y conciso en esta sola expresión.

Significado

Dharma básicamente significa resguardo; al trabajar las ilustraciones de Buda nos resguardamos del sufrimiento y las dificultades. Todos los problemas que apreciamos durante la vida cotidiana se producen en la ignorancia, y el procedimiento para eliminar la misma es ejercer el Dharma. (Ver artículo: que significa la misericordia)

Practicar el Dharma es el procedimiento destacado para perfeccionar la calidad de nuestra vida compasiva. La calidad de vida no estriba del progreso externo o del avance material, sino del impulso interno de la paz y la prosperidad. Por ejemplo, en el pasado varios budistas existían en países pobres y rezagados, pero podían hallar una felicidad pura y duradera ejerciendo lo que Buda había ilustrado.

Si componemos las ilustraciones de Buda en nuestra vida cotidiana, podremos solucionar todos nuestros problemas céntricos y alcanzar una mente efectivamente pacífica. Sin paz particular, la paz exterior es improbable. Si primero fundamos la paz dentro de nuestras mentes adiestrandonos en caminos subjetivos, la paz exterior vendrá probablemente; pero si no lo creamos, la paz mundial nunca se conseguirá, no importa cuántas personas hagan tarea por ella.

Dharma sencillamente significa “compromiso” o “responsabilidad”. Cuando se emplea a los guerreros y reyes, el dharma puede poseer varias y numerosas derivaciones. La palabra Dharma es un producido de la raíz de la palabra sánscrita, Dhr, que simboliza sostener, mantener o apoyar. La noción de dharma se puede ver en disparejos sesgos desde puntos de vista semánticos, culturales y creyentes. Es calificado como el punto central de la civilización india, ya que no se ve redicho por ninguna discrepancia lingüística, sectaria o particular del país. El término es demasiado dificultoso de traducir a su sentido efectivo.

La sapiencia hindú es el respiro vital de Hindusthan. Consecuentemente, es claro que si pretendemos proteger al hindú, debemos alimentar primero la cultura hindú. Si la ilustración hindú fenece en el hindusthan en sí, y si la colectividad hindú deja de existir, laboriosamente será adecuado referirse a la mera realidad geográfica que persiste como hindusthan. Los meros nichos territoriales no constituyen una nación. Toda la sociedad correspondería estar en una situación tan vigilante y constituida que nadie se osaría a echar un ojo infame en ninguno de nuestros puntos de decoro.

Dharma Wheel

El Dharma Wheel o la rueda del dharma, es uno de los emblemas budistas más significativos, ya que simboliza las instrucciones del Buda. El Buda fue el que volteó la rueda del Dharma y, por lo tanto, el emblema de la rueda es el Dharmachakra, o “círculo de la ley”. El vocablo tibetano para este símbolo, “chos kyi’khor lo”, simboliza “la rueda de la metamorfosis”. (Ver artículo: Oraciones Cristianas)

La tendencia de la rueda es una alegoría del rápido cambio espiritual procreado por las ilustraciones del Buda: el primer alegato del Buda en el “Deer Park” en Sarnath se conoce como el primer vuelco de la rueda del Dharma. Sus alocuciones rezagadas en Rajgir y Shravasti son conocidos como el segundo y tercer vuelco de la rueda del Dharma. Los ocho rayos de la rueda representan el Noble Sendero Óctuple expreso por el Buda en sus ilustraciones.

La rueda asimismo simboliza el ciclo permanente de samsara, o resurrección, que solo se logra escapar por medio de las instrucciones del Buda. Algunos budistas reflexionan las tres partes primordiales de la rueda como insignias de los “tres adiestramientos” en la experiencia budista:

  • El centro representa la conducta moral, que afianza la mente.
  • Los radios, que generalmente son ocho, representan la conciencia que se emplea para dominar la ignorancia.
  • El borde personifica el entrenamiento en la congregación, que conserva todo lo demás unido.

La rueda era un emblema habitual en el arte budista prematuro, antes de la entrada de las pinturas de Buda. En esos días, el Dharmachakra encarnaba no solo las instrucciones del Buda sino además el mismo Buda. En la parte prócer de los pilares edificados por el monarca Ashoka, cuatro leones esculpidos y cuatro ruedas se afrontan a las cuatro direcciones para promulgar el Dharma budista en toda India.

https://www.youtube.com/watch?v=95eJXGqvNbE

Ahora, el Dharmachakra surge en el arte de toda ilustración budista. En las iconografías del Buda, la rueda surge en las palmas de sus manos y en las plantas de sus pies, donde es una de las 32 Sellas de un Gran Hombre. Es principalmente sobresaliente en el Tíbet, donde es uno de los Ocho símbolos propicios y, frecuentemente, está cercado por dos venados, toda la efigie que representa la primer reprensión del Buda en Deer Park.

Karma y Dharma

No interesa qué práctica religiosa persigas, se te solicitará que vivas una existencia moral según los compendios de esa devoción. La terminología se reforma de este a oeste y de norte a sur, pero el recado primordial de todas las religiones primordiales es: “sé cordial con tus similares y eventualmente recogerás un premio”.

Los dos estrenos hindúes que vinculan lo divino con este universo son Karma y Dharma. Ambos están sujetados al ciclo de resurrección del nacimiento, la muerte y el florecimiento. El objetivo espiritual primordial del hinduismo es librarse de este ciclo y conseguir una etapa divina acreditada como Moksha. Los hindúes creen que logran liberarse de este ciclo formando buenos actos de karma que se fundan en el ideal determinado por el dharma.

El Dharma se relata a la ley religiosa, al deber íntegro y al carácter fundamental del cosmos, así como a la naturaleza particular de una persona. El dharma es el pasaje de la rectitud y de vivir la vida conforme con los códigos de gestión narrados en las escrituras hindúes. El hinduismo refiere el dharma como las leyes mundiales naturales cuya disciplina consiente a los humanos estar alegres y pertinentes, y salvarse de la humillación y el sufrimiento. El dharma es la ley honesta combinada con la conducta espiritual que destina nuestra vida. (Ver artículo: San Antonio Abad)

Partiendo de la idea de que las labores conmueven la vida, nuestro siguiente vocablo hindú es dharma. Este es fundamentalmente significativo en la fe hindú, pero posiblemente el más impropio a la mente occidental. Por esta razón, le proporcionaremos una enunciación simple, luego retornaremos y trataremos de conservarla. En cuanto a la enunciación, el dharma es la fuerza honesta que establece el universo. Es el poder que conserva al mundo en pensamiento y hace que la humanidad actúe. Conserva los árboles floreciendo, la hierv¿ba progresando y los pájaros entonando.

Por el contrario, el karma es la afirmación hindú de que las labores de una persona en la vida establecerán su destino en la adyacente vida. Si una persona es cordial y desinteresada en esta vida, será galardonada en la próxima. Desgraciadamente, lo contrario asimismo es cierto. Si una persona es una desfachatada hoy, digamos que la costeará en la próxima mañana. El karma es la ley actual de causa y efecto que crea el destino de cada individuo. Las almas renacen, progresando a través de muchos linajes hasta que todos los karmas se hayan determinado y el alma sea redimida del ciclo por moksha.

Esta afirmación en la reencarnación nos lleva a nuestro sucesivo vocablo hindú, karma. Por suerte para nosotros, este es un poco más sencillo. En términos muy facilitados, el karma es la creencia hindú de que las labores de una persona en la vida establecerán su destino en la contigua vida. Si una persona es cordial y desinteresada en esta vida, será galardonada en la próxima. Aunque nuestra instrucción no siempre utiliza la palabra karma, los trazos de ella son indudables en frases como “Lo que va y viene” o “Seguro que recibió lo que se merecía”.

Dharmakaya

Conforme con la instrucción budista Mahayana del trikaya , o tres cuerpos, un Buda es uno con el Todo, pero se declara en el mundo referente de la forma y las figuras para trabajar por la independencia de todos los seres. Para conseguir esto, se dice que un buda posee tres cuerpos, citados dharmakaya, sambhogakaya y nirmanakaya.

El dharmakaya es el Autoritario; la naturaleza del universo, la unidad de todas las cosas y unidades, no declarada. El dharmakaya está más allá de la presencia o la inexistencia, y más allá de los conocimientos. El difunto Chogyam Trungpa citó al dharmakaya “la plataforma del nonato original”.

Puede ser más factible concebir el dharmakaya en correspondencia con los otros cuerpos. El dharmakaya es la base incondicional de la realidad, de la que proceden todos los fenómenos. El nirmanakaya es el cuerpo material de carne y hueso. El sambhogakaya es terciario; es el cuerpo de dicha o galardón que experimenta la integridad de la iluminación. (Ver artículo: novena a San Roque)

Dicho de otra forma, el dharmakaya a veces se concierta con el éter o la atmósfera. El samghogakaya se confronta con las nubes, y el nirmanakaya es la lluvia. En su libro Maravillas de la mente original, la propiedad del dzogchen en la práctica nativa del Tíbet, Tenzin Wangyal Rimpoché subrayó: “El Dharmakaya es el vacante del estado natural de la realidad; el Sambhogakaya es la refulgencia del estado natural; el Nirmanakaya es el tendencia de energía que surge de la esencia del vacío y la luminiscencia”.

Es significativo concebir que el dharmakaya no sea como el cielo, o donde vamos cuando sucumbimos o nos iluminamos. Es la base de toda la subsistencia, incluyéndote a ti. Asimismo es el cuerpo subjetivo o cuerpo de realidad de todos los budas. Además es significativo concebir que el dharmakaya esté siempre vigente y se desarrolla por todas partes. No puede declararse como sí mismo, no obstante, todos los seres y fenómenos se declaran a partir de ella. En varios sentidos, es equivalente de la naturaleza de Buda y de sunyata, o presuntuoso.

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Dharmapala

Dharmapala, del sánscrito que significa “protector de la ley religiosa”, y del tibetano  que significa “cruel, frenético verdugo”, es un término que corresponde a cualquiera de un conjunto de ocho deidades que, aunque indulgente, son personificadas como horribles y feroces para introducir el terror en los espíritus perversos.

La devoción de dharmapala s fue instruida en el siglo VIII por el venerable mago Padmasambhava, de quien se expresa que despojó a las deidades malévolas en el Tíbet y las precisó a prestar obligación prometiendo resguardar a los budistas y a la fe budista. Varios de los dharmapalas pueden sujetar a hindúes, o al Bon, que es la religión indígena del Tíbet, o a las deidades populares. (Ver artículo: oración a San Marcos de León)

Los dharmapala se manifiestan en la pintura, en la escultura y en las carátulas manejadas por los bailarines como labras ariscas con un tercer ojo y cabello encrespado, con coronas de cráneos y diademas de cabezas cortadas; se simbolizan pisando seres humanos o animales, habitualmente en agrupación de sus cónyuges femeninos. Son adorados particularmente o en un grupo citado como los “Ocho terribles unos”.

https://www.youtube.com/watch?v=okYW27AW8MA

Dharma en el budismo

Los sermones y instrucciones de Buda se asentaban hacia la efectiva naturaleza del cosmos, lo que se acredita dentro del budismo como el Dharma. Dio su primer sermón en las cercanías de la ciudad de Varanasi en un jardín de ciervos convocado como Sarnath. Este primer sermón muestra una perspectiva habitual del sufrimiento y la salida del desconsuelo. Se le llama “Cuatro verdades nobles”. El Buda frecuentemente se refiere como un médico que originariamente diagnostica una enfermedad y luego insinúa un medicamento para aliviarla.

Dharma o dhamma Pali es una expresión que los budistas usan frecuentemente. Se relata a la sustituta gema de las Tres Joyas  del Budismo: Buda, Dharma, Sangha. La expresión a menudo se precisa como las instrucciones de Buda, pero el dharma es verdaderamente más que una fórmula para las doctrinas budistas, como veremos en seguida.

La palabra dharma procede de las antiguas religiones de la India y se halla en las enseñanzas hindúes y jainistas, así como en las budistas. Su señalado original es algo así como “ley nativa”. Su expresión raíz, dham, simboliza “defender” o “afirmar”. En este extenso sentido habitual a muchas prácticas religiosas, el Dharma es lo que mantiene el orden natural del cosmos. Este señalado es parte de la intuición budista, también.

El Dharma asimismo apoya la experiencia de aquellos que están en conformidad con él. En este nivel, el dharma se relata a la conducta moral y la rectitud. En ciertas tradiciones hindúes, el dharma se utiliza para simbolizar el “deber sagrado”. Dhamma es la naturaleza de lo que es; La realidad de lo que instruyó el Buda. En el budismo theravada, como en la cita preliminar, a veces se usa para enseñar todos los factores de la subsistencia.

Thanissaro Bhikkhu subrayó que: “el Dhamma, en el nivel exterior, se relata al camino de la práctica que el Buda instruyó a sus seguidores”. Este Dhamma posee tres niveles de significado: las frases del Buda, la experiencia de su enseñanza y el lucro de la iluminación. Entonces, el Dhamma no es solo métodos, es instrucción, más experiencia, más iluminación. (Ver artículo:  con quien se casó Moisés)

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Frases

Entre las frases más destacadas acerca del dharma, tenemos las siguientes:

“No hables a menos que mejore el silencio” -Anónimo

“El significado real del Dharma debe ser experimentado directamente.” -Nagarjuna

“La verdadera esencia de las enseñanzas de Buda debe ser practicada y realizada; No meramente estudiado o acordado.” -Stonepeace

“Si no se cuidan unos a otros, ¿quién lo hará?” -El Buda

“Los que están a salvo deben acercarse a los que están sufriendo.” -Maestro Cheng Yen

“Si no es bueno, déjalo morir. Si no muere, hazlo bien.” -Ajahn Chah

“Cada día es un buen día, Cada noche es una buena noche. Cada momento es un buen momento.” -Expandido Zen Decir (Ver artículo:  cómo nació la Iglesia)

“Otros son mi principal preocupación. (Sabiduría de compasión)  Cuando noto algo mío, (consciente del egoísmo)  lo robo y se lo doy a los demás. (Practicar la generosidad)” – Shantideva

“Lo que puede decirse pero no practicarse es mejor no decirlo. Lo que se puede practicar pero no hablar es mejor no hacerlo.” -Baiyun

“Estar enojado es dejar que los errores de otros se castiguen a ti mismo. Perdonar a los demás es ser bueno contigo mismo.” -Maestro ChengYen

“Si desea que otros sepan sobre sus buenas acciones, no son realmente buenas acciones. Si temes que otros se enteren de tus malas acciones, esas son verdaderamente malas acciones”. -Maestro Hsuan Hua

“Confíe en la enseñanza, no en la persona; Confíe en el significado, no en las palabras; Confíe en el significado definitivo, no en el provisional; Confíe en su mente sabia, no en su mente ordinaria.” -El Buda

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