Cuando escuchamos esta palabra pensamos que solamente es la de Dios hacia nosotros, pero que significa la misericordia de nosotros hacia nuestros semejantes? ¡Debemos practicarla y hacernos cada día más misericordiosos con los demás!
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Aprendamos realmente que significa la misericordia hacia los demás
Muchas veces nos quedamos tranquilos, esperando las nuevas misericordias de Dios hacia nosotros cada día, pero
¿Y que pasa con la que debemos mostrar hacia nuestros semejantes?
Es realmente sobre esa parte que olvidamos de la que vamos a hablar hoy en este artículo.
Porque es algo que en gran parte de nuestras vidas dejamos relegada a un segundo, tercer o noveno plano, y eso es algo
que Jesús nos dejó bien asentado en las Sagradas Escrituras, cuando nos dijo ANDA Y VE Y HAZ TÚ LO MISMO.
Estas palabras las dijo cuando les hablaba a sus discípulos del buen samaritano
¿Qué es la misericordia?
La misericordia es la habilidad o el don de conmoverse de las angustias y desventuras de los demás.
Y se exterioriza en gentileza, auxilio al desprovisto, fundamentalmente en el perdón y la intercesión.
Es más que un emoción de cariño, es una práctica.
En la instrucción de Jesús del Sermón del Monte, una de las bienaventuranzas es en Mateo 5:7.
La misericordia o piedad es lo que decimos cuando somos guiados por Dios para ser sensibles en nuestras formas,
palabras y hechos.
Es más que concebir piedad hacia alguien; es el amor irradiado.
La misericordia anhela manifestarse a las necesidades prestas de los demás
y tranquilizar el desconsuelo, el abandono y la congoja.
La misma maneja dificultades físicas, emocionales, económicas o espirituales,
a través de una dádiva desprendida y magnánima.
Es la protectora de los humildes, de los pobre, así como de los explotados y olvidados, y frecuentemente
interviene en asistencia de ellos.
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Aprender que significa la misericordia es adquirir sabiduría pues estaremos obedeciendo a un
mandato del Señor.
Un buen modelo de la misericordia se halla en Mateo 20:29-34.
Si observamos estos versos, notaremos que los ciegos no relacionaron la misericordia con un emoción
sino con una hecho.
Su dificultad corporal era que no disfrutaban de la vista, así que para ellos, el suceso de la compasión
fue la mediación de Cristo para restituir su vista.
La misericordia es más que un emoción y persistentemente va proseguida por una acción.
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Esta dádiva posee una diligencia actitud de servicio diligente, así como el compromiso de realizarlo
con regocijo como lo dice Romanos 12:8.
Conjuntamente, todos estamos emplazados a ser compasivos. El mismo Jesús lo expresa en Mateo 25:40
y en una de las bienaventuranzas del monte en Mateo 5:7 asegura misericordia a aquellos que son
misericordiosos con sus semejantes.
Como individuos que estamos espiritualmente muertos y pecadores sin vista que somos, no vivimos en
superior escenario que los dos hombres ciegos en encontramos en Mateo 20.
Tal cual ellos existían totalmente subordinados de la compasión de Cristo para restituir su visión,
indistintamente nosotros estamos en manos de Él como dijo el Salmista en el Salmo 85:7.
Este estable cimiento de que nuestra confianza estriba únicamente de la misericordia de Cristo y no
en ningún merecimiento nuestro, esto debe infundirnos a perseguir el ejemplo de Cristo de un favor
piadoso y revelar en otros de misericordia, justamente como nosotros la hemos obtenido.
¿Es lo mismo la gracia y la misericordia?
Cuando conocemos y aprendemos que significa la misericordia nos damos cuenta que no es lo mismo
que la gracia, en ningún sentido.
Pero detallemos el ¿Por qué?
Aunque son muchas veces son revueltas. Mientras que los términos tienen significados similares, la gracia
y la misericordia no son lo mismo. Para sintetizar la diferencia vemos que, misericordia es que Dios no nos
de, lo que merecemos como castigo por los pecados que cometemos, y gracia es que Dios nos continúe bendiciendo a pesar de que no lo merezcamos.
La misericordia es la emancipación del juicio. La gracia es la bondad que se derrama a quienes no la ganan.
Según lo que dicen las sagradas Escrituras absolutamente todos hemos cometido pecado y esto lo
encontramos en Eclesiastés 7:20; en Romanos 3:23 y en la primera epístola de Juan 1:8.
Y la consecuencia de ese pecado, todos cosechamos la muerte, así lo explica Pablo en Romanos 6:23
y el castigo eterna en el lago de fuego, como lo expresa Apocalipsis 20:12-15.
Reflexionando sobre eso, cada día que anidamos es un hecho de la misericordia de Dios hacia
nuestras vidas.
Si Dios nos proporcionara lo que realmente mereciéramos, todos habitaríamos, en este instante, castigados
por una perpetuidad.
David gime en al Salmo 51:1-2, un ruego a Dios por misericordia; esto significa que debemos suplicarle que
contenga el juicio que nos hemos ganado, y que nos conceda en lugar el perdón que de ninguna forma
nos hemos conquistado.
Esto es lo que significa la misericordia, de Dios para nosotros.
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¿Cuándo practicar la misericordia con nuestros semejantes?
Esta pregunta queda claramente respondida en la líneas anteriores, la misericordia debe ser un continuo
actuar de nosotros hacia nuestros semejantes cada día, lo que significa la misericordia, es tener nuestros
brazos extendidos para ayudar y prestar socorro a todo aquel que lo necesite, y no estoy hablando solamente
de orar por esa persona, sin o de ayudarla incluso económicamente o con alimento y vestuario, si está de nuestra
parte el hacerlo y el poder, así como el querer.
Debemos dar de gracias, lo que de gracias hemos recibido, dice la Palabra y nosotros cada día recibidos de
Nuestro Señor Y Dios renovadas misericordias cada nuevo día.
Entonces VE tú y HAZ lo mismo con alegría.
