Santa Catalina de Génova, descubre la apasionante vida de esta santa, abnegada mujer dedicada al servicio de los enfermos, y cuyas visiones místicas, dadas por Jesucristo sobre el purgatorio, nos revelan la naturaleza real del purgatorio del cual no estamos exentos de llegar luego de fallecer.
Santa Catalina de Génova Tratado del Purgatorio
Santa Catalina de Génova, vio la luz del mundo en el año de 1447 en la ciudad italiana de Génova y pertenecía a una familia de nobles, los Fieschi, de larga tradición católica, y una alta posición social. Entre los Fieschi surgieron guerreros, nobles caballeros, condes, y demás personajes de la aristocracia, además tuvo entre sus familiares al Papa Adriano V, 1265 a 1268, y al Papa Inocencio IV ,1243 a 1254.
Fue Santa Catalina de Génova una santa mística, cuyas revelaciones fueron más notorias al final de su vida y fueron recopiladas por su confesor y guía espiritual, el Padre Cattaneo Marabotto, publicadas, en el año de 1551, bajo los títulos Diálogos del Alma y el Cuerpo y el Tratado del Purgatorio, obras que iluminan sobre el destino de las almas luego de la muerte y por las que, junto a su labor social, fue canonizada en el año 1737, por Clemente XII. (Ver: qué es purgatorio según la biblia)
San Gregorio Magno, doctor de la Iglesia Católica, fue quien en el siglo VI, año 593, iluminó sobre la naturaleza del purgatorio como un espacio de transición, un sitio de purificación de las almas para que estas luego accedan al paraíso celestial, si sus faltan son consideradas menores, esto según la doctrina evangelizadora de San Mateo, –Mt 12,31-, en la que se basó San Gregorio Magno para plantear su tesis del purgatorio en su libro Diálogos.
Santa Catalina de Génova en su Tratado del Purgatorio nos ilumina aún más sobre esta importante materia de hacia dónde van las almas que no han cometido mayores pecados, ella nos define el purgatorio como un fuego que consume el pecado, que las almas cargan luego de su separación corporal, y sin este proceso purificador nuestras almas jamás llegarían a estar en la presencia de la gracia divina de Dios.
Según el Tratado del Purgatorio este proceso purificador es comprendido por aquellas personas, santificadas luego de su muerte, que se consagran a Jesucristo, y al servicio de causas sociales nobles, en las que la noción del purgatorio es experimentada en esta vida y que por lo tanto llegan a morar con Dios luego de fallecer, son ejemplos de cómo al ser misericordiosos y piadosos con nuestros prójimos la gracia divina nos libra de sufrir el fuego del purgatorio.
En la almas que experimenta al fallecer el fuego del purgatorio, sus pecados son revelados antes de sufrir esta experiencia, ya que luego de estar siendo purificadas en el purgatorio pierden las nociones de tiempo, espacio, y el sentido del porqué están en esa situación desoladora, experimentado grandes dolores, que se mezclan con el gozo de intuir que Dios no las ha abandonado del todo y que en algún tiempo estarán en su presencia.
En el purgatorio las almas están solas, sin poder ver lo que otras almas experimentan, sin saber hasta cuando durara la absolución de sus pecados, solo entienden que a pesar de la soledad, el dolor y el fuego que consume sus almas pecadoras, llegará el momento, pronto o en siglos, que estarán junto a Dios libres del pecado original de Adán y Eva y de los demás actos pecaminosos de sus vidas.(Ver: cual fue el pecado de Adán y Eva)
Santa Catalina de Génova, hace la distinción entre infierno y purgatorio, y describe al infierno como algo real, con lo que concuerda con Santa Faustina, por lo que en su vida clama para que las personas no cometan pecados que los lleven a tan terrible situación. Al infierno le define Santa Catalina de Génova como el sitio, lugar o situación donde van quienes nunca se arrepintieron de su pecados y son considerados contrarios a Dios.(Ver:pruebas de que el infierno existe)
En el infierno están las almas que nunca observaron las enseñanzas cristianas renegaron de Jesucristo y su doctrina y nunca aceptaron a Dios ni aún en su último instante de vida, quienes cargan con su penas y culpa por la mala voluntad de no arrepentirse de sus actos, por ello su castigo mediante el fuego infernal es eterno, a diferencia del purgatorio cuyo fuego es purificador y en algún momento transitorio para las almas del purgatorio.
Según Santa Catalina de Génova las almas son creadas sin manchas pecadoras, pero el pecado original, y los pecados que cometen las personas llenan de imperfecciones las almas, por eso solo quienes se consagran, especialmente virginales, al servicio de Dios experimentan el purgatorio purificador en vida, de suerte que al fallecer logran la gracia de Dios en el momento de fallecer, sobre todo los santos martirizados.(Ver: ¿cuántas clases de pecado existen?)
Pero quienes a pesar de haber recibido la Pasión de Jesucristo y el sacramento del santo bautismo, cometen pecados llenan de culpas y penas sus almas, al estar cediendo a las tentaciones malignas del mundo, y aunque se confiesen y reciban los sacramentos, sufrieran en mayor o menor forma la experiencia del fuego purificador del purgatorio, el cual es un inmenso dolor equiparable al del infierno.
Película de Santa Catalina de Génova
Aunque el tema del purgatorio ha sido tratado desde tiempos antiguos, para difundirlo popularmente, en pinturas como La Virgen y las Ánimas del Purgatorio o en libros como la Divina Comedia, aun en nuestros días del siglo XXI, no es posible encontrar una película de Santa Catalina de Génova que detalle su vida , y tampoco se han realizado obras fílmicas que difundan sus visiones sobre el purgatorio.
En forma de videos se hallan a disposición de cualquier persona con acceso a la Red, composiciones sobre su vida y obra, que muchos, sin pretender ser una película sobre Santa Catalina de Génova, logran difundir muy bien su doctrina y mensajes sobre el purgatorio y demás tema que esta excelsa santa predicó.
Vida de Santa Catalina de Génova
Santa Catalina de Génova, santa italiana nacida en año 1447 en la ciudad de Génova, pertenecía a una familia de nobles, los Fieschi, de larga tradición católica, y una alta posición social. Entre los Fieschi surgieron guerreros, nobles caballeros, condes, y demás personajes de la aristocracia, además tuvo entre sus familiares al Papa Adriano V, 1265 a 1268, y al Papa Inocencio IV ,1243 a 1254. (Ver;cuantos papas han existido)
Alrededor de los 13 años manifiesta su devoción por la vida religiosa porque quiso ingresar al Convento de Santa María de la Gracia, donde hacia vida monástica una de sus hermanas, llamada Limbania, pero es rechazada. Su consagración juvenil a Jesucristo es nuevamente frustrada, cuando cumple los 16 años de edad y es obligada a casarse con un hijo de una las familias con las que los Fieschi mantenían algunas desavenencias.
Al pasar aproximadamente unos 10 años de haberse casado y por llevar una vida llena de frivolidades, que en nada llenaban su espiritualidad, decide visitar a su hermana Limbania en el convento, y esta le sugiere confesarse para aliviar su carga, Santa Catalina de Génova, cuando procede a confesarse con el capellán del monasterio, sufre una de sus revelaciones místicas, esta vez el Señor Jesucristo le manifiesta los pecados que ella ha cometido.(Ver;que pecados se deben confesar)
Luego de aquella revelación mística Santa Catalina de Génova, completa su conversión cristiana, iniciada cuando era adolescente y quería ser monja. Realiza largos ayunos, penitencias, e ingresa al hospital local, Pammatone, desde donde inicia una labor de servicio a los enfermos más pobres y a aquellos a los que nadie visita o ayuda.
Dedicada por completo al servicio de los enfermos, y consagrada a Jesucristo y a la Virgen María, Santa Catalina de Génova, logra la conversión de su esposo al catolicismo y este ingresa a la Tercera Orden de San Francisco de Asís, a partir de entonces conviven en santa castidad. Su esposo Guiliano Adorni, fallece en el año de 1497, desde ese tiempo sus visiones místicas se hacen más frecuentes y son compiladas en diversas obras por su guía espiritual el padre Cattaneo Marabotto.
Santa Catalina de Génova fallece en septiembre del año de 1510, a consecuencia de una enfermedad que le provocaba intensos dolores. Por su vida entregada al servicio de Jesucristo y a la atención de las personas enfermas, y por sus libros Diálogos del Alma y el Tratado del Purgatorio, que son recopilaciones místicas y parte de su doctrina cristiana, fue canonizada en el año de 1737, por el Santo Papa Clemente XII.