Santería en Cuba: conoce su origen, sus santos, rituales y mucho más

Santería en Cuba

Las diversas culturas que llegaron a Cuba durante el período colonial, fueron configurando y dando origen al fenómeno de la santería en Cuba. Se dio como resultado de la combinación de elementos étnicos y religiosos de individuos africanos y españoles, junto a los cubanos en su tierra de origen.

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Santería en Cuba, historia

Las oleadas de inmigrantes, de diversas procedencias, cantidades y distancias geográficas, léase España y África, así como otros lugares de Europa o América, permitieron el nacimiento de la santería. Hoy sobreviven cultos a los orishás o deidades de origen africano, especialmente de los yorubas, bajo el culto a las imágenes de los santos de la religión católica.

Del mismo modo, la gran aportación de elementos culturales de los negros africanos, de distintas etnias, chocaba con los nexos culturales de los negros de la nación, quienes defendieron celosamente para evitar la pérdida u olvido de los mismos.

Esa diferenciación se notaba en las sociedades llamadas “cabildos”, en las que se agrupaban por nación y donde no aceptaban a los criollos, impidiendo su participación. Esos cabildos sirvieron para defender su cultura ancestral ante el choque de culturas y así mantener su continuidad cultural.

Los numerosos cabildos existentes, permitidos por las autoridades coloniales, coincidieron con la consolidación de la nacionalidad cubana, comparada con los múltiples grupos que provenían de tres grandes corrientes africanas: los yorubas, los dahomeyanos y los bantús.

Así se produce durante el largo período colonial, la confluencia de distintos grupos sectoriales, quienes ante la necesidad de comunicarse, mezclaron los ingredientes conformando lo que se conoció como “lo ya cubano”. (ver artículo: santería y el espiritismo)

Evangelización española

En ese proceso, incluida la evangelización por parte de los españoles, dueños de esclavos, llevó a esos mismos esclavos a conocer y aceptar deidades desconocidas y ajenas para ellos, debiendo tener contacto diario con ellas para asimilarlas y aceptar como similares, no para sustituir a las suyas, pero sí en adopción.

Muchos de esos santos tenían rasgos similares a los orishas africanos y se produjo una relación sincrética, la cual dio origen a la santería.

A Cuba llegó la religión católica, de manos de los conquistadores españoles, con especial advocación a la Virgen María, culto que llegaba a la idolatría. Entre las religiones que trajeron los africanos, la que más influencia tuvo fue el culto a los orishas, traído por los yorubas, dentro de esos conglomerados que llegaron a la isla.

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Santos católicos y orishas yorubas

Olofín, el dios de los yorubas, fue comparado con el Dios de los católicos. Le dio poderes a varios orishas y la autorización de intervenir en la vida de los hombres. En un principio fueron los poderes naturales, el mar, el rayo, el río, luego, con el fin de dominarlos y ponerlos al servicio de los hombres, fueron alcanzando formas humanas, con vicios y virtudes humanas.

Estos orishas fueron los intermediarios entre Olofín y los hombres, tal cual como los santos católicos, quienes fueron personas que gracias a sus virtudes en la tierra fueron deificados al alcanzar la gracia divina de hacer milagros para ayudar a los hombres, así como ayudar en la salud y facilitar las victorias en las luchas que enfrentaban.

Así puede notarse que el rey guerrero Changó yoruba, representado con el hacha y la espada, tiene ciertas similitudes con Santa Bárbara Bendita, también guerrera, quien lleva una corona y una espada en la mano, y también se invoca cuando truena, igual que a Changó.

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Altares y atributos

En la santería no hay lineamientos oficiales ni jerarquías como los obispos o papas católicos. Es por el contrario, una religión privada, se desenvuelve de manera muy personal, entre una colectividad de creyentes y personas que se reúnen en una casa en particular, que sirve a su vez de vivienda y de casa templo.

El dueño de la casa ejerce su autoridad, como padrino de mayor prestigio, tanto por su edad como por sus funciones, con un indeterminado número de ahijados, quienes fueron iniciados en la “regla de ocha” y están bajo su tutela. El mismo puede ser santero o babalawo.

La casa debe tener todo lo necesario para hacer los rituales, siempre dependiendo de su nivel económico, así como los lujos y comodidades que puedan ofrecer. Los participantes deben pagar por los actos de adivinación, los sacrificios para alimentar a los santos, por los collares y otros atributos. También por los toques rituales del tambor o los güiros, o cualquier otra ceremonia que se derive de ese ritual.

Babalawo

Se establece cierto orden de mayor a menor jerarquía: el santero o babalocha, la santera o iyalocha y el babalawo, que goza de mayor jerarquía. Las ceremonias de iniciación se realizan en la casa del santo o ilé-ocha, a las que acuden los ahijados, los creyentes aun sin iniciarse y los amigos.

Mientras más ahijados y santeros haya, más prestigio tendrá la casa; ellos le deben respeto y pleitesía a su padrino, quien le indica qué debe hacer y lo aconseja.

El Babalawo o Babalao, también Awo,  se le llama a los sacerdotes de Orula dentro de los yorubas. Es el orisha de la sabiduría, quien opera mediante el sistema adivinatorio de Ifá. Orula es conocedor del pasado, presente y futuro.

Como sacerdote de Ifá, el Babalao puede predecir el futuro y saber cómo manejarlo por medio de su conexión con Orunmila u Orula. Se hace consultando la cadena de adivinación (Opele) o con semillas sagradas (Ikin) colocadas sobre el tablero de adivinación de Ifá. (ver artículo: Quien es Dios)

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Addeshina (Obbara Meyi). Primer babalawo cubano.

Rituales

En las ceremonias de iniciación y otras prácticas, se usa la lengua, los cantos, los instrumentos, bailes, vestuarios, atributos y comidas de origen yoruba. Se trata de utilizar los elementos más parecidos a los antiguos africanos, para asentar el santo de manera original, cuando transmitían sus conocimientos por la tradición oral y la práctica diaria.

Hubo algunos que dejaron libretas con palabras, dibujos, firmas, rezos, trazos y algunas recetas, pero nunca con una descripción exacta de todo el proceso religioso.

En el curso de nuestras vidas hay momentos en que la negatividad puede llegar a apartarnos de nuestras ideas, proyectos o metas. El campo energético que todos poseemos se rodea de una capa de negatividad que afecta diversos ámbitos, tanto económicos, sentimentales y físicos.

En la santería creen mucho en las limpiezas energéticas, brujerías, maleficios y otros tantos, algunos aceptados, otros no, que “ayudan” a salir de ese mal momento.

Toques de santo

Los “toques de santo” son las ceremonias que cuentan con mayor participación en las casas de santos o ilé-ochas. Se pueden presentar distintas funciones: iniciación, presentación al tambor, cumpleaños, funeral o día de algún santo católico.

Las más sacralizadas se realizan con el tambor batá, que tiene Añá, una deidad que vive dentro del Iyá, el mayor de los tres tambores. Hay otras fiestas con los santos, como los toques de güiros.

Tambores Batá

Los tambores batá constan de dos parches, tienen forma de reloj de arena, que se percuten con ambas manos, por los dos parches. Hay también una hoja de azada percutida con una varilla de hierro y una sonaja, que lo lleva el conjunto como atributo del santo al cual se le toca o canta.

El tambor mayor o Iyá lleva puesto un cinturón de cascabeles y campanas, a las que se le pone una sustancia resinosa para neutralizar el sonido. Le siguen en tamaño, el Itótele y el okónkolo.

Los que toquen estos tambores deben saber mucho sobre los toques para cada santo y cada una de sus variaciones, ya que se establece una conexión entre ellos con la deidad. Mientras se fabrica el tambor se hace una serie de ceremonias y debe ser un iniciado en esas artes quien lo haga. Se consagra, ya terminado, en una presentación ante el santo y los santeros mayores.

Esta comunicación se produce por la fuerza emotiva de los santos y los toques que acompañan, lo cual provoca el éxtasis hipnótico, llamado también “bajar el santo” a alguno de los participantes.

Al ocurrir esto, los cantantes y tamboreros se entusiasman más y también los padrinos y santeros ayudan al proceso de posesión, como quitar los zapatos, vestirlo y ponerle atributos, para darle el tratamiento de la deidad que adquiere, supuestamente, mientras dura la posesión. El poseso se comporta como el orisha y debe bailar de la misma manera.

Bautizo

El día del santo católico es celebrado por los santeros. Hacen ofrendas, misas, fiestas, visten y adornan a los santos con los mejores vestidos y flores. Ningún santero puede ser iniciado en la santería si antes no fue bautizado en la iglesia católica, cumpliendo todas las obligaciones católicas con la iglesia. En su vida de santero, por su parte, primará la regla de ocha.

Cabildo de Regla

Los días 8 de septiembre se celebra el día de la Virgen de Regla, patrona de la bahía de La Habana, Cuba. Se produce una gran peregrinación, con miles de personas de toda la nación, se hacen ceremonias por todos los hijos de Yemayá, en el muelle de las embarcaciones, desde donde parten las embarcaciones al pueblo de Regla.

En Regla existieron dos cabildos: el de Pepa, Echubi, y el de Susana Cantero, donde sacaron, durante muchos años, a los santos de los altares de sus casas, llevándolos a la iglesia de Regla donde permanecían por un tiempo o como dicen, dormían allí.

Al amanecer del día 8 se hace una misa solemne y salen en procesión con las imágenes católicas, con los tambores batá , cantos y rezos de los santeros principales. Las llevan al muelle y les hacen ofrendas al mar para seguir recorriendo todo el pueblo, pasan por las casas de los santeros, donde acostumbran realizar una ceremonia que consiste en “tirar los cocos”.

Procesión de la Virgen de Regla. Cuba.

La procesión culminaba en el cementerio, lugar donde los esperaba una oficiante de Oyá, que es la dueña del cementerio o recinto de los muertos, para ofrecer un baile ceremonial con el santo montado.

Santa Bárbara

Otra celebración muy popular también es la de santa Bárbara, celebrada los días 4 de diciembre. Esto se debe a que Shangó tiene muchos adeptos, casi que en toda la nación, sobre todo en las zonas centrales como Matanzas,  Villa Clara, Cienfuegos, Placetas, hasta Ciego de Ávila, zonas también conocidas como «área del tambor bombé».

Sacrificios con animales

Uno de los rituales más controversiales de la santería (Osha) es el que consiste en sacrificar animales para lograr un beneficio. Muchos opinan que es algo malvado y diabólico, pero para los santeros y entendidos en la materia, es lo contrario, un acto o ritual que se hace con el mayor respeto y con un significado profundo y sublime.

En pocas palabras, para entender un poco este ritual, hay que empezar diciendo que los orishas constituyen la energía de la naturaleza, la cual se debe alinear para obtener todo lo bueno, alejar las enfermedades o cualquier obstáculo que la afecte.

Todo lo que nos rodea está a nuestra disposición, así lo hizo saber Olofin cuando creó el mundo para los seres humanos, entonces siguiendo esa premisa, todos los animales están a nuestra disposición, más si sirve para preservar la vida de una persona, sacrificar a ese animal constituye un mal necesario.

En el ceremonial se pide permiso y autorización del orisha, se presenta al animal en algunos puntos específicos del cuerpo de la persona que ofrece el acto. Si el sacrificio (Ebbo) se está haciendo por cuestiones de salud o para vencer algún obstáculo, se limpia bien el cuerpo de la persona que está ofreciendo el sacrificio con animales.

Mientras dura el proceso de ofrenda se canta en honor a la deidad u orisha que está recibiendo tal ofrenda. Al finalizar la matanza, el orisha debe dar su visto bueno. Cuando la ofrenda es de corazón, el animal puede ser consumido por los participantes, si no es así, se lleva al lugar determinado para tal fín.

 

Leyenda

Cierta vez las aves le estaban haciendo mala propaganda a Olofín, tildándolo de asesino, ya que siempre estaba sacrificando animales. Todas las aves de rapiña, como los gavilanes, tiñosas, lechuzas, carairas y otras, se reunieron para no visitar a Olofín, ya que decían que se cometían muchos crímenes en la puerta de su casa y que siempre había sangre.

Se fueron a la esquina y buscaron a Eshu, a quien le dieron unos caramelos para que se asomara por un hueco a ver qué hacía Olofín. Al volver Eshu les contó que vio un charco de sangre detrás de la puerta y por eso siguieron hablando mal de Olofín.

Una mañana Olofín, al percatarse de la situación, puso detrás de la puerta una palangana con agua de añil, miel de abejas, maíz tierno y leche de chiva, junto con una cruz de kiba, un pedazo de vela y le dio a comer a los que llegaban a la puerta.

En la esquina estaba Eyele, la paloma, que iba a casa de Olofín y le saltaron al paso las aves de rapiña, advirtiéndole que no fuera pues Olofín mataba a los animales en el medio de la puerta. Eyele dijo: “de todas maneras yo voy a casa de Olofin”.

Sacrificio necesario

Al llegar a casa de Olofin, entró y se manchó sus patas blancas de sangre, diciendo a Olofín que había ido a visitarlo pero que las aves de rapiña le habían dicho que no lo hiciera porque era un asesino, cosa que ella no creyó, pues sabía que no era verdad. Olofín le explicó que no mataba a nadie ni nada, sólo sacrificaba a los animales para salvarlos a todos ellos, ya que si no lo hacía ellos se perderían.

“Y tu Eyele que te has manchado tus patas de sangre, mientras el mundo sea mundo, tendrás las patas rojas y vivirás aquí en mi casa, no te faltara la comida y tendrás hijos que llevaran mensajes míos a donde los necesite”, entonces Olofin metió los cuerpos de los animales sacrificados en un cesto y los envió con la paloma para que los echara en las esquinas, cerca de donde estaban las aves de rapiña. Ella lo hizo y volvió a casa de Olofín.

Comida para todos

Se formó un alboroto entre las aves de rapiña, los reptiles y hasta Eshu, que estaba allí, quienes se fueron a comer todo aquello, que estaba ya sazonado. La paloma esperó que terminaran de comer y les dijo: “oigan, gentes, quienes les dio la comida?”, a lo que contestaron: “nosotros no sabemos las vimos ahí, y como estaba tan sabrosa nos la comimos”.

-“¿Por qué tú no has venido a comer con nosotros? Eyele respondió: “no, porque yo tengo la mía…caramba y qué concepto tienes todavía de Olofin?”

– “Tú no fuiste allí? para que nos preguntas a nosotros?

– “porque él no es ningún asesino como ustedes dicen, porque esa comida que ustedes se comieron la mando él. Entonces también mataron, porque se comieron el ebbo que él hizo”.

Santos en Cuba

Los santos cubanos forman parte de una tradición religiosa neo-africana, la cual se desarrolló en el Caribe. Aunque la santería es practicada por todo el mundo, se considera una religión afro-cubana. Los yorubas reconocían a cientos de deidades u orishas, las cuales dominaban algunos aspectos naturales.

Cuando los africanos llegaron a la zona caribeña, llevaron algunas de esas deidades, pero las colonias españolas, tanto en Cuba como en Puerto Rico, por su fidelidad con la iglesia católica, les prohibían esas prácticas religiosas a los africanos.

Los esclavos fueron convertidos al catolicismo, convencidos de que así salvarían sus almas y de esa manera evitaban que adoraran a “falsos dioses”. Pero los africanos compararon sus orichas con los santos católicos y encontraron ciertas semejanzas, aprovechando la situación para seguir adorando a sus deidades pero con los nombres de los santos occidentales.

De ese modo empezó el proceso de sincretismo, se mezclaron las prácticas yorubas con las católicas y dio como resultado la santería. Cada una de las deidades africanas, sólo 16 reconocidas, se asoció a una figura católica, veamos algunas:

Agayú – San Cristobal; Babalú Ayé – San Lázaro; Eleguá – San Antonio de Padua; Ibeji – San Damían; Inhle – San Rafael; Obatalá – Virgen de las Mercedes; Ogún – San Pedro; Olokun – Nuestra Señora de Regla; Orula – San Francisco; Osayin – San José; Ochosi – San Norberto; Ochún – Virgen de la Caridad del Cobre; Oya – Virgen de la Candelaria; Changó – Santa Bárbara; Yemayá – Nuestra Señora de Regla.

Ochún

Ochún es la más joven de todas las deidades u orishas, representa el amor, la belleza, la prosperidad, la fertilidad y el orden, además de la gracia femenina. Protege a los pobres y es la madre de los enfermos, reina de los ríos y aguas dulces. Está representada por la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba, en su versión católica.

Changó

Dueño del rayo, del trueno y del fuego. Se asocia con el baile del tambor, a la danza y con Santa Bárbara, protectora contra los rayos.

Yemayá

Madre y protectora de todos los seres vivos, reina del cielo, la tierra y las aguas. Vive en el océano y se relaciona con Nuestra Señora de Regla, siendo la patrona del mar.

Obatalá

Es el creador de los humanos y más antiguo de los orishas. Estos fueron hechos con arcilla, tal como dicta también la religión judía. Se conoce como el rey de la lógica y la paz, sirve como mediador entre las demás deidades, es diplomático y utiliza la razón para resolver las disputas. Es también protector de las personas con  problemas cognitivos y de adicción.

Obatalá se sincretiza con Jesús, por representar ambos la sabiduría y la pureza, además de ser primogénitos de grandes dioses. También con San Sebastián y Nuestra Señora de las Mercedes.

Orula

Al igual que Elegguá, puede ser consultado en temas del futuro, es el orisha de la adivinación. Patrón, además de la secta Ifá, la que está compuesta por babalaos y sacerdotes que tienen el don de la clarividencia. Orula está asociado a San Francisco de Asís, aun cuando no se sabe a ciencia cierta por qué.

Ochosi

Orisha de los bosques y la cacería, sus flechas siempre aciertan en el blanco. Representa a la justicia ciega, cuya aplicación se hace a todos por igual. Está asociado a San Norberto, sin conocer las razones exactas.

Agayú

Padre de Changó y patrón de los desiertos, controla los volcanes y está relacionado con San Cristóbal.

Ogún

Orisha guerrero, representado por un herrero que fabrica herramientas y armas, así como padre dela tecnología. Se le asocia regularmente con San Pedro, por las llaves de metal que sostiene y por ser Ogún un herrero.

Eleguá

También conocido como Esú, Eleda o Elegbara, también como el mensajero de Orula, ya que habla todas las lenguas humanas. Es el patrón de los caminos, las encrucijadas, las entradas…es mensajero del destino. Se sincretiza con el Santo Niño de Atoche, como símbolo de la infancia y también está asociado a San Antonio de Padua, que simboliza la vejez. Representa entonces al nacimiento y la muerte, el alfa y el omega.

Babalú Ayé

Es el orisha de la enfermedad, su nombre significa “el rey que hiere al mundo”. Sus mensajeros son los mosquitos y las moscas portadoras de enfermedades. Se representa como un hombre que está cubierto de llagas pestilentes. Suele relacionarse con San Lázaro, ya que éste padecía de enfermedades de la piel, como la lepra.

Amuletos

Los principales amuletos utilizados en la santería se pueden clasificar en dos tipos: los relativos a los orishas y los llamados amuletos Inshe. Los primeros los usan para el culto y son más comunes en los ahijados de los orishas. Los segundos, se usan para protegerse o para la buena suerte. Cada uno de ellos tiene características especiales, que determinan su uso correcto y están adaptados a los cánones de la Regla de Osha o Santería.

Con motivo del sincretismo del que nació la santería, muchos orishas se han inclinado hacia algunas imágenes del catolicismo, por ejemplo, Shangó, el que ha sido sincretizado con Santa Bárbara. Los principales amuletos están asociados a los propios dioses de la santería.

En el caso de Shangó, éste tiene su amuleto, que consiste en un hacha guerrera de doble filo, representa un carácter belicoso y proporciona poder, así como aumenta la energía viril. Usado como talismán da poder, estatus, masculinidad y dignidad. Es usado mayormente para despedazar el ego de los rivales o adversarios.

Elegguá sincretiza con el Santo Niño de Atoche, cuenta también tiene un amuleto, es una figura con forma de la cabeza del santo o de un niño pequeño vestido con ropas negras y rojas, símbolo de esta deidad. Se acostumbra colocar detrás de las puertas. Elegguá es el santo de los caminos y las oportunidades.

Con ese amuleto se espera que cada puerta que se abra llegue a otras nuevas y con mejores oportunidades. Para los que desean buscar nuevos horizontes y oportunidades en su vida, este amuleto es el indicado. Es de los más populares y solicitados por la comunidad santera.