San Ambrosio de Milán fue un teólogo y orador que a pesar de no haber sido nunca bautizado por la iglesia pudo llegar a ser nombrado Obispo. En el artículo de hoy, nos dedicaremos a realizar un recorrido acerca de la vida y obra de este santo tan venerado.
Biografía de San Ambrosio de Milán
San Ambrosio de Milán nació en el seno de una familia cristiana en Roma alrededor del año 340, su niñez vino dada en la ciudad de Galia Bélgica. Fue hijo de Aurelio Ambrosio, un prefecto pretoriano de la Galia.
Sin embargo, algunos expertos en el área aseguran que el padre de Ambrosio era un funcionario de nombre Uranio que recibió una constitución imperial para la fecha del 3 de febrero 339. Su madre por otro lado, era un mujer con gran intelecto y bondadosa, perteneciente a la familia romana Aurelii Symmachi. Por lo que Ambrosio fue un primo directo del orador Quintus Aurelius Symmachus.
Dentro de su familia, era el menor de tres hijos Marcelina y Sátiro. Asimismo, también fue considerado como un santo. Esto surge por un antigua leyenda en donde se narra que cuando era un bebé un enjambre de abejas se posó en su rostro, dejando una gota de miel.
A raíz de este hecho su padre lo consideró como una virtud que hablaba de su futura elocuencia y lengua melosa. Es por este motivo que al buscar sobre San Ambrosio de Milán, las abejas son una imagen característica de él.
Junto con su hermano mayor Sátiro asistió a los cursos de gramática y retórica, en donde inicialmente se le encaminaba hacia la carrera forense. No obstante, esto no continúo gracias a la intervención de Sexto Petronio haciendo que cursara la carrera de administración en la cual destacó como uno de los mejores estudiantes, siendo enviado como consularis a gobernar las provincias de Liguria y Emilia.
Luego de esto, se trasladó hacia Milán alrededor de los años 370, allí entabló grandes relaciones con todos sus habitantes de bajos recursos. Tras el fallecimiento del obispo arriano Ausencio, las dificultades en la selección para el nuevo sucesor terminaron en el nombramiento de Ambrosio. Al ser electro, dejó su título de magistrado y optó por el de obispo.
A pesar de esto, no pudo ejercer su cargo hasta después de ocho días, esto se debe a que el mismo no había recibido el bautismo, por lo que era necesario este evento para que pudiera ascender propiamente como obispo.
San Ambrosio de Milán luego de haber ejercido como obispo dio toda su hacienda a la Iglesia y a los pobres de la ciudad para entregarse por completo al ejército. Durante las líneas enemigas demostró su valentía y habilidad a pesar de poseer una contextura débil.
Su lucha estuvo en contra de aquellos paganos y herejes que querían el restablecimiento de los cultos idolátricos, como por ejemplo, la re institución del Senado el Ara de la Victoria en el año 384. Escribió varias obras en donde exponía su rechazo contra los arrianos y desarrolló una medida de acción en conjunto con otros obispos en donde rechazaban la actividad de desintegración.
Cuando el emperador Valentiniano III dio la orden para entregar a todos los paganos hacia las basílicas católicas, San Ambrosio de Milán se opuso a su decreto, seguido por el apoyo de todo el pueblo. Ya haya sido por una lucha o por otra, la realidad es que San Ambrosio de Milán tuvo que cortar sus relaciones con varios emperadores. Desde Valentiniano I hasta Teodosio I el Grande, supo cómo elevar sus decisiones y ser una fuerte influencia.
San Ambrosio de Milán falleció el 4 de abril del año 397. Algunos años atrás, el obispo de Milán había consolidado la construcción de una basílica en la ciudad sobre un cementerio anterior. Ese nuevo lugar estaba destinado para los restos de otros dos hermanos clérigos conocidos como San Gervasio y San Protasio.
El segundo falleció a causa de unos golpes recibidos y el primero fue decapitado por ser cristiano. Puesto que este lecho era principalmente para estos dos personajes, en un primer momento se le iba a brindar el nombre de la ‘‘Basílica de los Mártires’’. Sin embargo, luego de haber muerto San Ambrosio su cuerpo fue entregado bajo el altar de esta basílica y sus restos descansan junto a San Gervasio y San Protasio.
¿Cómo llegó a ser Obispo?
Como ya se ha mencionado, el nombramiento de San Ambrosio de Milán vino dado luego de la muerte del obispo Ausencio. No obstante, a pesar de que el pueblo de Milán le había agarrado cariño a esta figura durante su tiempo en la ciudad, para aquel entonces el clero no permitía que tal puesto lo desempeñara un creyente sin bautizar.
Tal como dice una leyenda, el día del nombramiento se escuchó la voz de un niño gritando ‘‘Ambrosio, obispo’’, lo que el clero interpretó como una señal divina de Dios, por lo que la decisión quedó en manos del Papa.
Ante este acontecimiento el Papa ordenó que se aboliera la ley del pueblo, luego de esto San Ambrosio fue bautizado, por un sacerdote de Milán y pasó a tomar posesión del episcopado. A partir de su nombramiento como obispo de Milán, San Ambrosio llevó una vida sencilla sin ningún tipo de bienes materiales, todas sus pertenencias las repartió con el pueblo.
Estas acciones hicieron que se ganara el amor de todos los habitantes del lugar e incluso alcanzó tener influencia sobre el emperador de Roma. La labor principal de San Ambrosio de Milán fue combatir contra el arrianismo, esto debe que para aquel momento los mismos eran lo que tenían el poder.
Su formación teológica
Una vez que San Ambrosio de Milán accedió al puesto de obispo se dedicó a profundizar en sus estudios de teología. Bajo la tutela de un sacerdote erudito conocido como Simpliciano alcanzó un nivel excelente en la doctrina, estudiante en paralelo la lecturas de la Biblia y a algunos Padres de la Iglesia, como Orígenes, S. Cipriano, S. Atanasio, Dídimo de Alejandría, los Capadocios y S. Cirilo de Jerusalén.
Asimismo, como un conocedor del lenguaje griego, también basó sus lecturas en Filón y a Plotino. Su estudio en conjunto con las largas horas de meditación sobre la Palabra de Dios, fueron las fuentes principales en sus predicamentos al pueblo.
Dado que la ciudad de Milán era el lugar residencial del emperador, Ambrosio tuvo la oportunidad de entablar relaciones amistosas con emperadores como: Valentiniano I (364-375), Graciano (375-383), Valentiniano II (383-392) y Teodosio (379-395).
A pesar de que sus relaciones con todos los gobernantes se mantenían en excelentes términos, se tuvo que enfrentar a las intrigas de la emperatriz Justina para que pudiera dar la basílica Porcia de Milán a los arrianos. La actitud firme y constante de San Ambrosio de Milán fue lo que impidió que tal hecho se diera.
De una misma manera, uno de actos de protesta ante el decreto fue el encierro en la misma junto con sus fieles creyentes cantando himnos litúrgicos. A pesar de la perseverancia de la fuerza militar, lo que prevaleció fue la dedicación del Obispo de Milán, dando como resultado la retirada de los soldados.
Historia con Teodosio
Teodosio fue un Emperador romano que impuso por decreto la religión cristiana como única fe y fue el responsable de la división del imperio en Occidente y Oriente. Entre sus proclamaciones en cuanto a la religión, prohibió el arrianismo en el Edicto de Tesalónica.
Sin embargo, la actitud inicial que adoptó hacia los paganos fue conciliadora, dado que trató de mantener un equilibrio entre los cristianos y paganos. Al tiempo que estos se empezaron a revelar, los miembros del clero empezaron a imponerse demostrando su supremacía.
En cierto punto de las revueltas, el emperador Teodosio dejándose llevar por la indignación, dio la orden de matar a más de miles de hombres de Tesalónica (sin importar si eran inocentes o no), esto se debe a que algunos de ellos habían apedreado a varios miembros de la corte.
Poco tiempo después de estos sucesos, el emperador marchó hacia Milán e intentando entrar a la catedral el obispo San Ambrosio de Milán se lo impidió diciéndole:
‘‘Emperador, ¿cómo es posible que te muestres tan enormemente presuntuoso después de haberte dejado llevar de aquel furioso arrebato de ira? ¿Acaso la potestad imperial te ciega hasta el punto de no reconocer el pecado que has cometido? Procura que la razón guíe tus actos de gobierno. Cierto que eres príncipe; pero entiende bien esto: príncipe significa el primero, no el amo. Eres, pues, no el amo de tus semejantes, sino el primero entre ellos, y, si ellos son siervos, siervo también eres tú y el primero de los siervos. ¿Con qué ojos miras el templo del Señor, que es Señor de todos y también Señor tuyo? ¿Cómo te atreves a pretender hollar con tus pies este santo pavimento? ¿Cómo osarías tocar nada con esas manos que chorrean sangre y proclaman tu injusticia? ¿Cómo puedes llevar tu audacia hasta el extremo de intentar tocar con esa boca tuya que mandó criminalmente derramar tanta sangre, el cáliz de la sangre santísima del Señor? ¡Anda! ¡Vete! ¡Aléjate de aquí! No se te ocurra aumentar la perversidad de tu pecado anterior con un segundo pecado de sacrilegio. Acepta esta humillación a la que hoy el Señor te somete, y utilízala como medicina que pueda devolver la salud a tu alma’’.
Luego de las palabras del obispo Teodosio volvió a su palacio arrepentido de todo lo que había ocasionado y sintiéndose miserable por sus actos. Tanto era el sentimiento de culpa que lo carcomía que realizó una penitencia pública con el objetivo de pedir perdón por las muertes ocasionadas.
A partir de ese momento el emperador se volvió un instrumento político sobre la intolerancia eclesiástica. Durante su mandato prohibió los cultos paganos en Roma en el año 391 y poco a poco este decreto se fue extendiendo por todo el Imperio romano.
Leyenda de San Ambrosio
La leyenda de San Ambrosio de Milán cuenta que un día cuando este era solo un bebe y se encontraba en el patio de la residencia de su padre en Tréveris, un enjambre de abejas voló sobre su rostro y se deslizaron al interior de su boca sin hacerle picadura alguna. Su padre al ver tal acontecimiento dijo: “Este niño va a ser algo grande”.
Cuando este fue creciendo y era un niño, un día en su pueblo fue el obispo visitando de casa en casa para besar a cada miembro de la familia. Cuando este tocó la puerta de la suya, Ambrosio le dijo: ‘‘¿No sabéis que también yo voy a ser obispo?’’.
El obispo en ese momento era Petronio Probo, al partir de su casa para volver a Milán a
cumplir con sus labores de obispo, este se acercó al joven y le respondió: ‘‘Ve, hijo mío, y pórtate, no como juez, sino como obispo’’.
A partir de ese instante Ambrosio se dedicó a perfeccionar sus estudios en la teológica y bíblica, bajo la tutela de maestros como San Basilio, San Cirilo de Alejandría, San Gregorio Nacianceno, y otros eclesiásticos de su época. De una misma manera, su aprendizaje también estuvo basado en los libros de estos maestros o de otros ya difuntos.
Entre sus maestros, fue con San Basilio con quien tuvo un gran lazo de amistad. Esto no era algo raro para él, ya que San Ambrosio de Milán fue conocido por ser uno de los obispos más queridos en los pueblos y por conectarse tanto con sus habitantes, sobre todo aquellos desfavorecidos.
Padres de la Iglesia Católica
San Ambrosio de Milán, junto a San Agustín, San Gregorio Magno y San Jerónimo es uno de los cuatro padres de la Iglesia Católica. Cada uno de ellos fue canonizado y se le considera un padre de esta religión debido a las prácticas en sus doctrinas y su devoción, demostrando la verdadera fe cristiana.
En sus inicios, el término de los ‘‘Cuatro Padres de la Iglesia’’ se denominó para otros cuatro creyentes de la iglesia oriental: Juan Crisóstomo, Gregorio Nacianceno, Basilio el Grande y Atanasio de Alejandría. No obstante, luego se le concibió a los cuatro ya mencionados en las iglesias latinas y occidentales.
Luego de esto, se le añadieron otras figuras a este término como el León I el Magno, Isidoro de Sevilla o Beda el Venerable, todas estas conformaban grandes imágenes veneradas en la antigüedad.
Obras de San Ambrosio
A pesar de que la escritura no era uno de sus fuertes, San Ambrosio de Milán dejó algunas obras en donde relata su perspectiva de la vida y de la religión. Cada una de ellas está redactada en un estilo sobrio y práctico en donde se intenta convencer al lector de sus creencias.
Fueron muchas las obras que dejó realizadas el obispo San Ambrosio, sin embargo, las más conocidas e importantes son:
- La Penitencia: En esta obra, San Ambrosio realiza una dura crítica acerca de las teorías rígidas de los novicianos. Así como anexa la importancia del comulgar y de obrar bien.
- Sobre las Vírgenes y sobre las Viudas: Este escrito fue dirigido a la hermana mayor de Ambrosio, Marcelina una mujer que dedicó toda su vida a Dios.
- El Misterio de la Encarnación del Señor: Una obra realizada en el año 382, expone un discurso dado por Ambrosio durante una homilía extendida por petición del emperador Graciano.
- Los Deberes: En palabras del obispo, esta obra fue hecha para sus ‘‘hijos espirituales’’. El nombre original de esta obra se concibe como De officiis, tal como otros escritos hechos por Suetonio, Séneca o Cícerón. Tanta es la igualdad, que la misma es considerada como una continuación de la expuesta por Cicerón.
- El Espíritu Santo: Esta es una obra en la cual se apoyó de las Sagradas Escrituras y en la
razón, para argumentar acerca del Espíritu Santo. Dicho escrito fue realizado como una petición personal del Emperador. - Los Sacramentos: Esta obra abarca seis sermones en los que se da un introducción al entendimiento del bautismo, la confirmación y la eucaristía.
- Los Misterios: Por otro lado, este escrito es una versión más elaborada con un lenguaje técnico de su obra Los Sacramentos.
- Sobre la Fe: El título original de la obra es De fide ad gratianum, en ella se puede encontrar todo un contenido dogmático realizado como favor del emperador Graciano para defender las tesis del Concilio de Nicea y combatir el arrianismo.
- Discursos Consolatorios: Por último, esta obra se considera más una narrativa autobiográfica en donde San Ambrosio de Milán cuenta el cómo le afectó la muerte de su hermano mayor, Sátiro.
Ha sido todo por el artículo de hoy, esperamos que la información proporcionada haya sido de ayuda. Le hacemos la invitación a leer también: Oración a San Elías baron del cementerio y Oración a San Expedito para pedido especial