San Braulio de Zaragoza es uno de los más famosos santos españoles pioneros, tanto como pastor, escritor y como luchador incansable contra la herejía. Te invitamos a conocer a este célebre clérigo y entérate de su vida como obispo, sus estudios y escritos, el Epistolario y más.
¿Quién fue san Braulio de Zaragoza?
San Braulio de Zaragoza fue obispo de esta conocida ciudad española y un notable clérigo erudito que vivió en el Reino de los Visigodos, siendo considerado uno de los referentes del desarrollo cultural del reino de Toledo, que es referido convencionalmente como la España visigoda.
Estudió en el colegio fundado en Sevilla por el también eclesiástico español san Isidoro, donde se destacó como uno de los alumnos más prometedores.
San Braulio de Zaragoza, de joven, fue un muchacho de noble abolengo muy estudioso, que llegó a ser un erudito tan eminente que san Isidoro lo consideraba amigo y discípulo más que alumno.
Fue partícipe y propagador de la corriente de pensamiento y acción isidoriana, en la cual se involucró tanto que influyó en la cultura de su época y de años posteriores.
Se caracterizó por ser un escritor, corresponsal prominente y excepcional hagiógrafo, oficio en el que realizó extraordinarias composiciones biográficas acerca de los santos reconocidos. Te interesará conocer a San Ambrosio de Milán con información teológica también interesante.
Asimismo, Braulio fue un predicador elocuente y agudo polemista, que lograba convencer con sus argumentos contundentes y su absoluta sinceridad. Su generosidad con los pobres sólo era comparable con su tierna atención a todo su rebaño.
Además, luchó durante su ministerio contra la herejía y proporcionó fuerza y ánimo en la fe a su congregación. Te recomendamos la lectura sobre los Jesuitas que refiere aspectos afines a San Braulio.
Como se han conservado muchas cartas de Braulio, es posible discernir algo de su personalidad, que aparece como firme, amistosa y culta.
El final de su vida se vio entristecido por el deterioro de la vista, una dura prueba para cualquiera, pero especialmente para un erudito.
Al acercarse su fin, se dio cuenta de que se estaba muriendo, y el último día de su vida lo pasó recitando salmos.
En Zaragoza y en Sevilla se conservan notables imágenes suyas y dentro de la fe cristiana, se declaró como fiesta de este santo el 26 de marzo. En la actualidad se le honra como patrón de Aragón y de la Universidad de Zaragoza.
Biografía
San Braulio de Zaragoza nació en el año 590 en el seno de una familia noble de ascendencia hispano-romana. Se constituyó en la figura más destacada de una dinastía eclesiástica del noreste de España.
Era hijo de Gregorio, quien fue obispo de Osma, localidad española de la provincia de Soria, en la comunidad autónoma de Castilla y León. En esta época era aceptable que los hombres casados de alto rango se unieran al clero, llevando una vida célibe después de la ordenación.
Poco se sabe de los primeros años de vida de Braulio. Probablemente su educación comenzó en el seno de su familia. Se dice que tuvo dos hermanos y dos hermanas también relacionados a la vida religiosa.
En el año 610 se hizo monje y prestó sus servicios en el monasterio de santa Engracia, Zaragoza.
En algún momento se trasladó a Sevilla, donde estudió durante varios años en la escuela de san Isidoro, la figura más destacada de la cultura visigoda española y cuyas famosas “Etimologías” se dice que fueron escritas a petición de Braulio.
Los dos hombres entablaron una estrecha y duradera amistad, como demuestra la correspondencia que aún se conserva. San Braulio de Zaragoza solía enviarle escritos a san Isidoro para que los corrigiera y revisara.
Se dice que lo animó en sus ambiciones enciclopédicas y que participó en la revisión de varias de sus obras. Gracias a la educación que impartiera san Isidoro, se pudo contrarrestar en gran medida la creciente influencia de la barbarie gótica en su jurisdicción.
Braulio se preparó para el sacerdocio y se ordenó. Como pastor, trabajó con celo para enseñar y animar a su pueblo, y al mismo tiempo para extirpar la herejía arriana, creada en el siglo III que rechazaba el dogma de la Trinidad y que continuó floreciendo incluso después de la conversión del rey Reccared.
En el año 624, Isidoro lo incorporó al clero de la ciudad, pero en el 625 Braulio regresó a Zaragoza.
Estuvo en contacto directo y constante con San Isidoro, con quien colaboró en su tarea de recuperar el orden eclesiástico y regularizar la disciplina eclesiástica. Al respecto de esta relación se conserva una pequeña parte de la correspondencia entre ambos santos.
En ese año 625 su hermano Juan, que era arzobispo de Zaragoza, le ordenó como archidiácono.
A la muerte de su hermano en el 631, en virtud de que esta sede quedó vacante, los prelados vecinos, con apoyo de los fieles, se reunieron para elegir el sucesor y la elección recayó en Braulio.
Tras suceder a Juan como obispo de Zaragoza, san Braulio de Zaragoza se convirtió en una figura influyente en la vida de la España visigoda.
Participó en el cuarto Concilio de Toledo en el año 633, presidido por su amigo y maestro san Isidoro, y más tarde también en el quinto y sexto Concilios, en los años 636 y 638, respectivamente.
Ello evidenció que Braulio era respetado dentro de la Iglesia española, aunque no es posible evaluar su papel exacto.
Ayudó, en la medida de lo posible, a que los visigodos se apartaran de la ortodoxia del arrianismo, herejía cristiana que sobrevenía de las ideas de Arrio, en el siglo III y que se caracterizaba por negar que Jesús tuviera la misma condición divina que Dios Padre.
En la última asamblea del VI Concilio de Toledo, se le encargó que escribiera, en nombre del clero, una respuesta discrepante pero respetuosa al papa Honorio I, rechazando las críticas papales en las que él había acusado a los obispos españoles de negligencia en el cumplimiento de sus deberes.
Así también el papa les acusaba de ser excesivamente indulgentes con los judíos que se habían convertido en cristianos, pero que posteriormente habían desertado. La defensa de san Braulio fue digna y convincente.
Se desempeñó como asesor de los reyes de España y participó en la política secular, ocupando cargos bajo varios reyes visigodos, siendo consejero y confidente de algunos de ellos, manteniendo correspondencia regular sobre diversos asuntos.
Entre ellos están Chindasvinto, a cuyo hijo Recesvinto recomendó instalar como rey asociado, compartiendo el trono, como forma de evitar problemas de sucesión.
En general, las relaciones de Braulio con Recesvinto parecen haber sido más cálidas que con el padre y es posible que se le pidiera que redactara el Liber Iudiciorum, un código de leyes promulgado durante el reinado de ese rey.
Su vista se volvió extremadamente pobre con el paso de los años y al respecto se tienen cartas en las que se quejaba amargamente de esta pérdida, ya que frenaba sus estudios.
En el año 650 murió estando ya medio ciego. Hoy está enterrado en la actual iglesia de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza.
Le sucedió como obispo de Zaragoza Taio, que había sido su alumno y a quien san Braulio de Zaragoza transmitió las tradiciones isidorianas, así como a Eugenio, el futuro metropolitano de Toledo.
Tras la muerte de Braulio, Zaragoza se vio eclipsada por Toledo como centro intelectual de la España visigoda.
Como un reconocimiento a este santo, en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, se le ha dado un lugar especial a su sepulcro en la mesa de altar sobre la que se oficia la Eucaristía, la cual, el día de su fiesta, el 26 de marzo, se ilumina y se puede ver el sepulcro cuando se quitan los lienzos que lo cubren.
En el mismo es posible ver en la parte frontal la gran placa de plata repujada fina y ricamente decorada la fecha de 1751, en la que sus autores Domingo Estrada y su hijo Antonio la realizaron.
Familia
Con respecto a la familia de este santo, se ignora el nombre de la madre, así como el lugar de su nacimiento. Algunos historiadores dan cuentan de ciertos indicios y alusiones encontrados en sus numerosas cartas que señalan que podría haber nacido en Gerona. Otros apuntan más bien hacia Zaragoza.
Solo se tiene por cierto el nombre de su padre, que fue Gregorio, el obispo de la localidad de Osma, según san Eugenio de Toledo.
Así también se sabe, según referencias de san Ildefonso y del mismo Braulio, que tuvo un hermano mayor llamado Juan, que habría de ser su predecesor en la sede zaragozana, como obispo de esta ciudad, la sede más importante del valle del Ebro, entre los años 619 y 631.
Igualmente, el mismo Braulio nombra en la dedicatoria de su obra “Una vida de san Emiliano”, a otro hermano, Frunimiano, quien fue abad de cierto monasterio; y en sus cartas, menciona a dos supuestas hermanas que llamó Pomponia, abadesa, y Basila, quien se acogió en su plena juventud debido a su temprana viudez al mismo monasterio de Pomponia.
No obstante, la sola mención de Basila y Pomponia con las cuales mantuvo correspondencia, no ha sido considerada prueba fehaciente de que realmente fueran sus hermanas.
Estudios
La educación de Braulio le proporcionó una profunda formación en materia bíblica y teológica, así como un conocimiento de algunos autores clásicos, aunque solo fuera por su utilización por parte de escritores cristianos posteriores.
Sobresalió en sus estudios, siendo un erudito tan eminente que dejó plasmado sus conocimientos y enseñanzas en infinidad de escritos, prueba de su esmerada dedicación al saber.
Su vida fue un ejemplo de laboriosidad y aprovechamiento del talento. El Señor bendijo a este humilde hombre con un gran intelecto y aptitud erudita, que aprovechó para ayudar a san Isidoro en sus grandes escritos.
Fue un entusiasta coleccionista de libros y desarrolló una extensa biblioteca.
Además, fue un prolífico escritor de cartas, himnos, martirologio, hagiografías e historia.
Obispo de Zaragoza
San Braulio de Zaragoza ejerció como obispo entre los años 631 y 651, sucediendo a su hermano Juan, quien había fallecido.
En esta posición se destacó por la austeridad de su vida, sus limosnas y su frecuente predicación.
Las obligaciones del buen obispo no le impedían atender constantemente su iglesia catedral y la de Nuestra Señora del Pilar, donde pasaba muchas horas del día y de la noche en oración.
Aborrecía todo tipo de lujos: sus vestidos eran rudos y sencillos, su comida simple y su vida austera, siendo reconocido por la limosna y la predicación.
Se destacaba por su constante combate contra el arrianismo y por su denodado empeño en la conversión de los visigodos de esta herejía.
Obras de san Braulio de Zaragoza
Su extensa obra literaria lo sitúan, después de Isidoro y junto a Juliano de Toledo, como una figura de gran influencia y prestigio en la España del siglo VII.
Los textos más contundentes de san Braulio de Zaragoza son el Epistolario, las Etimologías de san Isidoro y las Actas de los Mártires de Zaragoza.
Epistolario
En el siglo XVIII se descubrió en la ciudad española de León esta colección de cuarenta y cuatro cartas de las que no hay mención en su antigüedad.
Constituyen una valiosa adición a nuestro conocimiento de la historia de España bajo los visigodos y fueron publicadas por primera vez en “España Sagrada”, obra de historia eclesiástica española, fundamentada en numerosos documentos, noticias, ilustraciones y antigüedades de todo género y que fue desarrollada y en gran parte llevada a cabo por el fraile agustino español Enrique Flórez en el siglo XVIII.
Las Epístolas constituyen un único manuscrito de esta colección de cartas conservadas en este Epistolario, que incluyen 32 escritas por Braulio y las otras a él dirigidas, en las que se muestran la relación con su maestro Isidoro de Sevilla.
Además de revelar la personalidad simpática de su autor, las cartas invocan a más de veinte hombres y mujeres para tratar asuntos tan variados como el asesoramiento en el duelo, las cuestiones teológicas y la sucesión real.
En ellas se hacen interesantes referencias sobre la confección de las Etimologías, y su intervención en ella, con Eugenio de Toledo, su también discípulo y sucesor en la diócesis Tajón, con Fructuoso de Braga, el papa Honorio I, y los reyes Chindasvinto y Recesvinto.
Etimologías de san Isidoro de Sevilla
Esta obra es la más famosa e importante de san Isidoro, que recopila el saber antiguo tomado de manera indistinta de escritores tanto paganos como cristianos.
La historia revela que la obra se desarrolló por instancias de san Braulio y consta de veinte libros, cuya división y títulos se deben a este santo.
Fue libro de texto obligado en las escuelas medievales y sirvió como instrumento de transmisión del saber antiguo.
San Braulio de Zaragoza colaboró con san Isidoro en la creación de esta obra enciclopédica, que en parte llevó a Isidoro a ser proferido como patrón de los ordenadores y de Internet.
Fue Braulio quien apoyó a Isidoro en la compilación del material de esta gran enciclopedia, y fue responsable de su división en libros, aunque se quejaría de la aparente evasión de su amigo al no enviarle una copia.
Como complemento al “Sobre los hombres célebres” del propio Isidoro, Braulio compuso un breve encomio del autor y una “Lista de los libros de Isidoro de Sevilla”, la cual se trata de una obra breve que elogia a Isidoro de Sevilla, dando cuenta de su producción literaria, con 17 artículos, que sirve de corpus básico de la escritura isidoriana.
Actas de los Mártires de Zaragoza
A san Braulio de Zaragoza se le ha atribuido la autoría de estas actas en las que se da cuenta del suplicio al que fueron sometidos en esta ciudad 18 cristianos a comienzos del siglo IV.
Estos mártires fueron objeto de las persecuciones romanas puestas en marcha contra los cristianos, siguiendo órdenes del emperador Diocleciano en el año 303 d. C.
La vida de san Millán
Entre otras de sus obras se incluyen textos como el de “La vida de san Millán”, dedicado a San Emiliano de la Cogolla, que fue iniciada a petición de sus hermanos, Juan y Fronimiano y completada durante su propio episcopado.
Es esencialmente una colección de historias milagrosas relacionadas con la vida de un ermitaño que vivió en el alto valle del Ebro en la segunda mitad del siglo VI y que fue sacerdote de la diócesis de Turiasso, actual Tarazona.
Los tres hermanos promovieron el culto a san Emiliano, lo que quizá sugiere un origen familiar en la comarca de La Rioja donde el santo había estado activo.
Además de La Vida, se dice que Braulio también escribió un himno en honor al santo e instó al diácono Eugenio a componer una misa para él.
Sin embargo, se debe señalar sobre este “Himno de san Emiliano”, que, aun cuando Braulio fue un notable compositor de himnos, se ha cuestionado su autoría de esta obra.
Trascendencia de san Braulio de Zaragoza
La ejemplar vida de san Braulio y la relevancia de su legado le han merecido ser reconocido como una de las figuras religiosas cristianas más importante en aquellos tiempos finales de la llamada España visigoda, en la que tuvo que afrontar la dominación del imperio romano sobre la península ibérica entre mediados del siglo V y comienzos del siglo VIII.
Gracias a sus enseñanzas y escritos, tras la muerte de san Isidoro de Sevilla en el año 636, Zaragoza, se convirtió en el centro cultural de Hispania y san Braulio se destacó por las numerosas cartas que envió a otros obispos españoles e incluso al papa, como la dirigida al papa Honorio I, que hicieron se tuviera siempre en cuenta esta región.
Todos los documentos por él escrito son documentos valiosos para el conocimiento de esa España de la primera mitad del siglo VII.
En virtud de sus dotes altruistas le fue concedido el privilegio de asesorar al rey Chindasvinto en asuntos políticos tan trascendentes como la sucesión al trono.
Asimismo, Recesvinto le confía la corrección de un importante códice, probablemente el Fuero Juzgo. Igualmente, figuras más importantes del clero visigodo de su época, como lo fueron San Eugenio, Tajón, San Fructuoso, Eutropio, Frunimiano, San Ildefonso, y otros, buscaron su consejo en una variedad de asuntos doctrinales y pastorales.
Poseía una importante biblioteca y fundó una escuela eclesiástica y en tal sentido y como reconocimiento a toda esta labor, es que se le considera el patrón de la Universidad de Zaragoza.
Creencias
Entorno a la venerable imagen de san Braulio de Zaragoza, se han tejido ciertas creencias por lo intensa que fue su vida. Así se habla de dos hechos sorprendentes que han quedado dentro de la tradición religiosa zaragozana: el primero hace referencia a la aparición de un globo de fuego que se posa sobre su cabeza durante su elección como obispo de esta ciudad.
El segundo hecho habla sobre la música que se oyó en su celda poco antes de morir.