Dentro de la iglesia católica es común encontrar diferentes órdenes de sacerdotes pero todas ellas tienen como fin servir a dios y a los fieles seguidores de esta religión. En este artículo hablaremos sobre los Jesuitas pertenecientes a la orden de la Compañía de Jesús.

Jesuitas

¿Qué son los jesuitas?

La Compañía de Jesús es una orden en la cual sus miembros son conocidos como jesuitas. Podemos definirlos como una orden religiosa de sacerdotes de la Iglesia católica la cual fue fundada en el año 1.534 por el español Ignacio de Loyola en conjunto con Francisco Javier, Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, entre otros clérigos  Nicolás en la ciudad de Roma. Esta orden sería aprobada por el papa Paulo III en el año 1.540.​

Para el año 2.017 los jesuitas contaban con 16.088 miembros de los cuales un total de 11.583 eran sacerdotes ya ordenados. Es importante mencionar que esta  es la mayor orden religiosa católica en la actualidad. Sus actividades se extienden a los campos de la educación, el servicio social, las misiones y a los medios de comunicación. Se estima que los jesuitas atienen un total de 1.509 parroquias en todo el mundo.

Historia de los jesuitas

En el mes de septiembre del año 1.529 Ignacio de Loyola quien fuese un combatiente vasco  en las guerras contra el rey de la Navarra transpirenaica defendiendo para entonces la causa de Carlos I optó por dedicarse a servir a las almas de los desahuciados. Por esta razón, Ignacio de Loyola decidió estudiar para cumplir mejor su propósito, por esta razón se incorporó al Colegio de Santa Bárbara compartiendo habitación con Francisco de Javier haciéndose muy amigos.

Con esta amistad entablaría además una discreta actividad espiritual la cual se centraba en  Ejercicios espirituales, un método desarrollado por Ignacio de Loyola.  Ya para el año 1.533 llegaron a París Diego Laínez, Alfonso Salmerón y Nicolás de Bobadilla quienes se unirían a las prácticas de Ignacio.

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El 15 de agosto del año 1.534 durante la fiesta de la Asunción de la Virgen los primeros miembros de la futura orden de la Compañía de Jesús se dirigieron a la cripta de la capilla del Martyrium que actualmente se ubica en la calle Yvonne Le Tac, en la colina de Montmartre. Sería en este lugar donde pronunciarían sus votos de pobreza, castidad y de peregrinación a Jerusalén.

Luego de estos votos se incorporarían tres jóvenes franceses que eran Claudio Jayo, Juan Coduri y Pascasio Broët. En total eran diez los que pertenecían a este grupo espiritual y quienes se encontraron en Venecia para misionar en el norte de Italia y finalmente embarcarse hacia Jerusalén. Sin embargo no pudieron llegar a Jerusalén  debido a la Guerra entre Venecia y el Imperio Otomano por lo cual cambiaron su rumbo a Roma.

Luego de una larga deliberación espiritual, decidieron fundar entonces la Compañía de Jesús en el año 1.534. Siendo aceptada por la iglesia católica el 27 de septiembre del año 1.540 gracias al papa Paulo III quien los reconoció como una nueva orden religiosa. Luego de esta aprobación, la orden de la Compañía de Jesús comenzaría un proceso de expansión y organización para así llevar a cabo sus misiones encomendadas por la iglesia católica.

Estas misiones consistían en la fundación de colegios por petición de las ciudades que estuviesen interesadas, reforma de monasterios, participación en el Concilio de Trento, diálogos con protestantes y misiones diplomáticas. Esto llevó a que los primeros miembros de la orden se dispersaran por toda Europa. Ya para el año 1.556 fallecería Ignacio de Loyola y para ese entonces eran un total de cuando 1.000 miembros de la orden de la Compañía de Jesús. Por la muerte de Ignacio quien se tuvo que hacer cargo de esta orden fue Diego Laínez.

Papel durante la Reforma católica

Luego de la muerte de Ignacio Loyola, quedaron como responsables los jesuitas Diego Laínez y Alfonso  Salmerón. Ellos dos participaron como teólogos en el Concilio de Trento, también asistió el primer jesuita germánico llamado Pedro Canisio y conocido como el «segundo apóstol de Alemania» debido a su importante papel en la Reforma Católica. Canisio incentivó la fundación de colegios y universidades que se encargaran de difundir la doctrina tridentina para así reconquistar regiones catalogadas como protestantes como lo era  Baviera en el sur de Alemania,

Luego de este concilio, Diego Laínez participó del diálogo teológico de Poissy el cual fue  convocado por la reina de Francia con el fin de debatir con los protestantes. Sin embargo, es importante mencionar que la Facultad de Teología de La Sorbona y el Parlamento de París se oponían al establecimiento legal de la Compañía de Jesús en territorio francés.

Con el fallecimiento de Laínez, llegaría al mando de los jesuitas San Francisco de Borja conocido como el santo duque de Gandía quien colaboró con Ignacio de Loyola por mucho tiempo luego de ordenarse como sacerdote en secreto luego de que enviudara. San Francisco de Borja estuvo al mando de la orden desde 1.565 hasta 1.572 tiempo en el cual los colegios jesuitas tuvieron un crecimiento considerable.

Por otro lado, Borja estuvo muy pendiente de la evolución de la Contrarreforma en Alemania. Con ello, muchas fundaciones jesuitas se dedicaron a fortalecer la causa católica. Tanto Borja como sus sucesores Everardo Mercuriano, Claudio Acquaviva y Muzio Vitelleschi dieron una gran fuerza a las misiones católicas. Es importante destacar que durante el gobierno del “Santo Duque”, la Compañía de Jesús llegaría a Perú y a México.

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Matteo Ricci quien fuese un jesuita de origen italiano logró ingresar a China en el año 1.583 y a inicios del siglo XVII ya había levantado la Compañía de Jesús en la ciudad de Pekín, lugar  donde propiciaría la difusión del cristianismo entre la casta intelectual del Celeste Imperio Chino. Ya a mediados del siglo XVII la Compañía de Jesús había establecido un cordón de estaciones de misión las cuales abarcaban los territorios desde Portugal hasta Goa, pasando por el litoral africano mientras que en América crecían conforme lo hacia el Imperio Español en este lugar.

Luego de que el Imperio otomano venciese a los ejércitos húngaros en la batalla de Mohács en el año 1.526 en conjunto con la muerte del rey Luis II de Hungría propiciaría la división del reino en  tres partes. La primera parte sería en occidente bajo el control de Fernando I de Habsburgo, hermano de Carlos I de España, una parte central bajo el mando del sultán turco y parte oriental que se convertiría en un Estado dependiente conocido como el principado de Transilvania gobernado por la nobleza húngara.

Estos territorios se convertirían en protestantes con el fin no reconocer la autoridad de los Habsburgo quienes heredaron el trono de Hungría. A principios del año 1.579 uno de los primeros príncipes de Transilvania, el conde Esteban Báthory era un ferviente defensor del catolicismo.

Su creencia era tal que llevaría a los jesuitas a la ciudad húngara de Kolozsvár lugar donde les concedería toda clase de privilegios además de encerrar en la cárcel al reformador protestante Ferenc Dávid. Además, para el año 1.581 fundaría una residencia para estudiantes jesuitas en esta misma ciudad, todas estas decisiones de Esteban hicieron que los jesuitas toman mucha fuerza durante la Contrarreforma en Hungría.

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Por otro lado, para detener el protestantismo, los Habsburgo quienes tenían un fuerte  compromiso con Roma, pondrían en marcha una política recatolizadora a finales del siglo XVI. Como figura central de esta política encontramos al jesuita Pedro Pázmány quien fuese arzobispo de Esztergom y además un estudiante en el instituto fundado por el príncipe Esteban Báthory.

La labor de Pázmány fue muy valiosa en Hungría puesto que logró que muchas familias aristocráticas húngaras abandonaran el protestantismo. Esta situación propicio que muchas más familias de Hungría se volvieran al catolicismo. Ya para el año 1.629 Pázmány fundaría una universidad en la ciudad húngara de Nagyszombat la cual poseía una facultad de teología y una facultad de humanidades.

Eliminación de los Jesuitas

Los gobiernos que formaron parte de la época de la ilustración durante el siglo XVIII se propusieron acabar con la Compañía de Jesús debido a que eran una organización que defendían de forma incondicional al papado, además de las actividades intelectuales,  poder financiero y su gran influencia política.

En esos años, el contexto político europeo se caracterizó por la llegada de un despotismo ilustrado y además de un declive notorio del prestigio a nivel político del papado así como también la voluntad política de los Borbones y de la corona Portuguesa el cual se fue robusteciendo a medida que el poder de la iglesia disminuía.

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El primer país que expulsó a la Compañía de Jesús fue Portugal. El ministro Sebastião José de Carvalho e Melo quien fuese el marqués de Pombal sería el principal adversario de los jesuitas. Este se encargo de encerrar en el calabozo a 180 jesuitas en Lisboa y expulsaría al resto de los jesuitas en el año 1.759.

Con esta fuerte medida se pretendía robustecer la autoridad real portuguesa  y dar una clara señal al papa de que no iban a tolerar más intromisiones religiosas dentro de los asuntos del Estado. Se estima que más de mil jesuitas de Portugal y sus colonias fueron deportados a Estados Pontificios.

En el año 1.763, Luis XV de Francia acusó a los jesuitas de malversación de fondos por la llevada a la quiebra de Antoine Lavalette en Martinica. El Parlamento de París quienes desde los inicios de la orden rechazaban a la misma, impugnaron la presencia de los jesuitas en Francia, por otro lado, el rey decretó la disolución de la orden en su territorio y además el embargo de todos los bienes de la orden.

Tiempo después, los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la corona española a raíz de la Pragmática Sanción del 2 de Abril del año 1.767 la cual fue dictada por Carlos III. El dictamen de esta sanción fue obra de Pedro Rodríguez de Campomanes quien para ese entonces era fiscal del Consejo de Castilla.

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Este dictamen concebía además la incautación del patrimonio que la Compañía de Jesús en todo el reino de España, incluido haciendas, edificios y bibliotecas. Sin embargo la medida no tuvo un gran resultado puesto que las autoridades no encontraron el supuesto tesoro en efectivo que se esperaba tuviesen los jesuitas.

Todas estas decisiones de la Corona Española propició que los jesuitas dejaran todas las labores educativas que se encontraban realizando además de las misiones entre indígenas que emprendían en todo el continente americano. En el mismo año que se produjo la expulsión de los jesuitas en España, los jesuitas que se encontraban en los reinos de Napoles y Sicilia bajo el mando de Fernando I sufrieron la misma suerte.

La supresión total de los jesuitas en Europa se produjo el 21 de julio del año 1.773. Por motivos políticos, los reyes de Francia, España, Portugal y Nápoles exigían la desaparición de la Compañía. Las presiones eran tales que el papa Clemente XIV aceptaría suprimir la Compañía de Jesús con su breve Dominus ac Redemptor.

En esta proclama del papa Clemente XIV, los sacerdotes jesuitas podían convertirse al clero secular, mientras que los jesuitas en labores educativas o bien los hermanos coadjutores quedarían libres de sus votos. En la ciudad de Roma, la ejecución del Dominus ac Redemtor estuvo a cargo de prelados apoyados por soldados y alguaciles.

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Lorenzo Ricci quien se encontraba en ese momento en Roma, escuchó la sentencia sin decir palabra. Tanto él como su consejo de asistentes fueron aprehendidos y encerrados en el castillo Sant’Angelo sin que se llevara a cabo juicio alguno. Ricci fallecería en la cárcel el 24 de Noviembre del año 1.775.​

Sin embargo, los gobiernos de Rusia y Prusia no obedecieron el edicto de supresión. Por otro lado, muchos Jesuitas de toda Europa aceptaron la acogida en condición de refugio hecha por la zarina Catalina la Grande, quien además de refugiarlos apoyaría el desarrollo intelectual de la Compañía de Jesús. En el año 1.789 sería fundada por el obispo John Carroll, un antiguo jesuita, la universidad católica más antigua de Estados Unidos. Esta sería la Universidad de la de Georgetown ubicada en Washington D.C. en el siglo XIX.

Fundador

Ignacio de Loyola nació el 23 de octubre del año 1.491 Roma, se destacó por ser  un militar y luego un religioso español quien surgió como un líder religioso durante la Contrarreforma. Su devoción a la Iglesia católica se caracterizó principalmente por la obediencia absoluta al papa. Por esta razón fundó la Compañía de Jesús en la cual sería el primer general, caracterizándose por ser una orden bastante prospera.

Sus Ejercicios espirituales fueron publicados en el año 1.548, estos ejercieron una gran influencia proverbial dentro de la espiritualidad como una herramienta de discernimiento.​ Ignacio de Loyola fue canonizado por la Iglesia católica en el año 1.622, por su parte el papa Pío XI lo declaró patrono de los ejercicios espirituales en el año 1.922.​

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Su carrera como militar inicia cuando forma parte de las tropas oñacinas del reino de Castilla. En el mes de mayo del año 1.521, a la edad de treinta años de edad cayó herido en la Batalla de Pamplona cuando se encontraba defendiendo la ciudad del asedio de las tropas francesas lideradas por Enrique II de Navarra.

Este hecho tendría una fuerte influencia en el resto de la vida de Ignacio de Loyola. Durante su convalecencia se dedico a leer libros religiosos, esto lo llevó a profundizar en la fe católica y a la imitación de los santos. Esto lo llevó a proponer la peregrinación  a Jerusalén pero para ello necesitaba llegar a Roma primero, sin embargo realizaría una parada en Montserrat y Manresa para desarrollar sus Ejercicios espirituales siendo estos la base de su espiritualidad.7

En su regreso de Jerusalén, iniciaría tanto sus estudios como su dedicación a la predicación, para ello tomo como base sus Ejercicios espirituales. Estas actividades religiosas hicieron que Ignacio de Loyola fuese sospechoso de heterodoxo, incluso llegaría a ser procesado por esta razón en muchas ocasiones.

Luego de que se le fuese negada la predicación, decidió continuar sus estudios en París lugar donde cursó filosofía y tuvo como compañeros a Pedro Fabro y Francisco Javier, entre otros futuros integrantes de la orden de la Compañía de Jesús.​ Tanto Ignacio como sus compañeros pronunciaron votos de pobreza, castidad y peregrinación a Jerusalén, esto abriría paso a la conformación de la Compañía de Jesús y optaron por ponerse a disposición del papa.

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Ignacio de Loyola partiría a Roma junto con Pedro Fabro y Diego Laínez Allí, al llegar a la ciudad  se dedicó a impartir sus Ejercicios espirituales pero los mismos sufrieron fuertes críticas de personalidades influyentes del catolicismo en Roma, las críticas llegaron a tal punto que serían considerados como prófugos de la inquisición. Para frenar estas acusaciones , Ignacio propuso la apertura de un proceso formal para ser declarado públicamente inocente.​

Luego de este juicio, se procedió a designar al primer general de la Compañía de Jesús siendo Ignacio de Loyola elegido de forma unánime por sus compañeros. Luego de reflexionar y confesar sus pecados aceptaría la designación hecha por sus compañeros jesuitas.

El liderazgo dentro de la Compañía de Jesús duró quince años, todos estos transcurrieron en Roma. Finalmente Ignacio de Loyola falleció el 31 de julio del año 1.556 y su cuerpo fue sepultado inicialmente en la  iglesia de Santa Maria della Strada. Posteriormente el cuerpo sería trasladado a la iglesia del Gesù sede de la Compañía de Jesús.

Compañía de Jesús

Luego de madurarlo por un buen tiempo, Ignacio de Loyola decidió crear una orden en la cual sus ejercicios espirituales tuvieran cabida y que además fuesen seguidos y practicados por otros. Para ello tuvo que hacer muchas diligencias para conseguir dinero que pudiese sustentar su orden. Luego de la gira, Ignacio de Loyola tenía bastante perfilado el proyecto y sus compañeros lo siguieron depositando mucha confianza en él.

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Para el 15 de agosto del año 1.534 Ignacio de Loyola y sus seis colegas que lo acompañaba juraron en Montmartre  que servirían a Dios dejando atrás todas las cosas del mundo. Con este juramento fundaron la Sociedad de Jesús la cual luego se llamaría como Compañía de Jesús. Además, en este juramento acordaron viajar a Tierra Santa, pero no lograron su cometido por lo que decidieron ponerse a las órdenes del papa.

Quien los oficializaría como una orden Católica sería el papa Paulo III quien los aprobó como orden y además les permitió ordenarse sacerdotes. Los primeros sacerdotes jesuitas fueron ordenados en Venecia por el obispo de Arbe, para celebrar,  Ignacio celebraría su primera misa en la noche de Navidad del año 1.538.  Durante ese tiempo los jesuitas se dedicaron a predicar y al trabajo social en Italia.

Los jesuitas en América

Al primer país de América a donde llegaron los jesuitas fue a Brasil y para ese entonces aún la orden estaba bajo el mando de Ignacio de Loyola. Los primeros jesuitas enviados a América fueron José de Anchieta y el portugués Manuel da Nóbrega.​ Por su parte, durante el mandado de Francisco de Borja los jesuitas ingresaron a Florida, Perú y México.

Ya para el mandato de Claudio Acquaviva, los jesuitas se establecerían en Canadá, Nueva Granada, Quito y en uno que otro pequeño poblado de América. Acorde a sus nacionalidades, los misioneros jesuitas se distribuyeron en las diferentes posesiones de que tenían los países europeos en ese continente. Canadá fue evangelizada por jesuitas franceses, la gran extensión de territorio, el clima y la hostilidad de los hurones e iroqueses hicieron de Canada una de las misiones más complejas que llevó a cabo la Compañía de Jesús.

Es importante mencionar que en esta misión se incluyeron territorios que en la actualidad pertenecen al estado de Nueva York.  Como resultado de esta misión, los jesuitas consiguieron convertir a miles de hurones pero no fue así con los iroqueses quienes siempre fueron hostiles con los europeos.

Por su parte, el Estado de Mississippi también fue explorado y evangelizado por jesuitas franceses. Dentro de estos se destacó el padre Jacques Marquette quien en la compañía del explorador Louis Jolliet fueron los primeros europeos que recorrieron y cartografiaron el río Misisipi desde el territorio de Nueva Francia. Además, esta misión fundó algunos poblados en Nueva Francia, el cual actualmente es el estado de Míchigan.

En México, los jesuitas llegaron a este territorio por San Juan de Ulúa en Veracruz el 9 de septiembre del año 1.572, luego llegarían a la ciudad de México el 28 de ese mismo mes. Sería en la ciudad de México donde Alonso de Villaseca les otorgó unos solares dos cuadras atrás de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Sería en ese lugar donde se fundó el Colegio Real y más Antiguo de San Ildefonso en la actualidad ese edificio es considerado como una de las obras cumbres del barroco mexicano.

Los jesuitas en México llevaron a cabo una importante labor misional en el norte del virreinato, se establecieron en las ciudades de Chihuahua, Sinaloa, Nayarit, Durango, Coahuila, Baja California y Zacatecas. La misión jesuita se extendió hasta el 25 de junio del año 1.767 cuando serían expulsados de estas ciudades y sus propiedades fueron tomadas militarmente hasta que el 19 de mayo de 1.816 Fernando VII restituiría la Compañía en el país.​

En Perú, el 28 de marzo de 1.568 desembarcaría en el Puerto del Callao por vez primera la orden jesuita con el fin de hacerse cargo de las misiones evangelizadoras en el Virreinato del Perú. La llegada de los jesuitas a Perú significó una fuerte vinculación con la realidad política y social del Virreinato del Perú, también se preocuparon por la educación y las obras misionales.

Gracias a sus esfuerzos en las labores educacionales, los jesuitas fundaron importantes colegios como el Máximo de San Pablo y el Real de San Martín de Porres en Lima. Otros colegios que merecen la pena destacar son el Colegio de San Bernardo el cual era exclusivo para los hijos de españoles y la Universidad de San Ignacio en el Cusco.

En el año 1.767 al igual que en las otras colonias españolas, los jesuitas del Perú fueron expulsados por orden del rey Carlos III. Este mandato fue ejecutado por el virrey Manuel de Amat y Junyent. Sin embargo, la Compañía de Jesús fue autorizada de volver al Perú en el año 1.871.​

En Río de la Plata en el año 1.603, el vigésimo séptimo gobernador de Nueva Andalucía del Río de la Plata Hernandarias modificaría la legislación sobre el trabajo de los aborígenes, promoviendo la eliminación del trabajo obligatorio y de las encomiendas. Los españoles disfrutaban de este trabajo obligatorio de los nativos a cambio de su evangelización. Esta ley fue aprobada por el rey Felipe III de España y para el año 1.608 se dispondría la creación de las reducciones jesuíticas y franciscanas dentro de la región del Guayrá que en la actualidad pertenece al estado de Paraná en  Brasil.

Por su parte, las Misiones jesuíticas guaraníes se ubicaron en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé las cuales actualmente pertenecen a Brasil  y las áreas guaycurúes en el Chaco que son territorio argentino en la actualidad. Estas misiones se establecieron en el siglo XVII dentro de aquellos territorios que pertenecían al imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y a sus gobernaciones sucesorias a partir de la división producida en el año 1.617.

Los jesuitas se caracterizaron además por ser bastante innovadores en lo que a  explotación de  haciendas y propiedades en la América Hispánica se refiere. Durante los siglos XVII y XVIII los jesuitas lograron gestionar grandes emporios agro-industriales haciendo uso de métodos gerenciales que estaban bastante adelantados para la época.

Dentro de estas propiedades, la más destacada fue la explotación de las minas de Paramillos de Uspallata en Argentina. Estas minas contenían abundantes cantidades de plomo, plata y cinc. Una de las innovaciones implementadas por los jesuitas fue la participación patrimonial de los ingresos recaudados en las haciendas para que luego fuese redistribuido entre los indígenas, esclavos y empleados. Se puede decir que a ciencia cierta los jesuitas fueron los primeros en otorgar “Títulos de Propiedad” a sus  subordinados.

El objetivo de estas propiedades no era más que sostener sus colegios, que debido al voto de pobreza, eran gratuitos. Ahora bien, las riquezas de estos complejos y de las haciendas atrajo la ambición de las coronas y de particulares quienes a la larga fueron un factor para la supresión de la Orden.

En la actualidad

La orden de la Compañía de Jesús ha tenido diversos cambios a lo largo de los siglos. Son muchas las teorías que giran en torno a los cambios dentro de los jesuitas, la misma orden afirma que los cambios han sido por influencia externa mientras que los detractores de la orden aseguran que estas modificaciones provienen de dentro de la orden para poder captar más seguidores.

A principios del siglo XXI la Compañía de Jesús incluyó en su seno diversas identidades eclesiales desde las más conservadoras hasta las más progresistas. Esto puede ser apreciado por las últimas posiciones en torno a la teología de la liberación que ha sido desarrollada por algunos jesuitas de America Latina entre los años 1.960 y 1.970.

Por otro lado, la toma de posiciones políticas ha sido controvertido para los jesuitas. De hecho en el año 1.983, el sacerdote James F. Carney conocido como el “padre Guadalupe”, fue asesinado en Honduras a manos de militares debido a su ideología revolucionaria.

Seis años después del asesinado del Padre Guadalupe, en el año 1.989 en el marco de la «Ofensiva Final» de la guerra civil salvadoreña, el jesuita Ignacio Ellacuría y otros cinco jesuitas más fueron asesinados por las Fuerzas Armadas de El Salvador. Fuera de las fronteras de El Salvador son muchos los jesuitas que han fallecido en Guerras Civiles en en África, India y el sudeste de Asia mientras realizan acciones de ayuda social.

La Compañía de Jesús ha tenido a lo largo de los años fuertes debates internos los cuales pueden ser vistos como una fortaleza o una debilidad dependiendo de quién lo analice. Estos debates internos han propiciado la renuncia de muchos clérigos y también la expulsión de muchos otros.

Sin embargo, en un contexto de cambios bastante rápidos y profundos que se han llevado a cabo en la sociedad en los últimos años y por ende también en la Iglesia, los jesuitas consideraron necesario reunir a su máximo cuerpo legislativo con el fin de dar una respuesta creativa y apegada a sus normas para estos retos modernos.

Estos cambios se hicieron muy notables luego de 25 años de mandado de Peter Hans Kolvenbach quien finalmente anunció en el año 2.005 su deseo de renunciar a la orden a lo cual  convocó la Congregación General 35 la cual comenzó el 7 de enero del año 2.008.

Kolvenbach decide presentar su renuncia luego de obtener el consentimiento y los consejos del papa  Benedicto XVI. Dentro de los argumentos para su renuncia agrega que su  edad y su larga duración de su gobierno eran un impedimento para que la orden se adatara a la modernidad. El sucesor de Kolvenbach fue el español Adolfo Nicolás de 71 años.

De igual forma, Adolfo Nicolás luego de obtener el consentimiento de Papa Francisco y escuchar sus consejos, decidió presentar su renuncia. En la actualidad, el máximo mandatario de los jesuitas es el venezolano Arturo Sosa Abascal de 67años de edad.

¿Qué misión tienen los jesuitas?

La Fe y la justicia son el binomio que tienen como misión los jesuitas. Los pertenecientes a esta orden deben vivir la fe del Evangelio la cual se debe expresar a favor de la promoción de la justicia. Los jesuitas creen que el servicio de la fe debe ser incluido como constitutivo esencial para la promoción de la justicia.

La acción apostólica de los jesuitas busca atacar las causas y las estructuras que generan injusticia. En la actualidad las obras de los jesuitas no se dirigen a las tradicionales obras de caridad ya que por mucho tiempo estas no han rendido frutos. Los jesuitas  enfocan sus labores a elementos estructurales que propician un orden social imperfecto y que impiden además vivir con dignidad.

Los jesuitas sólo sirven a Dios y a la Iglesia bajo las órdenes del papa. Con ello buscan ayudar a las personas a que se acerquen a Dios y puedan servir según las exigencias e interpelaciones de los evangelios. Los votos adquiridos al ordenarse hace que los jesuitas establezcan una visión del mundo desde la perspectiva de los pobres y de los marginados lo cual les ha permitido aprender de ellos y actuar a su favor.

Esta visión de la pobreza ha hecho que los jesuitas reconozcan  situaciones de injusticia las cuales abordan con creatividad apostólica. Esta  orden por lo general actúa donde muchos organismos no pueden llegar. Los jesuitas con el pasar de los años se han encargado de construir puentes que les han permitido hacer frente a problemas complejos y además de aprovechar oportunidades que se nos ofrecen para ir más allá de las fronteras ideológicas, religiosas y culturales.

 Símbolos de los jesuitas

Antes de abordar los símbolos de los jesuitas debemos comentar que el lema de esta orden es “Ad maiorem Dei gloriam” este lema es conocido también por su abreviatura AMDG. Traducido del latín al español, este lema significa «A la mayor gloria de Dios». Las siglas IHS es el tradicional monograma de la palabra Jesús, estas siglas fueron adoptadas como su sello por Ignacio Loyola con lo cual se convirtió en el símbolo de la Compañía de Jesús.​

Dentro de la orden jesuítica es común que se refieran a estas letras como las «Iniciales del Nombre Santo» ya que son las primeras tres letras del nombre «Jesús» en griego. Por muchos años se ha interpretado de forma equivocada el símbolo de los jesuitas ya que  estas siglas se han entendido como «Jesús Salvador del género humano» (Iesus Hominum Salvator en latín).

Las siglas IHS están sur montadas por una Cruz y acompañadas por los Tres Clavos los cuales simbolizan la Pasión y Muerte de Jesús. No podemos dejar de mencionar que estos elementos están enmarcados en un imponente Sol de treinta y dos rayos los cuales se alternan entre uno recto y uno ondulado. Este imponente sol hace referencia a la Resurrección de Jesús y su posterior Ascensión al Reino de los Cielos. De igual manera, la forma circular que posee el sol en su símbolo hace referencia al sagrado dogma del Santísimo Sacramento el cual es la comunión.

Como dato curioso, el símbolo de los jesuitas tuvo una gran influencia en la creación de la bandera de Argentina. El sol que podemos apreciar en esta bandera posee igual 32 puntas las cuales se alternan en una recta y una ondulada. Se puede diferenciar el sol de la bandera argentina por sus rasgos faciales.

En este artículo pudimos conocer sobre la orden de la Compañía de Jesús, conocida comúnmente como la orden de los jesuitas. Esta orden fue creada por Ignacio de Loyola y desde su fundación no sólo ha tenido un fuerte impacto en el ámbito religioso sino también en los entornos políticos y sociales en los lugares donde se ha establecido. Pese a tener una época en la cual fueron expulsados de una gran cantidad de territorios, en la actualidad es una de las ordenes católicas más grandes en el mundo y de las más vigentes. También te pueden interesar los siguientes artículos:

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