El Sudario de Turín, el misterioso manto que cubrió el cuerpo de Jesús después de morir, constituye una de las reliquias más sagradas del cristianismo y, al mismo tiempo, la que más controversias ha generado entre teólogos e historiadores. Entérate aquí qué es, su historia, las investigaciones científicas que se le han hecho, así como algunos datos interesantes.
¿Qué es el Sudario de Turín?
El Sudario de Turín, por muchos conocido como la Sábana Santa, la Síndone o el Santo Sudario, es el lienzo de lino que envolvió el cuerpo de Jesucristo luego de morir en la cruz, y en el que quedaron grabadas huellas y heridas similares a las ocasionadas por una crucifixión y es una de las reliquias cristianas que más polémica ha levantado en el mundo religioso.
El Sudario de Turín se encuentra resguardado en la capilla de la Sábana Santa en la ciudad de Turín y según los análisis efectuados, existen aspectos no muy evidentes acerca de su legitimidad. Conoce también las Creencias del Judaísmo con respecto a este tema.
La capilla que custodia tan controversial tela fue expresamente erigida a finales del siglo XVII, específicamente entre los años 1668 y 1694, como lugar de cobijo y custodia de tan significativo manto para los cristianos.
Por siglos este sudario, sus orígenes y su autenticidad dentro del mundo cristiano ha sido materia de discusión entre teólogos, historiadores, investigadores y científicos, cada uno planteando diferentes perspectivas de este manto sagrado.
Para muchos el lienzo es evidencia fehaciente de su existencia, ya que en él quedaron impresos la silueta y el rostro del Jesucristo luego de su crucifixión, hecho acaecido en los primero siglos de la era cristiana. Para otros, por el contrario, esta tela tiene su origen, más bien, en la Edad Media, muchos siglos después de la señalada fecha de la crucifixión. En Cristianismo y Catolicismo podemos ahondar acerca de la época en que Jesús estuvo en la Tierra.
No obstante, la Iglesia católica no ha fijado postura oficial alguna, aun cuando el papa Pío XII autorizó la devoción a la imagen en el Sudario de Turín.
Características del Sudario de Turín
La Sábana Santa es una tela de lino que mide 436 cm × 113 cm y la cual muestra la imagen de un hombre, de quien se pueden visualizar marcas y traumas físicos, sufridos en una crucifixión, razón por la cual se cree que ésta fue la tela con la que fue envuelto el cuerpo de Jesús al ser enterrado.
Cuando se observa en negativo la imagen, ésta se aprecia más claramente que en el color original. Tal hallazgo fue hecho por Secondo Pia, abogado de profesión, pero fotógrafo aficionado italiano, quien en 1898 realizó la primera fotografía sobre la Sábana Santa.
Él vio en un negativo de una foto que hizo en una exhibición de la tela en la catedral de Turín, que, al hacer el revelado de la imagen captada, se obtenía asombrosamente un positivo óptico. Ello fue tomado en cuenta como un primer acercamiento al lienzo de una forma analítica o científica.
En la imagen del lienzo ese posible apreciar los colores invertidos, si se compara con una imagen óptica habitual, de allí lo de su relación con un negativo, lo cual, por cierto, solo se aprecia a cierta distancia.
Aun cuando la imagen en la tela tiene contornos imprecisos, se pueden ver que las partes del cuerpo son de color amarillo pardo y en rojo lo que serían las manchas de sangre.
Las manchas amarillas están sobre la superficie de la tela, mientras que las de sangre la traspasan. Además, los colores en la parte del rostro son más intensos y la parte dorsal es más ancha que la frontal, entre las que se puede ver una separación de 12 a 18 cm entre la imagen anterior y la posterior.
¿Dónde se encuentra el Sudario de Turín?
Luego de un recorrido histórico por diversos sitios a donde fue llevada por distintos actores y después de mucho tiempo, el sudario llegó hasta la capilla real de la Catedral de San Juan Bautista, en ocasiones llamada capilla de la Sábana Santa en la ciudad de Turín, Italia, donde se encuentra en la actualidad a buen resguardo.
Dicha capilla fue expresamente construida a finales del siglo XVII, específicamente entre los años 1668 y 1694, bajo el reinado de Carlos Manual I de Saboya, con el propósito de albergar la sagrada reliquia del Sudario de Cristo.
La capilla es una obra maestra de la corriente del barroco, que fue terminada por arquitecto italiano Guarino Guarini, y es parte de un conjunto de edificaciones reales entre las que se encuentra la catedral, el Palacio Real y el palazzo Chiablese.
Finalmente, fue en 1983 cuando el lienzo pasó a ser propiedad de la Iglesia Católica.
Historia del Sudario de Turín
Se conoce por el texto bíblico del Evangelio de Juan, que en el siglo I el Sudario de Turín el manto fue visto por Pedro al entrar al sepulcro de Jesús en la Ciudad Santa, tras la Resurrección, que estaba doblado y colocado aparte de los vendajes. Luego, se dice que él mismo habría sido recogido y custodiado por los cristianos, mas no quedaron evidencias.
Tiempo después, en el siglo II, el lienzo apareció en la localidad de Édessa, actual población de Urfa, en Turquía y, más tarde, en el año 525, cuando se restauró la Iglesia Santa Sofía, de Édessa se halló una imagen que, según se dice, no fue hecha por mano humana y se le llamó “acheropita”, la cual era un pañuelo o Mandylion, el cual se relacionó con el sudario.
Luego, en 944 durante la invasión los ejércitos bizantinos al sultanato árabe de Édessa, se apoderaron del Mandylion y se lo llevaron a Constantinopla el 16 de agosto.
Este Mandylion era realmente la Sábana Santa que en ese momento habría sido doblada ocho veces, de manera tal que solo se pudiera ver el rostro. La historia señala que el rey de Francia, Luis VII, en su visita en 1147 a Constantinopla acudió hasta el sitio donde estaba la Síndone para venerarla.
Asimismo, en ese entonces, Manuel I mostró a Amalrico, rey de los latinos de Jerusalén, algunas reliquias que poseían de la Pasión y entre ellas se encontraba esta sábana.
Años después Robert de Clary, cronista de la IV Cruzada, escribió en 1204 que “Todos los viernes la Síndone era expuesta en Constantinopla […] pero ninguno sabe qué ha sido de la tela después que fuera saqueada la ciudad”.
Se cree que la sábana desapareció de Constantinopla y fue ocultada en otro lugar por temor a las excomuniones que se iniciaron contra los ladrones de reliquias.
Al respecto, algunos los historiadores son de la creencia de que la reliquia fue llevada a Europa y conservada durante un siglo y medio por los Templarios, de la Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón.
Los templarios fueron una famosa y poderosa orden militar cristiana que existió durante la Edad Media, aprobada por la Iglesia católica romana en torno a 1129 para llevar a cabo cruzadas, convirtiéndose en una obra de caridad a favor de toda la cristiandad.
Al ser condenada y disuelta la orden de Los Templarios en 1314, acusados de cultos secretos no cristianos, su líder entregó en 1356 el sudario a los canónigos de Lirey, cerca de Troyes, en Francia. Geoffroy de Charny, un cruzado líder de Los Templarios, explicó que habían poseído la reliquia durante tres años.
En 1389 el obispo de Troyes, Pierre d’Arcis, estableció que la Síndone no se debía ser exhibida para su protección. Sin embargo, se sabía de su existencia, ya que el antipapas de Avignon, Clemente VII, en 1390 hizo referencia a ella en dos de sus cartas.
Se supo que en 1453 el sudario estuvo en poder de Margarita de Charny, descendiente de Geoffroy, y que se lo cedió a Ana de Lusignano, esposa del Duque Ludovico de Saboya, quien lo llevó a Chambéry, en territorio francés, donde se mantuvo por varios años.
En 1532 se desató un incendio en el centro de Chambéry y la urna de madera revestida de plata que guardaba el sudario se quemó en una esquina y algunas gotas de plata derretida atravesaron los diversos estratos plegados del lino. Dos años después, las monjas Clarisas, de la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara cosieron y repararon las partes dañadas del manto con parches actualmente visibles.
En el año de 1578 Emanuel Filiberto de Saboya transfirió la reliquia a Turín para ahorrarle el viaje a San Carlos Borromeo que deseaba venerar la reliquia.
Más tarde, en 1694 se depositó definitivamente en la capilla de la Sábana Santa, levantada por Guarini, adjunta al Domo de Turín, donde por mucho tiempo se mantuvo resguardado y custodiado.
Sin embargo, en los años de la Segunda Guerra Mundial entre 1939 y 1946, la Síndone tuvo que ser trasladada para ocultarla y protegerla en el Santuario de Montevergine, en Avellino, Italia.
No fue sino hasta el 1983, cuando al morir el monarca Humberto II de Saboya, que el Sudario de Turín pasó a manos de la Iglesia católica, por donación de este monarca al papa Juan Pablo II.
En abril de 1997 se produjo un catastrófico incendio que dañó gravemente la capilla de la Síndone. El bombero Mario Trematore logró romper la estructura de vidrio, donde se hallaba la reliquia y pudo salvarla de ser completamente destruida.
Desde abril de 1998, ya restablecida la capilla que resguarda el Sudario de Turín, se dio inicio a la exhibición que ha seguido hasta nuestros días. Desde entonces, los fieles y peregrinos acuden en masa a Turín con motivo de la exhibición.
Según Gian Maria Zaccone, uno de los directores científicos del Museo de la Síndone de Turín, “la historia nos muestra que a los fieles no les interesan los debates científicos: lo que ellos ven y sienten frente a esa imagen es una evocación de la figura de Cristo, de cuya contemplación surge la devoción, que no ha faltado en ninguna época”.
¿Es verdadera la imagen del Sudario de Turín?
Por siglos la autenticidad del Sudario de Turín ha sido puesta en tela de juicio y ha sido tema de debate entre eruditos de la materia, así como entre personas del entorno religioso y ámbito científico.
Por supuesto, son muchas las opiniones y planteamientos cruzados, así como contradictorios, que no dan una explicación veraz y definitiva sobre el tema.
Unos afirman que, efectivamente, es la misma sábana, que cubrió a Jesucristo en el sepulcro tras su muerte en la cruz y que durante su resurrección su silueta quedó grabada en negativo en el tejido.
Otros, por el contrario, aseveran que el sudario es una falsificación de la época medieval. En virtud de ello los expertos se han dado a la tarea de efectuar análisis científicos para tratar de dilucidar y llegar a una conclusión.
Análisis científicos
Estos análisis se puede decir que se iniciaron con la fotografía que realizara Secondo Pia en la exhibición del año 1898, quien fue el primero en observar que los negativos de las fotos que había tomado mostraban mucha más nitidez de la imagen del cuerpo de lo esperado.
La investigación científica sobre el sudario comenzó en 1898, con la sorprendente imagen captada por el fotógrafo Pia. Fue él quien observó en un primer momento, sólo el tenue borrón de sepia de un cuerpo humano sobre el tejido. Pero al examinar el negativo inverso de su placa fotográfica en el cuarto oscuro, se encontró con la detallada semejanza de un hombre barbudo con heridas visibles en su cuerpo.
A partir se hicieron varios análisis al lienzo tratando de hallar una explicación a lo señalado por el fotógrafo. Así, durante siete décadas, los investigadores efectuaron exámenes indirectos de la imagen con la finalidad de determinar si el lino había sido pintado o si realmente la imagen se había producida por contacto con un cadáver humano.
No fue hasta 1969 que se permitió a los científicos examinar el tejido directamente, con la tarea de asesorar sobre las técnicas de preservación y futuras pruebas. Esto preparó el escenario para el establecimiento del Proyecto de Investigación de la Sábana Santa de Turín, cuyos miembros debidamente calificados se les concedió un acceso continuo sin precedentes durante cinco días a la propia sábana en 1978.
Fueron 33 miembros de diversas disciplinas científicas y sus credenciales incluían puestos de alto nivel en 20 importantes instituciones de investigación. Llegaron a Turín con siete toneladas de equipo y trabajaron en turnos las 24 horas del día. Un equipo asociado de científicos europeos actuó como observadores expertos.
Sus análisis no encontraron ninguna señal de pigmentos artificiales. Al respecto señalaron que La imagen del Sudario de Turín es la de una forma humana real de un hombre flagelado y crucificado. No es el producto de un artista, según el informe del proyecto entregado en 1981. Las manchas de sangre están compuestas de hemoglobina y también dan positivo en la prueba de la albúmina del suero.
Pero el informe también concedía que ninguna combinación de circunstancias físicas, químicas, biológicas o médicas podía explicar adecuadamente la imagen. Sin embargo, este equipo de investigadores concluyó que la Sábana Santa sigue siendo ahora, como en el pasado, un misterio.
El carbono 14
En 1988 se suscitó la mayor discusión, cuando tres laboratorios de lugares distintos, autorizados por el Vaticano, sometieron al sudario a pruebas de datación con el método del carbono 14, con la finalidad de establecer su antigüedad.
A tal fin, el Vaticano autorizó este estudio permitiendo se tomaran pequeñas muestras de una esquina del sudario, que fueron entregadas a los laboratorios de la Unidad de Aceleradores de Radiocarbono (RAU) de la Universidad de Oxford, la de Arizona y el Instituto Federal Suizo de Tecnología. Los tres concluyeron que la tela del sudario se remontaba a los años entre 1260 y 1390, más de un milenio después de la vida y muerte del histórico Jesús.
Los laboratorios evaluaron la fiabilidad de su estimación en un 95 por ciento. Para hacer el caso aún más convincente, las fechas coincidieron estrechamente con la primera aparición documentada del Sudario de Turín en 1353.
Desde su publicación hace 27 años, los resultados de la datación del carbono 14 se han cuestionado en el punto central de la controversia sobre el sudario, con una corriente de críticos que apuntan a su metodología y conclusiones.
Las más contundentes críticas a estos resultados son las difundieron en 2010 los estadísticos Marco Riani, de la Universidad de Parma en Italia, y Anthony Atkinson, de la London School of Economics.
En una entrevista reciente con National Geographic, señalaron que los laboratorios que realizaban las pruebas de carbono 14 estaban totalmente de acuerdo en cuanto a la edad de los tejidos de control de una antigua momia egipcia, una tumba nubia medieval y una vestimenta eclesiástica francesa medieval. Sin embargo, los datos brutos de las mismas pruebas sobre el sudario arrojaron resultados que diferían en más de 150 años.
Los hallazgos publicados sobre el carbono 14 fueron los resultados medios extraídos de los datos combinados de los tres laboratorios. Se supuso que los datos eran “homogéneos”, es decir, estimaciones de edad casi idénticas basadas en mediciones repetidas de las muestras, cada una de las cuales se había dividido en cuatro segmentos para su prueba.
Pero cuando las computadoras abrieron camino a través de las 387.072 formas de cortar las muestras, identificaron un marcado patrón de variaciones. La datación que viene de un pedazo en el borde superior de una muestra no cortada es muy diferente de la fecha que viene de un pedazo tomado del borde inferior, explica Riani.
Lo que deja en claro este investigador es que aunque la investigación por ellos realizada no es prueba absoluta que la Síndone es auténtica, ni que tenga 2.000 años, lo que si pone en tela de juicio lo que se ha señalado en el informe del carbono 14, que afirma que la tela del sudario es de la época medieval.
El fundamento para ello es que la datación de este método es errónea, pues se está basando en una tela muy contaminada debido a la presencia de residuos bacterianos y otros desechos en la tela que al contener carbono pueden perfectamente acercar a nuestros días la fecha radiométrica. Aparte de que está el hecho de que no hay certeza en cuánto a cómo afectaron la composición química del lino los incendios por los que pasó esta tela.
El laboratorio de Oxford insiste en que las conclusiones de 1988 fueron exactas, y rechaza los argumentos de que las muestras de prueba eran defectuosas.
La gran pregunta
Por encima de todas las demás cuestiones se encuentra lo que el físico Paolo Di Lazzaro llama la gran pregunta: ¿Cómo se produjo la imagen, independientemente de su antigüedad? Cada intento científico de replicarla en un laboratorio ha fracasado. Su matiz preciso es muy inusual, y la penetración del color en el tejido es extremadamente delgada, menos de 0,7 micrómetros, una trigésima parte del diámetro de una fibra individual en un solo hilo de lino de 200 fibras.
El sudario se ha tornado en un objeto realmente sorprendente, pues, aparte de lo relacionado con el origen del lino, no está claro como es que apareció en el lienzo la la imagen de un rostro ensangrentado.
Algunos lanzan teorías de que la imagen se debe a procesos naturales, mientras que apuntan al ingenio de los falsificadores medievales de reliquias e incluso hay quienes defienden que se produjo por procesos físicos asociados con la resurrección.
Estudios a favor de la autenticidad del sudario
Al respecto se cuenta con los trabajos investigativos finalizados en 2011, luego de cinco años de investigación, los científicos de la Agencia Nacional de Nuevas Tecnologías, Energía y Desarrollo Económico Estable de Italia, encargados por el Vaticano de investigar el tejido, en su informe señalan que la reliquia es auténtica.
Resaltaron que el sudario data del siglo I luego del nacimiento de Jesucristo y que comprobaron la ausencia total de pigmento; es decir, que se puede señalar que no fue hecho por la mano del hombre, ya que los fragmentos encontrados son de origen orgánico; por lo que ellos se atreverían a decir, que se trata de sangre.
Además, destacaron que esas huellas eran el resultado de una “irradiación ultravioleta muy potente” y que hoy no hay en el mundo un aparato con esa capacidad y que habían comprobado que no fue generada por un láser.
Otra investigación relevante se llevó a cabo en 2013, donde se estableció que el tejido del sudario de Turín era de la época en la que vivió Jesús.
Así, quedó cuando el sudario fue sometido a pruebas de espectroscopia por Giulio Fanti, profesor de medición mecánica y térmica en la Universidad de Padua, y el periodista Saverio Gaeta.
La espectroscopia mide la intensidad de la radiación de los objetos mediante longitudes de onda con lo cual se efectuaron comparaciones del tejido de la Síndone con muestras de telas de 3.000 años a. C., con el fin de establecer si el sudario es del medioevo.
Los investigadores encontraron que la tela de la Sábana Santa fue tejida entre 300 a. C. y 400 d. C., coincidiendo con la vida de Jesús.
Estudios en contra
No obstante, hay detractores de las investigaciones señaladas y siguen considerando falso el sudario.
Así lo señala estudios del año 2008, en las que se asevera haber logrado crear una imagen en un tejido idéntica a la del Sudario de Turín, empleando sustancias que existían en la época medieval.
Oros investigadores fueron aún más audaces y dijeron en 2014 la tela no solo era del siglo XIV, sino que era normalmente usada como parte de los implementos de las celebraciones de la Semana Santa de la Edad Media.
Para tal aseveración, el investigador y escritor británico Charles Freeman, autor del libro “Huesos sagrados, polvo sagrado: Cómo las reliquias moldearon la historia de la Europa medieval”, había estudiado las primeras descripciones e dibujos de la Sábana Santa, encontrando que ninguna es de antes de 1355.
En 2009, se presentó otra evidencia que hizo cuestionar igualmente la autenticidad del santo sudario. Se trató de los descubrimientos de un equipo de arqueólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén y de instituciones de Estados Unidos y Canadá en una tumba de Jerusalén de trozos de un sudario de la época de Jesús.
Según estos científicos, esta tela que encontraron era muy distinta a la del controversial sudario, con una técnica de tejido más sencilla y textura muy distinta a la del Sudario de Turín, que luce más sofisticada y más acorde con una tela de mil años después de Cristo.
Como sea que fuere, el Sudario de Turín sigue siendo hoy el objeto más valioso para la cristiandad, en virtud de la gran información que contiene sobre la Pasión de Jesucristo y, además, representa para su feligresía la presencia cercana de Jesucristo al que acudir a adorar, expresar su fe y recibir bendición.