Es bien sabido que detrás de la religión católica hay una máxima institución que es el vaticano la cual está liderada por el papa. Ahora bien, esta organización sustenta sus bases en la formación de personas que se les honra con el Título de Cardenal y son quienes componen al colegio cardenalicio, a lo largo de este artículo aprenderemos un poco más sobre ellos.
¿Qué es el titulo de cardenal?
El título de Cardenal es el más alto título honorifico que puede conceder el papa dentro de la vida eclesiástica en la Iglesia católica. Quienes reciben este honorable título se convierten en miembros del Colegio cardenalicio y son titulados en una ceremonia muy especial conocida como Consistorio público.
La principal misión que tiene el Colegio Cardenalicio es la de elegir al papa en caso de fallecimiento o bien de la renuncia del anterior. En términos generales, una de las responsabilidades del Colegio cardenalicio es la de aconsejar al papa. Muchos cardenales tienen permitido gobiernan diócesis o archidiócesis muy importantes además de presidir los organismos de la Curia Romana y participar de forma activa en la administración de la Santa Sede.
El origen del Cardenal proviene de aquellos clérigos que estaban al servicio de la diócesis de Roma. Es costumbre que a cada cardenal designado por el papa se le asigne un titulus el cual podría ser el de obispado sufragáneo, llamado como “suburbicario” cuya etimología significa “inferior en la ciudad” o bien un título presbiteral o la diaconía de un templo dentro de la archidiócesis de Roma.
La palabra “cardenal” proviene del latín “cardo” o “bisagra”, esto sugiere en gran parte el papel de apoyo que desempeñan estos lideres eclesiásticos. Una analogía muy útil para entender el papel que desempeñan los cardenales es comprender que ellos son las “bisagras” por las cuales gira todo el edificio de la Iglesia, esto en torno a su máximo dirigente que es el papa.
Historia
Como mencionamos previamente, los cardenales son los encargados de elegir al papa, aunque es importante destacar, que no siempre ha sido así. En principio, eran los miembros de la Iglesia de Roma quienes se encargaban de escoger a la máxima autoridad de la iglesia católica. Este proceso cambió durante la Edad Media donde se instauró que solo los cardenales, quienes son un grupo especial de clérigos dentro de la diócesis de Roma, tienen el derecho a elegir al sucesor del apóstol Pedro.
La constitución apostólica “In nomine Domini”, la cual fue promulgada por el papa Nicolás II en el año 1.059 limitó la potestad de elección a los cardenales romanos que fueran obispos. Pasaría mucho tiempo, hasta el año 1.179 donde el papa Alejandro III extendería el derecho de elegir al papa a todos los cardenales. Este decreto se promulgaría en la constitución apostólica “Licet de vitanda discordia”.
En el año 1.274 el papa beato Gregorio X fijaría que para la elección del papa eran preciso los dos tercios de los votos de los cardenales que estuviesen reunidos para el momento de la elección. Esto se dispuso en la constitución apostólica “Ubi periculum”. Es importante destacar que esta disposición se mantiene aún vigente.
En tiempos más recientes, los monarcas ingleses, españoles y franceses nombrarían cardenales como sus primeros ministros, dentro de ellos los más destacados fueron El cardenal Thomas Wolsey en Inglaterra, el cardenal Alberoni en España, Richelieu y Mazarino en Francia. Sin embargo, estos nombramientos tenían una intención política oculta puesto que estos nombramientos tenían como fin la gestión de los intereses de estas naciones en el Vaticano.
Por otro lado, estas personas se nombraban como cardenales no por sus funciones religiosas sino porque permitían que sus reyes les pagasen con los impuestos eclesiásticos. Como hecho bastante curioso, Roma conocía acerca de ello y aceptaban la pérdida de estos impuestos con el fin de proteger el resto de sus propiedades y rentas en esas naciones.
Es importante mencionar que el papa puede sustituir al Colegio Cardenalicio por otro cuerpo de electores en cualquier momento, si así fuese necesario. Sin embargo, para llevar a cabo esta decisión sería necesario modificar el Código de Derecho Canónico.
Esto lleva entonces a la vía más habitual que sería la modifique del estatuto de elección más recientes ya que, desde tiempos del papa Pío X y de manera mucho más profunda durante el pontificado de Pío XII, san Juan XXIII, san Pablo VI y de san Juan Pablo II, se han modificado considerablemente las reglas de lección y la cantidad de miembros del Colegio Cardenalicio.
Una propuesta bastante recurrente ha sido la de que sea el Sínodo de los obispos el ente encargado de elegir al papa. Sin embargo, esta reforma no tendría mucho sentido ya que este ente sólo puede reunirse a petición del papa. Muchos consideran que el sistema de elección del papa en base al Colegio Cardenalicio aún es viable. La razón de su viabilidad es el sistema por cooptación, es decir, el papa es quien nombra a los cardenales quienes, a su vez, tienen la potestad de elegir al futuro papa.
Este sistema no ha estado lejos de las criticas puesto que se ha pensado muchas veces que el papa nombra a los cardenales con el fin de forzar una cierta mayoría para favorecer la elección del sucesor que tuviese más afinidad al papa vigente.
En el caso de pontificados largos, la cooptación se hace aún más importante, como fue en el caso del pontificado del papa Juan Pablo II. Estos pontificados largos permiten una renovación total del Colegio Cardenalicio lo que facilita siempre una visión diferente con una elección más justa como lo exigen las leyes del derecho canónico. Por lo general la renovación completa del Colegio Cardenalicio se lleva a cabo en un pontificado cuya duración sea mayor a los 15 años.
Sin embargo, el proceso de cooptación se presta para las afinidades, retomando el caso de la renovación del Colegio Cardenalicio llevada a cabo por el papa Juan Pablo II, de un total de 117 cardenales, sólo 2 no habían sido nombrados por el papa.
Ahora bien, cuando fue el momento de escoger el sucesor del papa Juan Pablo II, un total de 115 de los 117 cardenales escogidos por el papa votaron en la elección de su sucesor. Siempre ha existido la fundada sospecha de que bajo este sistema, el papa tiende a sugerir el camino a seguir por su sucesor, esto lleva a que el papa tenga la facultad de nombrar cardenales que serían electores entre clérigos los cuales serán ideológicamente afines a él.
Con todo y estas sugestiones, la elección del sucesor de Juan Pablo II en el año 2.005 fue toda una sorpresa ya que el cardenal electo fue Joseph Ratzinger, conocido como Benedicto XVI. La sorpresa fue que, este nuevo papa era uno de los dos cardenales que no habían sido nombrados por Juan Pablo II, sino por el antecesor de su antecesor, el papa Pablo VI.
Es importante señalar que, de acuerdo con el “motu proprio” del año 1.970 y las constituciones apostólicas Romano “Pontifici Eligendo” de 1.975 y la más reciente constitución que es “Universi Dominici Gregis” del año 1.996, todo cardenal pierde su condición de elector al cumplir los 80 años de edad antes de que se declare la Sede vacante.
Es de esta manera como algunos cardenales, sobre todo, aquellos que pertenecen al orden de los diáconos quienes a menudo son distinguidos con el cardenalato como una reconocimiento a una excelente carrera. Son nombrados como cardenales cuando ya sobrepasaban esa edad, por lo que, nunca ostentarán a la condición de electores. Es importante mencionar que a lo largo de la historia eclesiástica, son pocos los cardenales han renunciado de forma voluntaria a su dignidad.
Dentro del Colegio de Cardenales se han instaurado como máximas jerarquías el decano, el vicedecano y el “camarlengo” quien es el oficial mayor de la Santa Sede. Estos altos cargos dentro del Colegio Cardenalicio tienen como responsabilidad velar por la organización de la Sede Vacante y del cónclave. Estas máximas autoridades cuentan con un prelado secretario y un tesorero cargos estos que no necesariamente son ocupados por cardenales.
Vestimenta y signos del cardenal
Desde el año 1.464 a los cardenales se les distingue fácilmente por sus vestimentas de color púrpura escarlata, de allí que también se les conozca como purpurados. Su hábito coral se compone de Una sotana roja, un Capelo Cardenalicio, una Birreta Roja y un Anillo Cardenalicio.
El capelo cardenalicio es un sombrero rojo escarlata de ala ancha, en la actualidad este símbolo se encuentra en desuso salvo en la heráldica. Esta tradición proviene de la antigüedad ya que este era el signo que llevaban los esclavos liberados. Por otro lado, era común también ver a los ciudadanos libres usarlos en las fiestas y solemnidades de la época.
Este sombrero rojo escarlata representa la libertad gloriosa que se considera que gozan los cristianos. El capelo cardenalicio como un elemento propio de la vestimenta de los cardenales fue uno de los decretos del Primer Concilio de Lyon, llevado a cabo en el año 1.245.
Los cardenales deben usar un capelo rojo con quince borlas a cada lado, el cual era el antiguo símbolo de su cargo, incluso por encima de su escudo de armas. Por su parte, la birreta roja es una vestimenta impuesta por el Romano Pontífice durante una ceremonia especial luego de que se eligen a los Cardenales.
La primera distinción que debemos hacer es que el anillo cardenalicio es distinto al anillo de los Obispos ordinarios. Los cardenales reciben este anillo como un signo de su matrimonio con la Iglesia de Roma y con toda la Iglesia universal. En la parte interior del anillo es común ver cómo queda grabado el escudo de armas del papa que los ha nombrado como cardenales.
Como hecho curioso, el papa Benedicto XVI rompió con la costumbre de entregar el anillo cardenalicio al día siguiente de que se nombran a los cardenales. Por lo general, la entrega del anillo se lleva a cabo en una Misa que concelebran los nuevos cardenales. En este caso, el papa Benedicto XVI los entregó el mismo día en que se imponen la birreta y solideo, en el Consistorio público.
El color rojo de su vestimenta simboliza la disposición del cardenal a morir por su fe. De hecho, este es el color por excelencia de los mártires. Su significado proviene de la sangre derramada del cordero y de ellos como servidores del cordero de Dios. Como dato curioso, debido al color de su vestimenta, dieron nombre a la famosa ave de plumajes rojos y negros, es decir, al cardenal.
Por otro lado, al igual que los sacerdotes y obispos, los cardenales deben usar una sotana negra como un hábito de calle. Sin embargo, la sotana es diferente para los cardenales puesto que está adornada con ribetes, botones y faja rojos.
Es importante mencionar que en algunas zonas donde hay climas tropicales como por ejemplo Ecuador, Brasil, India y en la mayoría de los países de África, los cardenales acostumbran a usar sotana blanca con los mismos detalles de la sotana negra. En algunos casos, suele usarse en ciertas ceremonias litúrgicas solemnes, un roquete encima de la sotana negra, sin embargo, suele ser más frecuente que este roquete se use con la sotana roja.
Órdenes
En base al canon 350.1 del Código de Derecho Canónico los cardenales se organizan en dependencia a tres órdenes, las cuales son:
- Orden episcopal: Donde entran los Cardenales obispos
- Orden presbiteral: Donde encontramos los Cardenales presbíteros o de título
- Orden diaconal: Donde engloba a los Cardenales diáconos
Ahora bien, cada cardenal al momento de ser nombrado, recibe una sede, un título o bien una diaconía. Todas estas instituciones sustentadas en templos romanos que de forma tradicional disponen de este cargo. Por otro lado, según el canon 350.5, mediante opción hecha en consistorio y aprobada por el papa, los cardenales que pertenezcan al orden presbiterial pueden pasar de un título a otro y en el caso de los Cardenales Diáconos, podrán pasar de una diaconía a otra.
También debemos destacar que los cardenales diáconos que tengan por lo menos diez años en ese orden, podrán optar al orden presbiteral. Sin embargo, hay un caso excepcional a esta regla y es el del Cardenal suizo Gilberto Agustoni, quien fue nombrado como cardenal diácono de Ss. Urbano e Lorenzo a Prima Porta en el año 1.994 y quien en el año 2.005 optaría por el orden presbiteral, siendo su diaconía elevada a “título” solo por esta vez.
Para poder ingresar en el orden episcopal para cambiar de sede suburbicaria es necesario contar con la aprobación directa del papa. La práctica más común es que el papa escoja a un cardenal del orden presbiteral para promoverlo al orden episcopal y no que se nombre a un cardenal obispo ex novo.
Orden episcopal
Los cardenales obispos son los que entran dentro de la Orden Episcopal, son los que ostentan un mayor rango en el Colegio de Cardenales. La razón es, como queda dicha, por norma general todos los cardenales deben ser obispos. El título de Cardenal obispo solo significa que Este cardenal ostenta un cargo en el episcopado dentro de una de las siete llamadas “diócesis suburbicarias”, las sufragáneas de la diócesis de Roma, o bien es un Patriarca de las Iglesias orientales católicas, en número variable según el Canon 350.1.
Estas sedes episcopales suburbicarias son: Ostia, Velletri Segni, Frascati, Porto Santa Rufina, Albano, Palestrina y Sabina Poggio Mirteto. Ahora bien, el hecho de que estas sedes ostenten un cardenal como titular no es ningún impedimento para que estas diócesis tengan a su propio obispo con una potestad ordinaria.
Por su parte, los patriarcas orientales que pertenecen al orden de cardenales obispos son el patriarca emérito de Antioquía de los Maronitas, el patriarca titular de Antioquía de los Maronitas y el patriarca emérito de Alejandría de los Coptos. De todos estos patriarcas, solo el patriarca titular de Antioquía tiene condición de elector por tener menos de 80 años en la actualidad.
Dentro de los cardenales obispos, el decano es el que está a la cabeza del Colegio de Cardenales bajo el titulo de “primus inter pares”, es decir, primero entre iguales. El decano es electo por y entre los otros cardenales obispos. Este cargo cuenta con la ayudada de un vicedecano. La elección tanto del Decano como la del Vicedecano debe de ser confirmada por el papa según lo estipulado en el Canon 352.2.
En la antigüedad, la posición de decano correspondía al cardenal obispo que tuviese una mayor antigüedad, haciendo uso del significado auténtico de la palabra “decano”. Sin embargo, hoy en día esto ya no ocurre ya que se espera que el decano cumpla con una serie de funciones claves durante el periodo de sede vacante y es por ello que debe de ser una persona en plenas facultades más allá de ser el de mayor antigüedad.
Un caso curioso que permite explicar la nueva escogencia del decano ocurrió en el año 2.002 cuando el cardenal Bernardin Gantin cumplió los ochenta años de edad. Al llegar a esa edad, perdía su derecho a ser elector, además de ello, aunque nada ni nadie se lo exigía, también dimitió al decanato del Sacro Colegio Cardenalicio retirándose finalmente en su Benín natal.
Como las sedes suburbicarias son en total siete y los cardenales obispos son solo seis, el decano adopta el título de cardenal obispo de Ostia además de la propia sede suburbicaria que ya se le había asignado con anterioridad, esto en base al Canon 350.4.
Por esta razón, el título de Ostia es intrínseco al de decano del Colegio y dentro de sus antiguos privilegios se encuentra el de ordenar obispo al papa recién electo en caso de que no tuviese la ordenación episcopal, en base al Canon 355.1. Esta situación ocurrió por última vez en el año 1.831 cuando fue elegido papa Gregorio XVI quien para el momento de su elección no era obispo.
Tanto el decano y como el vicedecano son los únicos cardenales que necesariamente deben tener su residencia en la ciudad de Roma, sustentado en el Canon 352.4. En la actualidad ambos cargos están ocupados por el italiano Giovanni Battista Re quien es el cardenal obispo de Ostia y de Sabina Poggio Mirteto, y el argentino Leonardo Sandri cardenal obispo de Ss. Biagio e Carlo ai Catinari, ellos son decano y vicedecano respectivamente.
El 26 de junio del año 2.018, se anunció que, en correspondencia a la ampliación del número de Cardenales presbíteros y de Cardenales diáconos en las últimas décadas, habría también un aumento en el número de cardenales obispos. En total serían cuatro cardenales que a partir del 28 de junio, se elevarían al rango de cardenales obispos igualándolos en todo a los titulares de las sedes suburbicarias.
Orden presbiteral
En la Orden Presbiteral entran los cardenales a los cuales se les ha sido asignada la titularidad de una iglesia determinada de la diócesis de Roma. Por tradición, este es el orden más numeroso dentro del cardenalato. En la actualidad son 149 los cardenales que pertenecen a esta orden. Dentro de este orden encontramos a aquellos cardenales que rigen bajo un régimen ordinario una diócesis importante en cualquier parte del mundo.
Pese a que se les asigna el título dentro de una de las diócesis de Roma, dichos títulos son solo honoríficos. Ahora bien, más allá del protocolo y de un cierto patrocinio, los cardenales presbíteros no tienen potestad alguna sobre las iglesias de las cuales son titulares, de hecho, tienen expresamente prohibido hacer parte de los asuntos ordinarios de estas iglesias, según el Canon 357.1.
Pese a esta prohibición, debe prevalecer la calidad personal del candidato ya que, a la hora de nombrar cardenales presbíteros se recurre de forma frecuente a criterios de representación geográfica. Esto implica que dentro del mundo existen determinadas sedes episcopales las cuales su titular suele ser cardenal. La razón de ello radica no sólo la importancia intrínseca de la diócesis como tal sino también la representación de todo un país.
Dentro de la Orden Presbiteral existe una norma no escrita que implica llamar al Colegio cardenalicio personas de diversas nacionalidades con el fin de de dar muestra y contenido de la universalidad que representa la Iglesia católica.
Orden diaconal
Los cardenales que pertenecen a la Orden Diaconal son aquellos que han recibido la diaconía, este es el orden eclesiástico que se encuentra por debajo del sacerdocio. Ahora bien, esta diaconía es referente a alguna iglesia de la ciudad de Roma, en total son 28 iglesias en Roma que cuentan con este privilegio.
Por lo general, se acostumbra a nombrar como cardenales diáconos a aquellos que no ostentan una jurisdicción episcopal ordinaria, sino que, ocupan altos cargos dentro de la Curia Romana, en el Estado de la Ciudad del Vaticano o bien a lo largo de su vida, su entrega y devoción le han merecido la púrpura.
Un ejemplo de ello es el caso del Avery Dulles S.J. quien es el diácono del padre Andrea Cordero Lanza di Montezemolo. Su importante actividad se ha desarrollado no sólo en la diócesis concreta, sino también en todo el mundo debido a su servicio como diplomático de la Santa Sede. Esto le valió para que en el año 2.006 fuese nombrado como cardenal diácono de Santa Maria in Pórtico.
Dentro de los cardenales diáconos se destaca el Cardenal Protodiácono, el cual, por su origen etimológico representa el primero de los diáconos, es decir, el de mayor antigüedad en el orden. Ahora bien, el Cardenal Protodiácono al finalizar el Cónclave y la elección del nuevo papa, anuncia a la multitud congregada en la Plaza de San Pedro el nombre del cardenal que ha sido electo como papa y el nombre con el cual será conocido.
Otra de las responsabilidades del Cardenal Protodiácono es la coronación o bien imposición del “palio”, a los nuevos arzobispos metropolitanos, esto según el Canon 355.2, dentro de esta coronación se incluyen también al nuevo papa. Cuando se escogió al Papa Benedicto XVI, tanto la proclamación como la coronación se llevaron a cabo por el chileno Jorge Medina Estévez, quien era el cardenal diácono de S. Saba, quien para aquel entonces era el Cardenal Protodiácono. En la actualidad, desde el año 2.014, este cargo lo ocupa Renato Raffaele Martino quien es el cardenal diácono de San Francisco de Paula en Monti.
Colegio cardenalicio
El Colegio Cardenalicio o conocido también como el Sacro Colegio, es un consejo de alta jerarquía eclesiástica el cual está conformado por todos aquellos que han sido proclamados como cardenales de la Iglesia católica.
Integrantes
Para la fecha y luego del consistorio celebrado por el papa Francisco el 28 de noviembre del año 2.020, el Colegio Cardenalicio está constituido por un total de 229 cardenales. De este total, sólo 128 serían electores en caso de un eventual cónclave mientras que el restante no s e incluye dentro de este grupo al haber cumplido los 80 años de edad.
Misión
La función del Colegio Cardenalicio consiste en elegir al papa en caso de fallecimiento o bien de la renuncia del papa anterior. Además, deben brindar asesoría y consejo al Papa regente, tanto sobre temas vinculados al gobierno de la institución como también a asuntos relacionados con el sistema de creencias del catolicismo.
Consistorios
Podemos decir que los consistorios son reuniones formales que lleva a cabo el Colegio Cardenalicio. Los consistorios tienen lugar en el Vaticano y son convocados por el papa. Existen dos clases de consistorios, estos son los ordinarios y extraordinarios. Se diferencia uno del otro en que en los ordinarios acuden solo los cardenales que residen en Roma, mientras que los extraordinarios deben asistir de forma obligatoria todos los cardenales.
Ahora bien, los consistorios también engloban a aquellas ceremonias solemnes donde se procede a nombrar a los nuevos cardenales. La razón es que el Código de Derecho Canónico toma en cuenta que el nombramiento de nuevos cardenales debe contar con la presencia del Colegio Cardenalicio. Los nombres de los nuevos miembros del Cardenalato por lo general se anuncian con previa anticipación. Pero solo la publicación formal del decreto papal que se lleva a cabo durante el consistorio es el que tiene efectos jurídicos.
Sin embargo, dentro de estos nombramientos en el consistorio, existe una excepción que es importante recalcar. Los cardenales cuyo nombre no sea revelado por el papa por motivos particulares, que por lo general responden a un carácter político, y tengan la antigüedad y precedencia convenientes al momento en que el papa realice el consistorio, entrarán de forma directa al Colegio Cardenalicio.
Ahora bien, en el Consistorio luego de ser nombrados como cardenales, los mismos reciben sus anillos, birretas y solideos. Tanto el solideo como la birreta son de color Escarlata el cual, como mencionamos previamente, es el color distintivo de los cardenales. En esta ceremonia, como corresponde según la tradición, cada nuevo cardenal recibe la titularidad de una iglesia de Roma. Esto como un símbolo de la unión de los cardenales con el papa.
Es importante hacer la salvedad de cuando los miembros del Colegio Cardenalicio se reúnen para elegir al nuevo papa, el Consistorio cambia de nombre y pasa a ser un cónclave el cual, se rige por unas normas especiales acores a la ocasión.
Antes de la implementación del Concilio Vaticano II, el consistorio para nombrar a los nuevos cardenales se desarrollaba en tres momentos. La primera etapa era el “consistorio secreto”, en esta ceremonia el papa anunciaba a los elegidos. Por su parte, la segunda etapa era el “consistorio público” en donde los nuevos cardenales recibían del papa la birreta. El último momento era la “imposición del capelo” el cual se llevaba a cabo luego del consistorio público.
Cónclaves
Durante el período de la sede vacante o bien, cuando aún no se ha definido el siguiente papa por causa de la muerte o renuncia voluntaria y pública del último papa. El colegio cardenalicio es el que ejerce la máxima autoridad dentro de la Iglesia, sin embargo, sólo se dedican a resolver los asuntos ordinarios y los inaplazables. Además, no se les permite tomar decisiones en materia de derechos que corresponden al papa.
Es común que durante este periodo de transición, el Colegio Cardenalicio tome decisiones importantes dentro de la estructura de la iglesia y las mismas permanecerán sólo si el papa que tomara puesto así lo desee, caso contrario, las mismas decisiones serán revertidas por el sumo pontífice.
Una vez que haya pasado el tiempo prescrito posterior a la muerte o renuncia del papa, los cardenales electores, es decir, aquellos que tienen menos de 80 años al momento del fallecimiento o renuncia del último papa, se reúnen a puertas cerradas en el Cónclave. En estas reuniones se debe elegir al nuevo pontífice, el cual saldrá de entre uno de sus propios miembros.
Sin embargo, no es un requisito indispensable pertenecer al cónclave para ser electo como futuro papa. Las condiciones para elegir al papa quedaron establecidas en la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis” promulgada por el papa Juan Pablo II. Según es tradición, el cónclave se lleva a cabo en la Capilla Sixtina del Vaticano, justo bajo los frescos de Miguel Ángel en donde su famoso fresco del Juicio Final es el que preside la pared principal de esta hermosa capilla.
Por lo general, el tamaño del Colegio Cardenalicio ha sido limitado por los papas, algunos concilios ecuménicos e incluso por el propio Colegio Cardenalicio. Desde 1.099 hasta 1.986, el número promedio de cardenales era de 20 estos sin contar los posibles indocumentados cardenales del siglo XII o bien aquellos cardenales nombrados en el Cisma de Occidente por pontífices que en la actualidad son considerados como antipapas. El número de cardenales en la actualidad es superior a 200.
Ceremonia de Consistorio público
Los consistorios públicos son conocidos de esta forma ya que es frecuente que se inviten a estas reuniones a algunas personas que no pertenecen al Colegio Cardenalicio como auditores de la Sagrada Rota y otros prelados. Es importante mencionar que algunos laicos quienes previamente solicitaron participar en el consistorio se les da acceso a la misma.
En la antigüedad, en los Consistorios Públicos era donde el papa recibía a los reyes, príncipes y embajadores. Sin embargo, en la actualidad esta tradición ya no se sigue y en cambio, durante esta ceremonia el Papa entrega el capelo cardenalicio a aquellos cardenales recién electos.
Por otro lado, en los Consistorios públicos es donde los promotores consistoriales defienden las causas de beatificación y de canonización. Se ha estipulado que estas defensas sean de dos formas, la primera es que se solicita permiso para que pueda ser introducido, continuado o terminado el proceso ordinario de beatificación o canonización mientras que la segunda se vincula únicamente a las causas de canonización.
De acuerdo a la costumbre del Vaticano, incluso después de que se haya probado con certeza que los milagros que se requieren para una canonización se han realizado por la intercesión de una persona declarada beata, no se decreta los honores propios al mismo hasta que se decida llevar a cabo la canonización. Ahora bien, dicha canonización se debe llevar a cabo en tres consistorios, estos son en secreto, público y finalmente semipúblico.
Durante la realización del consistorio secreto el Papa les pregunta su opinión a los cardenales, quienes de forma individual responderán si están a favor o en contra de la canonización. Por su parte, en el consistorio público, alguno de los promotores consistoriales llevan a cabo un alegato a favor de la causa y un prelado responderá en nombre del Papa. Finalmente, la decisión de la canonización se lleva a cabo en el consistorio semipúblico.
En este artículo pudimos conocer sobre el Título de Cardenal el cual es la mención honorífica más alta que puede conceder el papa a una persona dentro de la vida eclesiástica. Un conjunto de Cardenales conforman lo que se conoce como el Colegio Cardenalicio el cual es una institución encargada de dar consejo al papa en temas relacionados con la iglesia y además escogen quien será el sucesor de sumo pontífice una vez que fallezca o renuncie. Se puede decir que esta es la institución que ha mantenido en pie las tradiciones católicas y el orden dentro de la iglesia. También te pueden interesar los siguientes artículos:
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