Conoce la interesante historia del Movimiento para la Restauración y entérate de los detalles de su origen, principios y sus máximos exponentes.

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¿Qué es el Movimiento para la Restauración?

El Movimiento para la Restauración, a veces también llamado Movimiento de Restauración Estadounidense o Movimiento Stone-Campbell en honor a sus creadores, es un movimiento cristiano protestante que comenzó en los Estados Unidos, específicamente en la frontera sur del Estado de Kentucky, a principios del siglo XIX, durante el Segundo Gran Despertar o Segundo Gran Avivamiento en los años 1790 a 1840, con el objetivo principal de regresar al cristianismo primitivo, fundamentándose solo en la Biblia.

El término «Movimiento para la Restauración» se hizo popular en esa época, debido al impacto que tuvieron los ensayos de Alexander Campbell, uno de los precursores, referidos a «una restauración de la Antigua Orden de las Cosas» que se adelantaba en el Bautismo Cristiano. En Cristianismo y Catolicismo puedes profundizar sobre las bases de la fe cristiana.

Para ese resurgimiento del cristianismo originario se desarrolló una actividad evangelizadora cristiana sin precedentes y con grandes cifras de conversiones.

Movimiento para la Restauración

Los precursores de este movimiento pretendían reformar la iglesia desde dentro, promoviendo la unión de todos los cristianos en un solo ente, siguiendo los preceptos del modelo de la iglesia del Nuevo Testamento. El Judaísmo Mesiánico nos permite conocer más al respecto.

El movimiento no buscaba ser etiquetado como se hacían con muchas de las iglesias cristianas que se habían separado de la católica. Más bien, adoptaban calificativos genéricos asociados siempre al Nuevo Testamento, tales como Discípulos de Cristo, Iglesias Cristianas Independiente o Iglesias de Cristo.

A ellos se unieron miembros que provenían de las iglesias bautista, presbiteriana y metodista, así como muchos de las diversas corrientes evangélicas y del llamado cristianismo unitario, que se identificaron con sus preceptos.

Sin embargo, no  hubo manera de escapar a la tendencia de que, a medida que se iba avanzando en la implantación del movimiento, se fueron tomando asimismo elementos que no podían obviar, pero que tenían que ver con lo que antes habían reprochado, tales como credos no escritos. Ello propició su ruptura en tres grupos, cada uno de los cuales se convertiría en una denominación reconocible.

Historia del Movimiento para la Restauración

Bien sabido es que la Iglesia cristiana ha atravesado por diversos cismas que han afectado sus fundamentos. La más notorias fue la Reformación Protestante, intentando mejorar la Iglesia, pero luego, con el tiempo, todos esos movimientos se fueron convirtiendo en grupos separados con un nombre propio: Presbiterianos, Bautistas Pentecostales, Metodistas, Anglicanos, etc.

En general, se pueden decir que esas mejoras que se intentaban se reducían a dos grandes áreas.

La primera área contemplaba mejorar la doctrina y conducta de la Iglesia, que fue en lo que se fundamentaron, principalmente, los protestantes, aun cuando la mayoría de las corrientes antes señaladas lo tenían previsto entre sus argumentos.

Aspectos como la corrupción y el pecado los consideraban totalmente inadmisibles dentro de la Iglesia y en cuanto a la doctrina, encontraron que no guardaba la debida esencia bíblica.

Ello condujo a que se apartaran, o bien por propio albedrío o porque fueron expulsados de la Iglesia por su proceder blasfemo y por no querer conformarse con las condiciones de ese momento.

 Movimiento para la Restauración

En la segunda área se encontraban los movimientos que después de tantas divisiones de siglos, abogaban por la unidad, por lo que para alcanzarla se minimizaron y obviaron muchas diferencias y distorsiones morales y doctrinales.

El Movimiento para la Restauración surgió dentro de esa confusión de divisiones, desaprobando la descomposición reinante y el irrespeto a la doctrina, pero igualmente deplorando el desmembramiento de la iglesia.

En ese entorno convulsionado los grupos que evangelizaban dejaban a muchos sin convertir y sin escuchar las buenas nuevas de Jesús. Se perdía, entonces, mucha energía, esfuerzo y dinero por los conflictos que irremediablemente surgían entre los grupos, pues solo se enfocaban en ganar adeptos.

En el Movimiento de Restauración, concentraron su propósito en buscar implantar algo diferente, en pos realmente de la unidad a través de la verdad.

Su convicción apuntaba a que las personas pudieran llegar a conocer, reconocer y aceptar el evangelio plasmado en el Nuevo Testamento, y que lograran diferenciar entre éste y lo que se planteaba en las tradiciones, denominaciones y enseñanzas humanas. En fin, usaban el evangelio simple como su punto de conexión para promover unidad.

Movimiento para la Restauración

Este movimiento restauracionista consideraba que las barreras entre las distintas corrientes se caerían inexorablemente cuando aceptaran la autoridad única de la Biblia, y con esa idea pudieron ganar la creencia, la mente y la aceptación de muchos.

Ello se pudo evidenciar al inicio del siglo XIX cuando personas y entes en varias zonas de Estados Unidos, e incluso del mundo occidental, comenzaron a tomar posturas similares.

Se cuenta de agrupaciones en Escocia e Irlanda, así como en países de Escandinavia que hacían esfuerzos por reformar la Iglesia con ideología similar a la planteada por el Movimiento para la Restauración.

Desafortunadamente, dichas agrupaciones no acertaban en la manera de cómo llevarla a la práctica y tampoco se enfocaban debidamente para el evangelio simple.

Este Movimiento de Restauración se derivó de dos grupos principales, los cuales habían logrado la unión, aun cuando tenían algunas diferencias doctrinales importantes.

Se trata de, por una parte, los cristianos de Kentucky, entre los que se reconoce a la figura de Barton W. Stone, famoso evangelista pionero estadounidense, y, por la otra, de los Discípulos de Cristo de Ohio y Pennsylvania, destacándose entre ellos a Thomas y Alexander Campbell, ministros de la Iglesia cristiana.

Movimiento para la Restauración

Estas dos agrupaciones acordaron que podrían trabajar juntas, al igual que otros pequeños grupos que se adhirieron y alcanzar la unidad de la iglesia bajo la autoridad del Nuevo Testamento.

Se denominaban con nombres que intercambiaban entre sí; a saber: iglesias de Cristo, iglesias cristianas o discípulos de Cristo.

No se contemplaban líderes formales dentro del Movimiento, así como tampoco tenían jerarquía alguna sobre la iglesia local. Tampoco había una casa matriz a la cual dirigirse, o autoridad humana, ni ningún tipo de credo, confesión, o catequismo que conjugara las iglesias. Solo los movía el tener la misma iniciativa y deseo: la unidad siguiendo el Nuevo Testamento y la restauración de las prácticas y doctrinas allí planteadas.

Desafortunadamente, el movimiento cayó en lo que criticaba: el divisionismo, con lo cual no alcanzó su meta. Experimentaron dos divisiones grandes, que llevó a la conformación de tres grupos distintos, que fueron la Iglesia de Cristo sin instrumentos, las Iglesias de Cristo y los Discípulos de Cristo.

Iglesia de Cristo sin instrumentos

Se caracterizaban por la particularidad de no emplear en los cultos y ceremoniales oficiales ningún tipo de instrumento mecánico, fundamentándose en que se regían solo por lo que señala Biblia y en ella no se hace mención a ello en ningún libro y, por ende, no hay autorización para usarlos, respetando así el silencio que señalan las Escrituras.

Su razón primordial era que la iglesia de Cristo no usaba los instrumentos, pues no aparecían como parte de los servicios de adoración que están señalados en el Nuevo Testamento y que, además, con ellos no se estaba agradando a Dios, sino al ser humano.

El único instrumento que en su parecer estaba permitido bajo la autoridad de los apóstoles era la voz natural según Efesios 5:19: «Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones» .

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Agregaban que Dios no es humano, sino es Espíritu, por lo que lo que daba placer al hombre, no necesariamente le daba placer a Dios y que, en definitiva la única forma de agradar a Dios era seguir su santa palabra, ya que a través de ella se podía conocer cual era su voluntad.

Alegaban que en el Nuevo Testamento, estaba todo lo que se necesitaba para adorar en espíritu y verdad a Dios, en ninguna de sus páginas había ningún mandamiento de Dios sobre los instrumentos.

Iglesias Cristianas independientes

Igualmente se identificaban con el movimiento religioso que tenía por objeto restaurar la Iglesia según los preceptos del Nuevo Testamento de la Biblia. No se consideraban una denominación cristiana propiamente dicha, pues decían ser miembros de la Iglesia que Jesús de Nazaret estableció.

Compartían las mismas raíces históricas y doctrinales que sustentaban el Movimiento para la Restauración, así como con congregaciones que tenían nombres similares.

Trabajaban de forma totalmente autónoma. Podían hacer uso de la música instrumental dentro de su culto, apoyarse en los oficios de un predicador y constituir organizaciones paraeclesiásticas.

Movimiento para la Restauración

Para este grupo de iglesias el silencio claramente profesado en el Nuevo Testamento era tomado como un área de libertad y acotaban que lo que no estaba explícitamente autorizado en el Nuevo Testamento podía ser usado, siempre y cuando no se arriesgara la fidelidad y no hubiera una prohibición bíblica.

Ahora bien, aun cuando no tenían ninguna afiliación de denominación formal con otras congregaciones, podían compartir muchas características de creencias y de culto.

Muchas de estas congregaciones en esta tradición incluyen las palabras «Iglesia cristiana» o «Iglesia de Cristo» en su denominación.

Discípulos de Cristo

Este grupo se convirtió en una denominación oficial con casa matriz y jerarquía. Fue una denominación cristiana restauracionista fundada por Thomas y Alexander Campbell para restaurar el cristianismo primitivo y acabar con el denominacionalismo.

Era de tendencia liberal y promovía más la unidad de la Iglesia que la restauración del modelo del Nuevo Testamento. Sin embargo, dentro de la denominación era posible encontrar diversidad de pensamientos e incluso hoy en día existe mucha libertad para la congregación local.

Todas sus creencias estaban basadas en la Biblia, practicaban, y aún lo hacen, el bautismo por inmersión, la comunión era libre y celebraban, al igual que hoy, la eucaristía abierta a cualquier cristiano.

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Abogaban por una comunidad sacramental, de alianza surgida por la gracia divina y sostenida en su vida por el Espíritu Santo. Además del bautismo, aceptaban la cena del Señor como sacramentos de la iglesia e imprescindibles para ser distinguido como Discípulo de Cristo. Para ellos el bautismo era la entrada como miembro de la iglesia universal y la sagrada comunión como acto central del culto dominical rememorando la Santa Cena.

Aspectos en común

A pesar de que el Movimiento para la Restauración se caracterizaba por la diversidad, por un lado, y, por otro, era contrario a la utilización de credos y confesiones, existen aspectos que son comunes,que se conservan actualmente.

  • Mantienen sus nombres de Iglesia de Cristo, Iglesia Cristiana o Discípulo de Cristo, porque es una iglesia que pertenece a Cristo y como tal solo debe llevar su nombre.
  • Cada congregación local debe ser autónoma, lo que implica que no existe jerarquía ni autoridad sobre dicha congregación aparte de la Biblia.
  • Reciben como cristiano a cualquier persona que predique estos esenciales, sin importar de que grupo o denominación proceda, haciendo honor a uno de sus lemas que dice: «no somos los únicos cristianos; pero somos únicamente cristianos«.
  • Todas las semanas celebran la Cena del Señor cada semana, practican el bautismo de adultos creyentes por inmersión para la redención de los pecados y regeneración.
  • Todos comparten la creencia que mediante el bautismo Dios otorga la salvación que Cristo ganó en la cruz al creyente.
  • Todas persisten en la búsqueda del evangelio simple, que es básico para alcanzar la unidad.
  • Para todos, el patrón del Nuevo Testamento en cada iglesia local está constituido por un grupo de ancianos/pastores y normalmente el predicador es uno de ellos con potestad por su ancianidad.

Los críticos consideran que, a pesar de las dificultades y conflictos que han tenido que afrontar, se trata de un buen Movimiento, en vista de que la finalidad que los mueve a actuar es noble, en la que se respeta la pureza doctrinal y se afanan por la unidad de la Iglesia, sustentada en la fuerza de la verdad.

 Principios fundamentales de este movimiento

El Movimiento para la Restauración se ha caracterizado por varios principios fundamentales:

  • Mantener la unidad del cristianismo, siendo Cristo objetivo de la creación de una iglesia.
  • Aun cuando haya credos distintos, los cristianos deben poder llegar a un consenso cimentado en la Biblia.
  • A pesar de la diversidad de tradiciones eclesiásticas, los cristianos deben poder preceptos comunes, siguiendo la práctica de la iglesia primitiva.
  • Aunque se tengan nombres de división de origen humano, los cristianos deben poder hallar denominaciones comunes empleando nombres bíblicos para la iglesia, tales como «Iglesia cristiana», «Iglesia de Dios» o «Iglesia de Cristo» y evitar el uso de «metodista», «luterana «, entre otros.
  • Hacer énfasis en las prácticas cristianas comunes y eliminar todas las doctrinas y costumbres divisionistas.

Alexander Campbell

 Grandes figuras que lo lideraron

Los primeros líderes del movimiento fueron: Barton W. Stone, Thomas y Alexander Campbell, y Walter Scott. A continuación, revisaremos de manera sucinta su biografía y sus aportes al Movimiento.

Barton W. Stone

El más reconocido evangelista estadounidense de la época del Segundo Gran Despertar de principios del siglo XIX en los Estados Unidos. Stone apoyó en la celebración del Gran Avivamiento de Cane Ridge, luego del cual se llevó a cabo una jornada de comunión que duró varios días y en la que participaron casi 20.000 personas.

Después de renunciar a la Iglesia presbiteriana, Stone y otros ministros fundaron lo que llamaron la Iglesia Cristiana, sustentándose más en las escrituras que en un credo, pues consideraban que éste representaba la opinión del hombre.

Thomas Campbell

Fue un ministro presbiteriano irlandés. Ingresó después en una Escuela de Teología, en la que se dedicó a estudiar profundamente la Biblia. Cuando llegó a Estados Unidos se destacó durante el Segundo Gran Despertar. Comenzó el movimiento de reforma religiosa conocido como los Discípulos de Cristo en la frontera sur de Kentucky, al que se le uniría su hijo, Alexander. Su movimiento se fusionó en 1832 con el de Barton W. Stone, de tendencia similar para constituir el Movimiento para la Restauración.

Movimiento para la Restauración

Alexander Campbell

Fue un inmigrante escocés-irlandés ordenado ministro en los Estados Unidos. Se unió al movimiento de su padre Thomas Campbell de reforma religiosa. Ello condujo a la creación de iglesias cristianas no confesionales, en las que se hacía énfasis en la confianza en las sagradas escrituras.

Campbell había tenido experiencias similares en Escocia, que proponían el retorno al cristianismo originario. En 1832, el grupo de reformadores conducidos por los Campbell se asoció con el movimiento afín de Barton W. Stone en Kentucky. Sus congregaciones fueron identificadas como Discípulos de Cristo o iglesias cristianas, de las cuales surgieron muchas de las actuales Iglesias de Cristo.

Walter Scott

Fue un evangelista de mucha dedicación que ayudó a estabilizar el movimiento Campbell, contribuyendo en la conformación del posterior Movimiento para la Restauración, junto con Barton W. Stone, Thomas Campbell y el hijo de Thomas, Alexander Campbell.

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