Santa Verónica fue la mujer que logró tender en un velo la sagrada imagen de Cristo con un paño, o una pequeña túnica. Este velo fue conocido en el mundo cristiano como El velo de Verónica. Descubre más información interesante sobre esta santa cristiana.
Historia de Santa Verónica
Se presume que el nacimiento de Santa Verónica fue en Christedom, un pequeño pueblo ubicado en Tierras Santas. Verónica estuvo presente en el viacrucis que terminó con la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo. Ella, al ver que el hijo de Dios estaba sediento y sudado al pie de la santa cruz, le ofreció un paño. Cuando Jesucristo se cubrió la cara con el bello paño, su rostro quedó marcado en el pañuelo como un retrato.
Santa Verónica no podía creer lo que había sucedido, sin embargo, se llenó de alegría al descubrir que el rostro del hombre que más alabó se quedó como una fotografía en su pequeño pañuelo. Tomó la decisión de llevar el objeto hasta Roma para exponerlo al público devoto. Santa Verónica no sólo guardaba su pañuelo sagrado, porque al parecer poseía reliquias que pertenecieron a la virgen María.
Las autoridades de Roma declararon que el paño que tenía San Verónica era uno más de los objetos preciados de la virgen. Ellos denominaron el pañuelo como Vera icon (que quiere decir las verdaderas imágenes de Nuestro Señor Jesucristo). El nombre de Santa Verónica se vio involucrado en varias leyendas, debido a lo asombrosa que es la historia de su velo sagrado. La cultura popular también intentó otorgar otro significado de Verónica, pero el más arraigado fue el de la Vera icon.
Verónica también fue una santa con altos conocimientos sobre la enfermería, ya que ayudó a curar a unos bohemios de Tiberio. Santa Verónica les pidió a los hombres que sujetaran el pañuelo con la imagen de Cristo con la mano derecha por unos minutos. Pasado ya un lapso de tiempo prudente, los hombres mostraron una mejoría y dieron gracias a la santa por haberlos salvado.
La gran Verónica es una de las pocas santas que logró contraer matrimonio por su propia voluntad. Hay que recordar que otras de ellas se han negado frente al sometimiento de sus padres, como el caso de Santa Valeria. Su esposo, llamado Zacheus, fue su más fiel acompañante, porque permaneció de manera incondicional junto a ella cuando viajó a Roma para bendecir su pañuelo ante las autoridades laicas.
Nuevamente Santa Verónica se vio en la necesidad de viajar para dar a conocer las reliquias que tenía en su poder. Esta vez se dirigió al Soulac. Lamentablemente, la santa decayó en su enfermedad hasta fallecer. Allí mismo es bautizada como la mujer del pañuelo Verónica. Esta santa es confundida con otra Verónica, quien repartió algunos rastros sanguíneos del gran San Juan Bautista, el primo de Jesús.
Santa Verónica se estableció en Roma a posteriori de su imagen. Llegó a compartir en algún momento de la historia, el recinto junto a San Pedro y San Pablo. Cuando la santa presintió que iba a morir, deja encargado su paño sagrado al Sumo Pontífice Clemente.
Vida de Santa Verónica
Santa Verónica fue una piadosa mujer que pudo presenciar la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo en el Monte Calvario. En una de las estaciones, la mujer se acercó ante un moribundo Jesús para limpiar su rostro ensangrentado. También pudo limpiar el sudor de su cara, como símbolo de la tortura que sufrió por parte de sus verdugos. Lo más asombroso sobre el paño, es que el rostro del hijo de Dios queda retratado en él y formó parte de las reliquias sagradas.
El pañuelo es conocido por el mundo cristiano como Santa Faz o El velo Verónica, que quiere decir la imagen verdadera de Cristo. Este pañuelo fue muy importante en su descubrimiento, porque forma parte de los pocos objetos que quedó de Jesús en la tierra. El nombre de Verónica es bastante antiguo, ya que apareció en unos apócrifos llamados Las actas de Pilatos. Se desconoce la procedencia de este manuscrito, pero el mismo menciona que el pañuelo es una reliquia sagrada.
No obstante, el nombre de Verónica puede presentar varias acepciones. Por ejemplo, el término deriva de Berenice, que ya había aparecido incluso antes del siglo IV. Para el momento su significado era “quien viven dentro de la victoria”. A su vez, el nombre estuvo estrechamente ligado a aquellos evangelistas sinópticos que fueron socorridos por Dios Nuestro Señor.
La tradición cultural sigue manteniendo que Santa Verónica viviói parte de su vida en Jerusalén. Con un pequeño manto pudo limpiar las heridas que traía consigo Jesucristo en pleno viacrucis hasta el Monte Calvario. Su pañuelo es bendecido en Roma, además, la santa fue curada por Tiberio, ya que llegó indispuesta posteriormente de su viaje.
La gran Verónica es una de las pocas santas que logró contraer matrimonio por su propia voluntad. Su esposo, llamado Zacheus, fue su más fiel acompañante, porque permaneció de manera incondicional junto a ella cuando viajó a Roma para bendecir su pañuelo ante las autoridades laicas.
Nuevamente Santa Verónica se vio en la necesidad de viajar para dar a conocer las reliquias que tenía en su poder. Esta vez se dirigió al Soulac. Lamentablemente, la santa decayó en su enfermedad hasta fallecer. Allí mismo es bautizada como la mujer del pañuelo Verónica. Esta santa es confundida con otra Verónica, quien repartió algunos rastros sanguíneos del gran San Juan Bautista, el primo de Jesús.
Día de Santa Verónica
El día o Santoral de Santa Verónica es el 12 de julio. La primera fiesta de Santa Verónica se desempeñó en el año 1300. Las autoridades del Vaticano en ese mismo año designo al pañuelo de Verónica como una de las maravillas del pueblo romano. El paño pertenece hasta el día de hoy a la Basílica de San Pedro, lugar que habitó por primera vez San Valerio.
Para el año 1600 Roma estuvo en crisis, debido a que el pañuelo de Verónica se había extraviado momentáneamente, pero milagrosamente fue encontrado en una capilla llamada Santa Faz, por ello también adquirió ese nombre aparte de Verónica. El Papa Benedicto XVI logró bendecir el pañuelo cuando visitó la capilla en el año 2006.
Paño de Santa Verónica
Las autoridades de Roma declararon que el paño que tenía San Verónica era uno más de los objetos preciados de la virgen. Ellos denominaron el pañuelo como Vera icon (que quiere decir las verdaderas imágenes de Nuestro Señor Jesucristo).
El nombre de Santa Verónica se vio involucrado en varias leyendas, debido a lo asombrosa que es la historia de su velo sagrado. La cultura popular también intentó otorgar otro significado de Verónica, pero el más arraigado fue el de la Vera icon.
Tomó la decisión de llevar el pañuelo hasta Roma para exponerlo al público devoto. Santa Verónica no sólo guardaba su pañuelo sagrado, porque al parecer poseía reliquias que pertenecieron a la virgen María. En el año 1300 fue exaltado como maravilla del pueblo romano.
Algunos textos antiguos explican que el paño de Santa Verónica reposó en manos del Papa Sergio IV durante el año 1011, específicamente un 23 de noviembre. Posteriormente, el velo descansó en la Basílica de San Pedro, hasta convertirse en un punto referencial turístico para las visitas y contemplaciones. Allí bautizaron el objeto como el sudario de Cristo. El Papa Juan VII dedicaba horas enteras en oración a Santa Verónica y su pañuelo, porque sostuvo que era muy milagroso.
El sudario de Cristo o pañuelo de Verónica aparece como elemento intertextual en La Divina Comedia de Sante, en especial en el canto XXXI, En el viacrucis, Verónica se detiene entree la sexta y séptima estación para dar uso a su pañuelo. El rostro de Jesús quedó marcado para siempre dentro de aquel trozo de tela blanca. Los historiadores del arte moderno intentaron realizar cuadros y pinturas que recordaran aquel objeto maravilloso.
En 1527, en las tabernas de Roma se vendieron millones de copias sobre este pañuelo bendito, que fue manufacturado por las monjas de la Basílica, con el propósito que cada quien tuviera uno a la mano, no sin antes ser bendecidos por el Papa en esa oportunidad. El martirologio estableció como 3 de febrero el santoral del pañuelo Verónica, así como también fue designada para la virgen de la Candelaria.
El paño de Verónica ha sufrido varios robos o extravios de la Basílica de San Pedro. Para esos días, la ciudad de Roma estuvo consternada ante lo sucedido. Milagrosamente el objeto apareció en la capilla de Santa Faz y nuevamente fue devuelto a su lugar de reposo. Según varios teólogos, Santa Verónica jamás existió, especialmente San Carlos Borromeo se apoyó en esta idea, al no estar de acuerdo con su culto.
Ahora no se sabe a ciencia cierta si el pañuelo aún permanece a la Basílica de San Pedro, debido a las millones de copias reproducidas que pudieron confundirse con el paño oroginal. Muchas de esas reproducciones fueron distribuidas a lo largo y ancho de toda Europa. Roma creó una ley que prohibía terminantemente la producción de esos pañuelos e incluso, se solicitó la destrucción de ellos ya estando en el mercado.
Ya para el siglo XVII no aparecieron más réplicas del pañuelo Verónica en las tiendas o vendimias. En 1632 Francesco Mochi fabricó una escultura de Santa Verónica con la figura sosteniendo un pañuelo en sus manos. Como el pañuelo de Verónica apareció en la capilla de Santa Faz, las autoridades permitieron llevar una de las copias antes de ser destruida.
Novena a Santa Verónica
La novena a Santa Verónica consiste en una serie de oraciones sucesivas mediante nueve días consecutivos. Este rosario da inicio el 3 de julio para culminar el 12 de julio en celebración de su santo.
Primer día
Oh Santa Verónica bendita, tú que fuiste bendecida especialmente por Cristo, al plasmar su retrato en tu fina tela. Que fuiste recibida en el cielo con los brazos abiertos de María, la virgen y de Dios Todopoderoso. Te invoco en esta especial novena para darte gracias por tan bello objeto de culto, que sirvió para conocer el verdadero rostro de Jesús en el Monte Calvario. Te pido para que siga el ejemplo de Cristo y entregar todo lo que tengo para adorarlo con firmeza.
Mi santa adorada, otórgame tu hermosa bendición, que confiere de tu glorioso pañuelo. Cúbreme de tu velo para que nada me haga falta, ni el amor de Dios y tampoco tu protección.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén. Como todo católico, es indispensable conocer el Rosario a la virgen María como la novena más fundamental de todas.
Segundo día
Gloriosa Santa Verónica, que en tu paño quedo registrada la facción doliente de Jesús en el viacrucis doloroso. Confiereme de los dones virtuosos de Dios Todopoderoso, para ser una buena persona en todo sentido de la palabra. Alimentame de la sabiduría necesaria para tomar las mejores decisiones en los momentos difíciles de mi vida. Oh paño sagrado, bendiceme en nombre de tu protectora Santa Verónica.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén. Entre otros rosarios que abren la mente y el espíritu, se encuentra la novena a San Agustín, uno de los geandes filósofos de la iglesia.
Tercer día
Oh milagrosa Santa Verónica, amadísima y purísima frente a la mirada compasiva de Dios Nuestro Señor. En este día tercero te invoco para la protección de mi familia y de mis bienes, para que no se lleguen a perder frente a esta olvidadiza memoria. Facultame de la lucidez necesaria para recordar cosas importantes o que son claves al momento de mi trabajo. Cuida a cada integrante de mi familia, para que las malas lenguas no los alcancen en ningún momento.
Doblega a aquellos enemigos, amansalos para que no les llegue a causar daño en el futuro. Hazles comprender que vivir en sentimiento de odio y rencor no los conduce a ningún lado. Pañuelo sagrado, espejo de virtud, purisima Verónica, acoge con prontitud esta petición.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén.
Cuarto día
Oh virtuosa Santa Verónica bendita, que padeciste al ver al hijo de Dios postrado en la santa cruz, con su rostro lleno de sangre y su mirada elevada al cielo, te pido para ser piadoso(a) con mi prójimo, para ayudarlos de la mejor manera posible. Que se avive en mi el espiritu altruista, para auxiliar a los huérfano, enfermos, viudas, desahuciados y demás individuos que afronten situaciones de conflicto extremo.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén. Un santo verdaderamente caritativo que ayudó a miles de mujeres fue San Gerardo, patrón de las embarazadas.
Quinto día
Bendita seas por siempre San Verónica, que al empapar tu sagrado pañuelo hiciste lucir el rostro maltratado de Jesús. Oh santa mía, ten compasión del alma mía, que en estos momentos se encuentra en suma aflicción. Te suplico para que limpies con el sudario de Cristo estas lágrimas derramadas de tanta tristeza. Alivia mis penas para poder vivir en plenitud libremente. Hazme conocer los senderos que me indiquen la luz al final del túnel, para recobrar mi alegría.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén.
Sexto día
Clementísima Santa Verónica, amorosa y compasiva para tu prójimo, que seguiste fielmente los preceptos de Dios hasta llegar al pasaje celestial, donde gozas con tu objeto sagrado de las bondades de Jesús. Te imploro para obtener suerte en el amor, ya que esta soledad me está agobiando. Llena mi corazón de la flama roja ardiente de pasión, para que alguien de buenos sentimientos se fije en él desinteresadamente. Atrae el amor hacia mi vida, que yo lo sabré apreciar.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén. Si aún no has conseguido ese amor, en los rituales a la santa muerte tendrás un gran apoyo.
Séptimo día
Oh Santa y venerada Verónica, que fuiste bendecida por la comunidad romana al obsequiar una de las reliquias más importantes de la cristiandad, tal y como lo fue el hermoso pañuelo Verónica. Te ruego en nombre de tu objeto sagrado para lograr conseguir un empleo estable y digno de mis capacidades. Me encuentro en dolor al saberme desempleado(a) y con tanto potencial por explotar en un buen comercio.
Libérame de esta racha negativa con un empleo seguro, oh santa mía, para solventar los gastos familiares y propios también. Otorgame ese trabajo que tanto he necesitado en este episodio de deudas y cuentas que pagar.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén.
Octavo día
Gloriosa y sabia Santa Verónica, digna mujer del Jerusalén, que a expensas de ser casada siempre mostraste interés en defender los preceptos de Dios. En nombre de ese matrimonio que sostuviste, te pido que ayudes a mejorar mi relación de pareja, ya que las injurias y chismes hicieron romper lo que un día nació con tanto amor. Ayúdame a sanar estas heridas del corazón con el regreso de mi gran amor, hazle entender a su alma orgullosa que aquí le espero fielmente. Limpia mis lagrimas con el santo sudario.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén.
Noveno día
Oh bendita Santa Verónica, en este día noveno te venero dandote las gracias, por haber atendido a cada una de mis súplicas. Reitero mi devoción a ese majestuoso pañuelo que limpio la sangre derramada por Nuestro Señor Jesús que está en el reino de los cielos, y sentado al lado derecho del Altísimo, donde juzga cada proceder de los hombres en la tierra. Sigue llenando mi vida de mucha prosperidad, amor, unión familiar y principalmente de tu magna protección, para que nada me falte.
Oh Dulce Verónica, aplaca la dureza de mi carácter, para ser compasivo(a) ante situaciones apremiantes, así como te apiadaste de Cristo al ofrecerle tu santo paño para limpiar su rostro. Escucha con atención cada una de estas plegarias dirigidas con tantísima humildad en esta novena. Amén.
Oración a Santa Verónica
-Señor Dios Todpoderoso, que serviste de testigo a la pura Santa Verónica, para presenciar con ojos compasivos la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesús, haz que sepamos valorar los misterios de la santa cruz, así como la resignación para ver con misericordia el sacrificio del hijo de Dios para salvar a todos los hombres de la tierra. Oh Vaerónica, que sufriste durante la 6° estación del viacrucis, quita de nuestras almas todas las penas que nos aguardan.
Así como tú viviste la pasión de Cristo en el Monte Calvario, suplico que me liberes de mi propio calvario, para reconfortarme en los brazos paternales de Dios y poder contar con la bendición de tu unigénito hijo Jesús. Que el cordero de Dios y la paz siempre estén conmigo en todo momento, para estar más tranquilo(a) siguiendo el ejemplo que dio cristo para todos los hombres. Amén.
Oración a Santa Verónica para el amor
Clementísima Santa Verónica, amorosa y compasiva para tu prójimo, que seguiste fielmente los preceptos de Dios hasta llegar al pasaje celestial, donde gozas con tu objeto sagrado de las bondades de Jesús. Te imploro para obtener suerte en el amor, ya que esta soledad me está agobiando. Llena mi corazón de la flama roja ardiente de pasión, para que alguien de buenos sentimientos se fije en él desinteresadamente. Atrae el amor hacia mi vida, que yo lo sabré apreciar. Amén.
Oración a Santa Verónica para conseguir empleo
Oh Santa y venerada Verónica, que fuiste bendecida por la comunidad romana al obsequiar una de las reliquias más importantes de la cristiandad, tal y como lo fue el hermoso pañuelo Verónica. Te ruego en nombre de tu objeto sagrado para lograr conseguir un empleo estable y digno de mis capacidades. Me encuentro en dolor al saberme desempleado(a) y con tanto potencial por explotar en un buen comercio.
Libérame de esta racha negativa con un empleo seguro, oh santa mía, para solventar los gastos familiares y propios también. Otorgame ese trabajo que tanto he necesitado en este episodio de deudas y cuentas que pagar. Amén.
Oración a Santa Verónica por la familia
Oh milagrosa Santa Verónica, amadísima y purísima frente a la mirada compasiva de Dios Nuestro Señor. En este día muy especial te invoco para la protección de mi familia y de mis bienes, para que no se lleguen a perder frente a esta olvidadiza memoria. Facultame de la lucidez necesaria para recordar cosas importantes o que son claves al momento de mi trabajo. Cuida a cada integrante de mi familia, para que las malas lenguas no los alcancen en ningún momento. Amén.
Iglesia de Santa Verónica
A lo largo y ancho de Europa se edificaron numerosas iglesias bajo el nombre de Santa Verónica, como las siguientes:
- Basílica de Santa Verónica, encontrada en el pueblo de Caldé, en Portugal
- Monasterio de Santa Verónica en Ziertheim, perteneciente al Bayem
- Iglesia de Santa Verónica en Alemania, específicamente hallado en el pequeño pueblo de Blink
- La iglesia de Santa Faz, quizá la más importante dentro de las mencionadas, porque allí apareció milagrosamente el paño Verónica, que había desaparecido de la Basílica de San Pedro. Se encuentra en Filipinas.
- Iglesia de Santa Verónica en la ciudad de Verónica, Buenos Aires, Argentina.
También hay que mencionar la participación de la Basílica de San Pedro como lugar donde se resguardó el pañuelo Verónica por muchos años. De la manufactura excesiva de copias sobre el pañuelo, no se sabe con exactitud si el paño que conservan hasta la fecha es el original, o por el contrario es una copia más que se distribuyó por toda Europa. Los historiadores en el siglo anterior recaudaron pruebas, sin decantar por una decisión definitiva.