Descubre cómo San Gregorio Magno, un monje y luego obispo, llegó a convertirse en el Papa que impuso la majestad de la Iglesia en todo el mundo antiguo, además aprende sus oraciones y los milagros con los que puedes ayudarte.
Biografía o vida de San Gregorio Magno
San Gregorio Magno nació en la capital de Italia, en el año 540, fue hijo de un alto funcionario, un Senador, romano llamado Gordiano y su madre, de nombre Silvia, era una mujer reconocida por sus obras de generosidad. La familia de San Gregorio Magno tenia gran influencia en el ámbito religioso y político de Italia del siglo VI, en era bisnieto del Papa Félix III y nieto del Papa Félix IV, y tuvo dos tías que llegaron a ser monjas.(Ver: cuántos papas han existido desde la antigüedad hasta nuestros días)
Italia, desde finales del siglo V y gran parte del siglo VI, sufrió grandes invasiones de Atila, de los lombardos y ostrogodos, que propiciaron la caída del Imperio Romano Occidental, estableciendo el Imperio Bizantino cuya capital Bizancio, en Grecia, se atribuiría la denominación de Nueva Roma, y Roma, sería la Sede Pontificia, de la cada vez más consolidada religión católica, en ese contexto histórico viviría San Carlos Magno.
Gracias a las acciones militares del Emperador del Imperio Romano Oriental, Justiniano I, que desterró de Roma, en el año 553, por medio de su general Narsés, a los ostrogodos, invasores germánicos que habían establecido su reinado en Italia, se logró que Roma, Sicilia, Rávena, y otras zonas del Imperio Romano vivieran unos años de relativa paz, por lo que San Gregorio Magno pudo completar su formación académica.
San Gregorio Magno fue educado siguiendo la tradición familiar de apego a la doctrina católica, y teniendo, como ejemplo a la obra de Jesucristo, a sus tías paternas que eran monjas y a sus antepasados, los Papas Félix III, y Félix IV, por lo que, al asumir el cargo de Prefecto de la ciudad de Roma, a la edad de 30 años, San Gregorio Magno, desarrolló una magistratura orientada al servicio de las personas, que lo harían muy apreciado por el pueblo romano.
Luego del fallecimiento de su padre en el año 573, heredó una gran fortuna que incluía grandes edificaciones, pero, por su vocación de servicio a Dios, decidió renunciar a su cargo como prefecto de Roma y dedicarse a contribuir con la vida en los monasterios, dejando de lado la vida mundana que le deparaba su actividad en la política.
San Gregorio Magno fundó, con los bienes recién adquiridos, el Monasterio de San Andrés en el Monte Celio, en una de las siete colinas de Roma, y que aún hoy en día existe, regido por los monjes Camaldulenses.En el Monasterio de San Andrés, se dedicó con mayor placidez a la oración y a la lectura, en especial leía sobre San Benito de Nursia, sobre la filosofía cristiana de San Agustín, 354-430.
Además estudiaba sobre la vida de todos los santos y Papas, entre ellos a San Jerónimo, uno de los Padres de la Iglesia Católica, quien tradujo la Biblia al latín en una edición para ser mejor entendida, y a la que se le denominó la Vulgata, vigente hasta finales del siglo XX, escritos cristianos que afianzarían en San Gregorio Magno su vocación servicial a Dios, y su conocimientos sobre la doctrina católica.
Durante su corta vida en el Monasterio de San Andrés, fue frecuentemente visitado por su madre, Silvia, quien generalmente le llevaba una buena comida, debido a que San Gregorio Magno tenía la costumbre de practicar prolongados ayunos, y su madre, que llegaría a ser reconocida como Santa Silvia de Roma y de Sicilia, por su gran generosidad, no escatimaba esfuerzos en ayudarle a mantenerse en buena salud.
San Gregorio Magno estableció otros 6 monasterios en Sicilia y Roma, imponiendo en ellos la Regla de San Benito de Nursia, siguiendo el ejemplo de los monjes Benedictinos. En su austera vida monástica promovió comisiones misioneras a varias regiones de Italia e Inglaterra, logrando tener gran prestigio como servidor de Jesucristo, que le valdrían hacerse muy cercano del sucesor de San Pedro de ese entonces, el Papa Benedictus I.
En año 579, San Gregorio Magno, es investido oficialmente como servidor de Jesucristo y de la Iglesia Católica al ser nombrado Diácono, aunque algunos historiadores señalan que fue Pelagio II, quien le dio tal nombramiento, fue el Papa Benedictus I ( Papa del 575- al 579) quien lo proclamó como Diácono y le encomendó algunas zonas de la entonces sitiada ciudad de Roma.
Durante el sitio a Roma, en el año 579, por los lombardos, fallece el Papa Benedictus I, y le sucede en la Santa Sede el Papa Pelagio II, Papa entre los años 579 y 590. El Papa Pelagio II hizo de San Gregorio Magno uno de sus más cercanos consejeros, y, en virtud de tal consideración, lo envió en el año 579 como su embajador, con el título de apocrisiario, a la capital del Imperio Romano de Oriente, con el fin de conseguir el cese del cerco sobre Roma.
San Gregorio Magno estuvo en Constantinopla al menos durante seis años, en dicha ciudad conocería a San Leandro, insigne servidor de Jesucristo en España, que logró la conversión al cristianismo de muchos bárbaros, además de ser hermano de San Isidoro, escribió la Regla de San Leandro.
En año 585 retorna a Roma, aunque su intención era seguir en su vida monástica e ir a predicar a las Islas Británicas, el Papa Pelagio II le otorga el cargo de la Secretaría de su papado. Durante el desempeño de la jefatura de la Secretaría de la Santa Sede, San Gregorio Magno realizó buenas obras en beneficio del pueblo de Roma, labores que lo hicieron ser muy apreciado y ya lo revestían de una aureola de santidad.
A finales del año 589 la ciudad de Roma fue azotada por fuertes aguaceros que causaron el desbordamiento del río Tíber, inundando todas las áreas bajas de la ciudad y destruyendo las cosechas, además propició una epidemia de peste bubónica que causó estragos en la población romana. La plaga bubónica alcanzó al Palacio de Letrán, sede papal, infectando al Papa Pelagio II, causándole la muerte el 07 de febrero del año 590.
La muchedumbre se refugió en las iglesias, desde donde pedirían que San Gregorio Magno fuera nombrado Papa, por las obras, que en favor del pueblo, realizaba como jefe de la Secretaría Papal, y por la buena reputación que gozaba entre la élite dirigente de Roma, San Gregorio Magno fue proclamado Papa, en el año 590, convirtiéndose en el primer monje en alcanzar tan sagrada distinción.
El Papa Gregorio I, en los primeros meses de su pontificado se dedicó a restablecer el orden en su administración eclesiástica, empezando por reemplazar a uno de sus principales secretarios, del cual dijo que era mejor no hablar de su reputación porque ponía entredicho la moral de la iglesia, en su lugar designó a un vicedminus como encargado de los asuntos del palacio y de vigilar la solemnidad en la Santa Sede.
San Gregorio Magno desde que asumió su puesto como Vicario de Cristo predicó casi sin descanso, se conocen muchas homilías que dictó sobre el Evangelio y cerca de dos docenas referentes al visionario profeta Ezequiel.
San Gregorio Magno fue uno de los Papas que más visitudes enfrentó junto al pueblo de la ciudad de Roma, porque tuvo que hacerse cargo de muchos de los pobres que padecían hambre, y para solucionar esa calamidad, ya que el mismo pueblo le solicitaba su ayuda, hizo los trámites para que el gobernador de Sicilia le enviase alimentos, también enfrentó, en año 592, la invasión del Rey Lombardo Agilulfo, con el arte de la diplomacia.(Ver: ¿qué es la iglesia para los católicos?)
San Gregorio Magno tuvo que firmar una tregua, que obligaba a la Iglesia a cancelar una tributación de unas 500 piezas de oro, para que los lombardos levantaran el asedio a Roma. Como sumo pontífice unos de sus primeros objetivos fue predicar las enseñanzas de la doctrina cristiana, para restablecer la fe católica bajo la luz del cristianismo, ya que por tantas calamidades e invasiones muchos habían perdido su norte religioso.
La majestad del Imperio Romano Occidental había desaparecido, quedando la institución de la Iglesia como único referente del pueblo en lo que concierne a gobernabilidad, y San Gregorio Magno supo dar repuestas a esta situación, al atender los asuntos que eran responsabilidad de las autoridades imperiales, y sin embargo, San Gregorio Magno nunca descuidó su principal deber como Papa, el de predicar la santa palabra de Dios.
La influencia de San Gregorio Magno, como Papa, abarcó toda Europa y gran parte del Imperio Romano Oriental, ya que en todo el continente reguló, al implantar su Regla Pastoral la vida en los monasterios, además fue el promotor de la música eclesiástica al patrocinar los cantos en las misas, cantos originales que se conocen como los cantos gregorianos.
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El Papa San Gregorio I, Magno, fallece a los 64 años, en el año 604, y era el 64º Papa. Sus restos se encuentran en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. San Gregorio Magno fue designado como Doctor de la Iglesia en año de 1295, por el Papa Bonifacio III, (1294 a 1303), y es considerado Padre de la Iglesia Occidental, su santoral es el 03 de septiembre en recuerdo a su ordenamiento episcopal.
San Gregorio Magno, el Papa Gregorio I, fue grande al darle ímpetu al proceso evangelizador de Europa, fue magno al estar al servicio de los más necesitados, y fue extraordinario al propiciar la luz de las santas escrituras entre una civilización en decadencia, es considerado magno por ser el siervo de los siervos de Dios. Su patronazgo se refiere a las almas del purgatorio, al sistema educativo religioso, al canto y la música, nos protege de las pestes.
San Gregorio Magno Papa
San Gregorio Magno, se convierte en Papa, el 64º, el día 03 de septiembre del año 590, y según los historiadores tuvo mucha cautela de asumir el cargo de sucesor de San Pedro, porque su vocación era ser monje, y antes de asumir tan alta responsabilidad comenzó a escribir su Regla Pastoral, con el fin de normar la vida monástica, siguiendo los pasos de San Benito de Nursia y su Regla Benedictina también destinada a regular la vida en los monasterios.
San Gregorio Magno fue promovido como Papa gracias a su fama como servidor del pueblo romano, que en esos tiempos pasaba por plagas y asedios de los bárbaros y de los invasores lombardos, además de la ya prácticamente desaparecida majestad del Imperio Romano Occidental. Unas de sus primeras obras fue servir como intermediario en la provisión de alimentos al pueblo romano, en la búsqueda de la reparación de los acueductos dañados.
San Gregorio Magno con su sentido de la diplomacia logró que se acabara el asedio, que sobre Roma mantenía el Rey Lombardo, mediante el pago, proveniente de los bienes de la Iglesia, de un tributo a los invasores. Igualmente atendió los asuntos de la Iglesia en otras ciudades de Italia y otras zonas europeas.
Con San Leandro mantenía correspondencia sobre cómo en España se estaba extendiendo el cristianismo, en esta nación prevalecía el arrianismo de los visigodos, pero que desde el concilio del III Concilio de Toledo, en el 589, adoptó como religión oficial al catolicismo.
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En año 596 envía a las Islas Británicas una misión con el objeto de acabar con el paganismo, como lo hizo San Patricio en Irlanda, esta misión a veces denominada Misión Gregoriana estaba a cargo del monje benedictino San Agustín, por lo que también se conoce como Misión Agustina, logrando la conversión al catolicismo del pueblo inglés y del Rey anglosajón Ethelberto, llamado luego Santo Ethelbert.
El Papa San Gregorio Magno I, reforzó las relaciones con las iglesias católicas orientales a las que conoció cuando, en el 579, estuvo en Constantinopla como embajador, apocrisiario, del Papa Pelagio II. Con los invasores utilizó la diplomacia, con el objetivo de sacar del paganismo a los bárbaros sajones y francos, logrando bautizar al hijo del rey de los lombardos,, con estas acciones fortificó la influencia del catolicismo en Europa.
Combatió el paganismo, sobre todo en el Reino Unido, haciendo que los santuarios paganos, fuesen cambiados por templos dedicados a Dios, esto fue logrando mediante el envío de misioneros a esas tierras adoradores de falsos dioses. San Gregorio Magno fue el pilar donde se fundamentó la grandeza de la Iglesia Católica Occidental frente al influjo de la Iglesia Oriental, de la que se diferenció al asentar la autoridad papal en los pueblos Europeos.
En la posesiones de la iglesia estableció un régimen de recaudación a cargo de varios rectores a los que, bajo juramento ante San Pedro, encargó la sana administración de los bienes eclesiásticos, la capitularia, estos rectores nombraban a su vez directores o defensores con lo este sistema le proveía una correcta contabilidad, con lo que pudo cubrir las necesidades de los más pobres y cancelar las imposiciones de los invasores lombardos.
Defendió la unidad de la iglesia frente al centralismo ecuménico que promovía la iglesia oriental, asentada en Constantinopla, cuyo obispo ejercía una supremacía sobre los de las demás regiones, exceptuando a Roma, ante esta situación San Gregorio Magno protestó en varias cartas, sin embargo fue gracias a la ayuda que prestó al Imperio Bizantino, frente a las invasiones lombardas, que la iglesia de Roma aumentó su prestigio y poderío.
Con el Imperio Bizantino bajo la influencia papal de Roma, San Gregorio Magno, restableció la doctrina de las dos espadas, enunciada por el Papa Gelasio I, (492 al 496), en la que se establece que existen dos poderes dominantes en el mundo uno temporal, el de los emperadores, y otro de carácter divino que es el de los papas y que tiene supremacía espiritual sobre todos los seres humanos sean reyes o emperadores.
La trayectoria papal de San Gregorio Magno duró unos 15 años, tiempo en logró la renovación espiritual de Europa, saneó y puso en orden las finanzas de la Iglesia Occidental y puso de relieve la autoridad papal sobre las demás soberanías, por ello es considerado como uno de los padres y doctor de la Iglesia Católica.
El Papa Gregorio I, fallece en el año 604, el 12 de marzo, y sus reliquias están depositadas en la Basílica Papal de San Pedro, en la ciudad del Vaticano, por su contribución al engrandecimiento de la fe cristiana es denominado el Papa San Gregorio Magno. (Ver: como es el Vaticano por dentro y todos sus misterios)
Pensamiento Filosófico de San Gregorio Magno
En sus obras escritas San Gregorio Magno nos ha legado todo un gran caudal de su pensamiento filosófico, su forma de pensar se sustentaba en la continua lectura y consulta de la Santa Biblia, libro sagrado guía para el correcto proceder en la vida. Su pensamiento filosófico se basaba en la humildad, y se resumía al definirse como siervo de los siervos de Dios, el ser consecuente con lo que se hace y con lo que se predica es otro rasgo de su pensamiento.
En sus homilías, en sus trabajos escritos, cónsonos con su actuar, expone su pensamiento al exhortar a los clérigos, sobre todo a los líderes, a mantener una actitud de servicio al prójimo, a comportarse acorde a los postulados de la religión católica. En su Regla Pastoral hace énfasis en que la vida monástica y la de los demás servidores de Dios, debe partir de la vocación servicial de predicar para los demás con humildad y dando ejemplo de rectitud.
Obras de San Gregorio Magno
En año 591 escribe la Regla Pastoral que un tratado para guiar la vida de los obispos, con la Regla Pastoral se manifiesta la supremacía religiosa del catolicismo, debido a que fue difundida en toda Europa, señala las virtudes que deben poseer los obispos, la metodología de la administración episcopal, y condena las prácticas de la simonía y establece la prédica basada en el público oyente, para que sea verdaderamente entendida.
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El objetivo de la Regla Pastoral es que los obispos y demás clérigos sean servidores de Jesucristo conscientes, motivados por el amor a servir a Dios y a rescatar las almas pecadoras, que sean personas de una convincente humildad y sobretodo de recto proceder. La Regla Pastoral fue compuesta en cuatro partes, en la primera parte indica las cualidades y conductas que deben poseer los que dirigen el magisterio pastoral.
La Segunda parte de la Regla Pastoral de San Gregorio Magno, explica cómo debe conducirse en su vida los líderes de la iglesia y demás servidores, en la tercera parte se señala la obligación de predicar y se establece una metodología de la predica, en la que se indica que la palabra de Dios debe estar dirigida al tipo de oyente, es decir, se debe tomar en cuenta la edad, la clase social, el nivel cultural, de quienes escuchan las sagradas escrituras.
En la cuarta parte San Gregorio Magno, exhorta a hacer de la oración un hábito necesario para conseguir la paz espiritual, recordándole a los pastores mantener el sentido de la humildad, y no sobrestimar las labores bien realizadas. La Regla Pastoral busca mantener la armonía interior, sin descuidar la felicidad personal, y los deberes que el servicio a Dios demanda.
Escribe la Moralia en Job en año 578 y la termina el año 595,que es un tratado que consiste en tener como fundamento de vida la moral cristiana, es buscar ser consecuente entre lo que se predica y lo que se realiza. Por sus comentarios al libro bíblico de Job, se ha vislumbrado una pedagogía psicología en San Gregorio Magno, Moralia en Job ha tenido gran influencia, por su praxis cristiana, en muchos personajes históricos, como Santo Tomás.
En su libro “Diálogos” narra la vida de varios santos italianos, especialmente La historia de San Benito de Nursia, con fin de dar a conocer que la santidad persiste entre las personas comunes aun en los tiempos más difíciles, en él San Gregorio Magno expone la tesis del purgatorio como un lugar de transición, en donde las almas son purificadas, basándose en el Libro de San Mateo, -12,31-. , “Diálogos” es otra de sus obras famosas.
Otra de las obras, vigentes, fue el soporte y promoción de la música litúrgica, que denominamos cantos gregorianos, San Gregorio Magno puso a disposición, para la formación musical, dos edificaciones una cerca del actual Vaticano, y otro en el palacio Laterano, que se conoce como Basílica de San Juan Bautista y Juan Evangelista.
Destituyó a los cantores seglares y promovió la formación de clérigos en arte musical e instituyó una Schola Cantorum como la voz unificadora del canto litúrgico de Roma, supervisó las composiciones musicales de las misas y demás actos en las iglesias, por eso su patronazgo abarca el arte musical.
En su pontificado la Iglesia Católica Occidental estableció su autoridad eclesiástica en todo el continente europeo, San Gregorio Magno puso en orden la economía de la iglesia, impulso la influencia del catolicismo en el mundo, durante los asedios a Roma ayudó a la población con alimentos, luego firma un armisticio con los lombardos para levantar el asedio a dicha ciudad, por sus obras es considerado Magno.
Frases de San Gregorio Magno
El caudal textual de San Gregorio Magno es el reflejo de la obra temprana de la iglesia por normar, en el sentido cristiano, la vida de sus seguidores, en sus homilías, sermones, misas y sobretodo en sus obras, como la Moralia en Job, Diálogos, y la Regla Pastoral, San Gregorio Magno hace énfasis en la parénesis, como un exhorto a ser seguir un sendero donde prevalezca la humildad, más si se es un obispo o un líder servidor de Jesucristo.
Sus frases con mayor contenido alentador son las que plasmó en su Regla Pastoral. Para referirse a unos esclavos, de origen anglo, que estaban vendiendo, y como alusión a su desacuerdo con tal práctica, San Gregorio Magno dijo;-No son anglos son ángeles.-, que se interpretó como;-.No son esclavos, son almas.-.
-.”El predicador debe mojar su pluma en la sangre de su corazón; podrá así también llegar al oído del prójimo“-.
–“El alma desposeída del temor de Dios busca su gloria personal-.
Su frase más icónica, que adoptaron varios Papas, es : -. Siervo de los siervos de Dios.-, con la cual deja asentado que la prioridad del servicio a Dios es servir al prójimo, en pos de salvaguardar las almas y es, en resumen, la exaltación, que San Gregorio Magno, hace al sentido de la humildad.
Orden de San Gregorio Magno
La Orden de San Gregorio Magno, se establece, en el año 1831, con el propósito de reconocer la ayuda y lealtad que prestaron los austriacos e italianos, cuando, por causa de la Revolución Francesa, le fueron incautadas sus tierras e invadieron la Santa Sede en tiempos del Papa Pío VIII, por su contribución a restaurar la autoridad del Reino Papal, el Papa Gregorio VI, sucesor de Pío VIII, instituye la Orden San Gregorio Magno.
La Orden San Gregorio Magno reconoce la lealtad, generosidad, y los servicios prestados a la Iglesia, actualmente la Orden se consta de tres categorías; Caballero Gran Cruz 1ª Clase, Comendador y Caballero, desde el año 1994, las mujeres pueden optar a esta Orden con las mismas prerrogativas que los hombres.
Su imposición, a quienes prestan sus servicios a la Iglesia Católica, mujeres o hombres, es mediante el recibimiento de una Cruz de ocho puntas, que, entre otros elementos, contiene la expresión “Sanctus Gregorius Magnus”. Ha sido reformada por Pío X en 1905 y Juan Pablo II en 1993.
Oración a San Gregorio Magno
¡Oh!, Jesucristo, Salvador del mundo, crucificado por nuestros pecados, te suplico, con humildad, líbrame del ángel oscuro, protege mi alma, y permite que San Gregorio Magno, interceda por este pecador ante el Altísimo Ser, y te prometo ser de buen proceder, Jesucristo, amado Redentor, con tu inmensa bondad, sáname de esta dolorosa enfermedad,_______, o, en mi hora final, sálvame del cautiverio del infierno, te lo ruego, por el Dios único y eterno. Amén.
San Gregorio Magno, luz de la iglesia, te pido, con humilde devoción, te suplico, por la Santísima Virgen María, excelsa sanadora, sana mi cuerpo, que se aleje de mi este mal,_______, intercede ante nuestro Señor Jesucristo, para que me conceda indulgencia, en la hora mi muerte, porque esta enfermedad es muy fuerte, líbrame del purgatorio San Gregorio, Magno, en ti confío, ruega por mi ante nuestro único Dios, para que me dé su bendición. Amén.
Novena a San Gregorio Magno.
San Gregorio Magno, realizó varias contribuciones a la liturgia de las misas, dictó homilías, sermones, su voz siempre estuvo presta a la predicación, es el santo que aboga por las almas cautivas del purgatorio, por ello es necesario que le dediquemos una Novena, en favor del eterno descanso de nuestros seres queridos, a sus nueve oraciones, el Papa Inocencio VIII, les otorgó una serie de indulgencias, con fin de salvar las almas de quienes las rezan.
